viernes, 31 de octubre de 2025

GRANDES INTERPRETES QUE PERECIERON EN AVIONAZOS

Por Joaquín Rivera Larios




La tarde del 24 de junio de 1935 la tragedia más grande de la aviación colombiana de la época, cegó la vida de Carlos Gardel (1890-1935), el más importante cantor de tangos de todos los tiempos, cuando por obra del viento chocaron dos aviones trimotores que aún estaban en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, Colombia, donde el cantante había hecho escala con rumbo a Cali, causando el incendio de los aviones. En las naves viajaban 20 personas, de las cuales fallecieron 17, entre ellos Gardel, músicos de su orquesta y el letrista de sus más célebres canciones, el poeta brasileño Alfredo Lepera. Los cuerpos quedaron carbonizados.




Un avionazo también nos privó de la actriz y cantante Blanca Estela Pavón, “la chorreada” en el film “Nosotros los pobres” que estelarizó junto a Pedro Infante, diva que se extinguió cuando solo tenía 23 años. El 26 de septiembre 1949 la estrella había actuado en Oaxaca y debía viajar a la capital de México para cumplir compromisos artísticos, por lo que abordó de emergencia un avión Douglas DC-3 que no logró superar la altitud y se estrelló contra elevación montañosa conocida como "Pico del Fraile". El cuerpo sin vida de la actriz, envuelto en un petate, fue descendido de la montaña en el lomo de una mula. Pedro Infante llegó al lugar de velación y entre sollozos exclamó: “Se nos fue la ‘Chorreada', se nos fue...”




En Mérida, Yucatán, casi 8 años más tarde, muere otro ídolo de la música, Pedro Infante (1917-1957),  a causa de un accidente aéreo ocurrido la mañana del 15 de abril de 1957. El avión se estrelló al pretender despegar de una pista en el patio trasero de un predio ubicado en la calle 54 de la ciudad de Mérida, tragedia en la que fallecieron sus tres tripulantes: el piloto, un mecánico y el actor mexicano. Además, una joven de dieciocho años murió debido al incendio que ocasionó el accidente al igual que dos predios incendiados y graves quemaduras a tres jóvenes que se encontraban cerca del lugar.



El martes 3 de febrero de 1959 murieron en accidente aéreo tres jóvenes estrellas del rock and roll Buddy Holly, de 22 años, Ritchie Valens, de 17 años, el cantautor que popularizó la versión rock de “La bamba” y The Big Bopper ("J. P." Richardson), de 28 años, junto con el piloto Roger Peterson, durante la gira que estaban llevando a cabo por Estados Unidos. Su avioneta de cuatro plazas "Beechcraft Bonanza" se estrelló en un campo de maíz de la pequeña localidad rural de Clear Lake (condado de Cerro Gordo), en el estado de Iowa. El accidente fue conocido como "El día que la música murió" por la canción de Don McLean «American Pie» (1971).





El cantante y compositor  estadounidense de música folk,  Jim Croce (1943-1973), famoso por su éxito "Time in a Bottle"murió en un accidente aéreo el 20 de septiembre de 1973, a los 30 años. El accidente ocurrió en Natchitoches, Luisiana, poco después de que el avión despegara de un concierto. Iba acompañado de otras cinco personas que fallecieron en la tragedia, incluyendo su guitarrista Maury Muehleisen.
 


Una tragedia aérea también cercenó la vida del músico de country y actor estadounidense, John Denver (1943-1997), uno de los músicos más exitosos de la década de los setentas, falleció el 12 de octubre de 1997, cuando la avioneta  Rutan Long-EZ (N555JD) se estrelló el 12 de octubre de 1997 en las inmediaciones de una playa del Océano Pacífico , cerca de Pacific Grove, California. Denver ya había sufrido un accidente aéreo en 1989




La Reyna de la banda, Jenni Rivera (1969-2012), se trasladaba en avión la madrugada del 9 de diciembre de 2012, con seis acompañantes, rumbo al Estado de México, luego haber actuado en Arena Monterrey, Nuevo León, para estar presente en el Reality show La voz…México, del que ella formaba parte como jurado. La nave que despegó del Aeropuerto Internacional de Monterrey "Gral Mariano Escobedo" a las 3 de la mañana, pero pocos minutos después los radares perdieron contacto con el avión. En horas de la tarde se informó que un avión se había estrellado en la Sierra Madre Oriental en el municipio de Iturbide en Nuevo León, México, confirmándose la muerte de la cantante, dos pilotos, su maquillista, peinador, abogado y publirrelacionista.




miércoles, 8 de octubre de 2025

EL ENCUENTRO DE JOAN SEBASTIAN CON LA INMORTALIDAD

Por Joaquín Rivera Larios




En agosto de 2015 se tributó merecido homenaje póstumo   en Premios "Tu Mundo", al compositor Joan Sebastián, protagonizado por Angelica María y  Lucero, la primera dijo: “Mi querido amigo tu viaje está hecho, la inmortalidad te espera”, destacando  el encuentro con la inmortalidad  del "Poeta del Pueblo", del "Rey del Jaripeo", gracias a su genio creativo  y su azarosa vida de amores, desamores, perdidas y cicatrices. 

Lucero, enfundada en un traje de charro y acompañada de mariachi, entonó con su melodiosa voz y carisma  "Quién iba a pensar", una de las más icónicas canciones del homenajeado. 



Las premoniciones casi siempre caen en el desierto de la incertidumbre, pero me atrevo a rubricar plenamente las palabras de Angelica María, ya que por su sencillez, ternura y candor el legado musical del “Poeta del pueblo”  perdurará de generación en generación, por el fuerte arraigo en el alma  colectiva, dado que expresa los sentimientos que se agitan en nuestro interior, pero carecemos de las palabras poéticas para manifestarlos.  




La primera persona de renombre que certifico el talento de Joan Sebastián y prácticamente le dio el banderillazo de salida en su carrera al éxito fue  Angélica María, y aquel con el sentimiento de gratitud que lo enaltecía, supo corresponderle dedicándole el tema “Novia de México”, en el que se pregunta “quien cometió el pleonasmo mágico, quien te puso por nombre Angélica, si eres ángel eres angelical”.  A su vez grabó a dúo con Angélica el tema “Amor del bueno”.



Joan Sebastián con su partida el 13 de julio 2015   dejó un gran vacío en el firmamento musical, muy difícil de llenar, por la configuración de dones de los que hacía gala: una gran capacidad para versificar, construir metáforas sencillas, musicalizar  y retratar con ingenio diversos episodios de la vida romántica con las que cualquier oyente podía identificarse.



En su mocedad tuvo una fuerte atracción por el sacerdocio, lo que lo llevó a ingresar a un Seminario de Cuernavaca, a cargo del sacerdote  David Salgado  y esa sensibilidad y búsqueda del Ser Superior, fuente por excelencia de amor, se deja entrever en sus composiciones musicales, aunque dirigidas mayoritariamente a cortejar a  las mujeres, una de las vertientes en que se manifestó su irrefrenable  espíritu seductor.  


En su serie “Joan Sebastian por siempre, el poeta del pueblo” (2016), Episodio 4,  hablando con su primera esposa  Teresa Figueroa González (Leticia González en la serie)  sobre el hecho que las mujeres le sobraban,  Joan le  replica : “...Abundancia de mujeres no significa abundancia de amor.  Yo no soy un apasionado de las mujeres, soy un apasionado del amor, necesito estar enamorado para sentirme vivo...”




En otro diálogo del episodio cuatro de la  serie  con la bella actriz y cantante  Maricruz Guardia (Maribel Guardia en la vida real), otra de sus esposas, ésta le pregunta a Joan, “¿si tuviera que escoger  entre la música y las mujeres, con que se quedaría?”, este último responde: “... esa pregunta no se vale, porque es lo mismo, es como si me pusieras escoger ente el agua  y un río, un manantial y un mar. Las mujeres son lo mismo que la música...el día que se inventó el amor, se inventó la música...” 



En el episodio  9 de la serie televisiva titulado “Otra hija”, se advierte un florido preámbulo que hace Joan Sebastián  a la canción “Envidia” que condensa la filosofía que nutre sus composiciones románticas:   “Desde que era chiquito mi padre me enseñó a sembrar, abrir el surco y poner la semilla bajo una capa finita de tierra,  para luego ver crecer una planta. Cuando me hice grande y descubrí a la mujer, me acerqué a ella con la misma devoción,   y de rodillas abrí los surcos de su alma y en ella enterré mi corazón y bajo el sol radiante de sus besos, me dio como fruto un poema”.             


La serie desgrana a lo largo de 18 episodios un ramillete de frases muy aleccionadoras que nos ayudan a delinear el singular la filosofía de vida del personaje que explica mucha de sus actitudes y reacciones frente al infortunio. Joan solía decir que era un hombre afortunado,  pese a las vicisitudes, tragedias y enfermedades  que sufrió.



 Y el trasfondo de esta creencia la explica en un diálogo con su hijo  Rodrigo (Trigo Figueroa en la vida real) escenificado en el episodio 14, a quien le dice: "Esta mañana en el periódico leí un proverbio que indica que la mitad de la felicidad consiste en hablar de ella. Los mismo pasa con las penas cuanto más hablas de ellas más te friegan."




Su hijo Rodrigo le refuta cómo es posible que la mayoría de las canciones hablen de penas y despecho. Joan le responde: "Las canciones curan, muchas veces para cicatrizar una herida, hay que echarle limón y duele mucho, hay que aguantar, unas salen fácil otras desgarran por dentro, pero definitivamente todas sin excepción curan. Y si escribes con verdad, honestidad y valentía, la gente que las escucha en otro lugar y en otra época se va a reconocer en ese sentido. Y les va ayudar a seguir viviendo. Que de eso es lo que se trata".  


     
          

Por cierto la sublime canción “Y las mariposas” dedicada a su primera esposa Teresa Figueroa González, es una joya poética que retrata con exquisitez el primer encuentro  íntimo de una joven pareja, cuyo estribillo reza:  "Y las mariposas/ volaban de flor en flor/ y nos enteramos por primera vez/ lo que es el amor.”


Cómo olvidar entrañables tonadas "Millón de primaveras", "Tengo celos", "El chofer" (interpretadas también por Vicente Fernández), "Un angel expulsado  del paraíso"  (interpretado por su hijo José Manuel Figueroa). 



Otros temas como "Secreto de Amor", "El Idiota", "Eso y mas", "Mi cómplice", "Los amantes más locos", "Rumores",  "25 rosas", "Oiga" (a dúo con Prisma)  alzaron vuelo con su dulce y tierna voz, matizada con tonos cálidamente suaves y altos en el clímax de la canción, que acarician a las almas enamoradas.



Se podría objetar una vida repleta de sonados romances con bellas y voluptuosas damas, entre ellas Maribel Guardia.  Arleth Terán y Erica Alonso,   pero sin duda estas tórridas relaciones nutrieron el rico caudal de su imaginación que nunca se agotó, pese a traumáticas  experiencias, como el asesinato de dos de sus hijos: Trigo en el 2006 y Juan Sebastián en 2010 y los reiterados escándalos de su primogénito, José Manuel Figueroa, también cantante.



Por el alto perfil mediático de las musas con las que se vinculó, a veces pareciera que las relaciones responden más a una estrategia mercadológica o a un interés coyuntural que a un amor genuino, como sucedió con su romance con Alicia Juárez (1949-2017), la última esposa del Santo Patrón de los compositores mexicanos, José Alfredo Jiménez (1926-1973).


  

Este performance que me recuerda la sorpresa mayúscula que generó en 1994 la boda de Michael Jackson (1958-2009) con Lisa Marie Presley (1968-2023), la única hija del Rey del Rock and Roll, Elvis Presley. En el veleidoso mundo del espectáculo, estas uniones pasajeras, además de nutrir el morbo colectivo, suelen agigantar la leyenda de los famosos que se enlazan en unión libre o matrimonial.      



Como todo grande supo descubrir a tiempo su propósito, sus prioridades, explosionar su enorme talento y dejar un invaluable legado moral y musical, trascender en la vida de sus hijos, como lo revela la impactante noticia que su vástago, el extinto Julián Figueroa (1995-2023), dormía en la tumba de su padre. Echo de menos su chispeante ingenio y cada vez que oigo sus quejumbrosas tonadas, exclamo ¡Qué formidable hubiese sido que su vida terrena continuara para seguir disfrutando nuevas joyas musicales!




lunes, 29 de septiembre de 2025

MASCARADAS DE VIRTUD

Por Joaquín Rivera Larios




Hay que pedirle protección al Supremo Hacedor, hay mucha maldad y manipulación disfrazada de belleza, bondad, filantropía y religiosidad. La trillada frase que "los caminos del infierno están empedrados de buenas intenciones" y la añeja fabula de Esopo "El lobo con piel de oveja" tienen perenne actualidad.

Debemos distinguir la verdad de las apariencias o maquillajes de virtud que suelen ser asechanzas para destruir al ingenuo. La Biblia en Pedro 7: 8 nos advierte: "Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar."



Cuantos lobos con piel de ovejas se acercan a las personas necesitadas de ayuda espiritual o material, aparentemente con propósitos puros y nobles, pero detrás de la máscara de bondad y generosidad, ocultan perversas, egoístas o mezquinas intenciones.

“¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor!”, nos advierte la Biblia en Jeremías 17:5, alertándonos de las consecuencias devastadoras de poner nuestra fe en algo falible y temporal, proclive al pecado, en lugar de Dios que es eterno, fiel y todopoderoso.


Esta cita bíblica me recuerda al carismático predicador  Jim Jones (1931-1978),  que con engaños e intimidación  ofreció a sus seguidores "el paraíso terrenal", es decir, una especie de sociedad ideal, un mundo más equitativo, pacífico y seguro para sus familias,  al punto que cuando empezó a ser investigado por malos tratos y abusos contra sus fieles, decidió  en junio de 1977 trasladarse junto a su congregación de San Francisco, California a Guyana, a quienes conminó el 18 de noviembre de 1978 al suicidio colectivo con cianuro, sumándose 914 víctimas en total, entre ellos 300 niños. 


 

Lo malo muchas veces viene envuelto en un bello envoltorio, el fraude muchas veces viene disfrazado de verdad. Me gustan mucho las palabras publicadas por el pastor Josué Rivera: “Lo falso no es lo visiblemente opuesto a la verdad, sino una copia lo más parecida a ella pero que siempre conduce al error”.

Hay muchas relaciones toxicas con un barniz de bondad, las mismas personas que nos provocan un bien con frecuencia nos hacen daño, nos sugestionan. A veces la pasión, la obsesión se oferta como amor, no es extraño que se quiera restringir la libertad hasta de conciencia del ser que decimos amar.

Censuramos, reprendemos y hasta culpamos a nuestro hijos, por que no logran los resultados o metas que esperamos. Pero con frecuencia no reparamos que los hijos tienen limitantes derivadas de los padres, y carencias producto de la estrechez material y emocional del entorno donde han crecido.




En este mundo materialista y artificial, donde muchas cosas no son lo que parecen, debemos cuidarnos del chantaje emocional. Esta manipulación psicológica se produce cuando que alguien usa la culpa, el miedo o la obligación para controlar a otra persona, haciéndose la víctima o provocando que otro dude de sus propias percepciones. Esta forma de sojuzgar a otro se produce tanto en relaciones de pareja como de familia, amistad o trabajo.




Resuenan constantemente en mi mente las palabras emotivas del pastor Misael Santamaría: ¡Cuídense de Dalila! la mujer que con su seducción hizo sucumbir a Sansón, el hombre físicamente más fuerte de la Biblia, lo hizo confesar lo que Dios le había dicho que debía cuidar, haciéndose así débil y presa fácil de sus enemigos.

A propósito de estas líneas recuerdo un poema, que retrata la hipocresía que anida en el sistema de justicia, la amistad aparente, la preponderancia del dinero en las relaciones humanas y es "Verdades amargas" del hondureño Ramón Ortega, cuya primera estrofa reza: "Yo no quiero mirar lo que he mirado/ a través del cristal de la experiencia,/el mundo es un mercado en que se compra/amor, voluntad y conciencia."




El término revelación aparece frecuentemente en el ámbito religioso para referirse al acceso a una verdad secreta u oculta, frecuentemente manifestada a algunos individuos por un ser sobrenatural. Ese don justamente es el que necesitamos para desentrañar tanta simulación con apariencia de verdad, para descubrir cuales son las causas reales de los hechos que afectan nuestra vida y no perdernos en espejismos.

Hay tanto fingimiento, simulación, hipocresía, que me parece valida una frase que deambula por la red: "Actúa como si confieras en la gente, pero no lo hagas". Terriblemente cierto, hay una crisis de valores y económica tan grande, que la deslealtad está a la orden del día. La persona en la que más confiamos de repente nos traiciona. Ser confiado es exponerse a riesgos enormes.


martes, 2 de septiembre de 2025

LA HUMILDAD ES LA LLAVE DEL ÉXITO

 

Por Joaquín Rivera Larios




La humildad es la llave del éxito, es la llave de las relaciones sociales, de la prosperidad, es la victoria en todas las contiendas. La clave para llevarse bien con todos, es aceptar a las personas tal cual son.



El grande debe inclinarse con bondad y amor hacia el más pequeño y saber apreciar su valor; sentirse emocionado por la debilidad y disponerse a defenderla. "Tengan un mismo sentir los unos para con los otros, sin complacerse en la altivez, atraídos más bien por lo humilde; no se complazcan en su propia sabiduría". (Romanos 12:16)

No se ganan las batallas con pleitos y contiendas, sino con humildad, el Altísimo resiste a los soberbios. Hay combates que hay  que librarlos  con las armas del silencio y la paciencia. 

Cuidado con utilizar tu posición para humillar, sujetar u oprimir personas. Los espacios donde tienes mando, no los utilices para defenestrar a otros. La soberbia es el enemigo público número uno de Dios, "porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido." (Mateo 23: 12)



En un mundo materialista, donde prevalecen los valores aparentes: lujo, confort, estatus, productos de marcas caras, modas, autos, joyas de oro, fingimiento, hipocresía,  ánimo de competencia,  los deseos de figurar, así sea poniéndole la bota a otros, la humildad se torna un valor escaso, cuyo cultivo supone ir contra la corriente.  



La humildad es la verdad sobre nosotros mismos, es la virtud que nos aleja de la vanidad, la egolatría, el orgullo y los falsos afanes de grandeza; es ver al ser humano siempre como fin, nunca como medio. El falso orgullo nos conmina a vivir y morir en soledad. Se trata de saber escuchar, aprender y respetar.



Es una virtud que nos permite valorarnos con justicia, comprendiendo nuestras fortalezas y debilidades. La firmeza y la humildad son el fundamento de todas las virtudes. Es un ingrediente clave de la grandeza, ya que rápido sucumbe el que triunfa siendo arrogante. Dalai Lama dijo: “Si la humildad es nuestra compañera, todas  nuestras virtudes crecerán”.



En coincidencia con las ideas que anteceden,  Mahatma Gandhi (1869-1948), el Apóstol de la no violencia y líder espiritual de la India,  escribió: "La humildad es la raíz de todas las virtudes, y sin la humildad, todas las demás virtudes son solo show". Estas palabras nos recuerdan que este valor es el fundamento sobre el cual se edifican todas las demás cualidades.




La humildad es consustancial a la autenticidad, cualidad esta última que conlleva ser genuino, fiel a uno mismo, externar   la verdad sobre nosotros mismos, sin máscaras, simulaciones,  juegos de apariencias. Supone  expresar sin ambages  la propia identidad, las  creencias y valores sin temor al escrutinio público. Implica cultivar la sinceridad, la coherencia entre el pensamiento y la acción.



La humildad  falsa es un concepto que se refiere a la presentación de una modestia que no refleja la verdadera percepción de uno mismo. La falsa humildad promueve una aparente modestia, una proyección simulada de inferioridad,  para lograr aceptación y reconocimiento social.  A la base de la falsa humildad existe un propósito de manipulación de nuestro entorno.




Las tempestades desnudan nuestra vulnerable y falible condición humana y la humildad es el remanente que queda, después de una dura prueba, después de un fuerte sismo, de recorrer un árido desierto, de morder el polvo y tocar fondo, pero para los que creen en Dios, todas las cosas le vienen a bien y al final será mucho mejor lo que vendrá.

Nos permite tener empatía, es decir, aprender a ubicarnos en la situación del otro. Nos da paz interior, como resultado de la armonía espiritual. Como todas las virtudes, se nutre de la sabiduría y se enaltece con el sacrificio. Propicia una actitud perpetua de aprendizaje que nos mueve a justipreciar las potencialidades y dones de los demás, en quienes podemos descubrir nuevos horizontes y nuevas vías de perfeccionamiento.



miércoles, 27 de agosto de 2025

LA BENDITA MANÍA DE ESCRIBIR

Por Joaquín Rivera Larios

No sé si es una bendición o una perdición, no sé si es provechosa o es vana la manía de escribir. No sé si esa inclinación es para bien o para mal, sobre todo cuando pienso en el lucro cesante que me genera estar embarcado en ilusiones literarias, cuando debería estar de lleno abocado a mi carrera que sí que me podría generar rentabilidad.


Pero es una pulsión que no puedo evitar, la herencia que recibí de mi padre y que me negué a rechazar. Cuando pienso en la página en blanco y el reto de rescatar de las garras del olvido una historia o de expandir el conocimiento de un relato ya conocido o narrar una anécdota, pienso en las fuentes de inspiración que son múltiples. En mis delirios febriles de adolescente soñé escribir como Mario Vargas Llosa, Octavio Paz, jamás como García Márquez porque su genio es inalcanzable.



Un servidor de ustedes empezó a escribir más de lleno desde que  Vargas Llosa ganó el Premio Nobel de Literatura el 7 de octubre de 2010. Su triunfo me inspiró y las líneas de mi amigo Carlos Alvarenga también inspiran. El escritor genera corrientes de opinión que mueven conciencias, quizá eso es lo más maravilloso de este bello oficio. Comparto un poema de mi amigo Carlos, cuya pasión genética por la literatura es contagiosa:

“Quiero escribir y describir

Narrar y navegar

Estremecer y estremecerme

Ocultarme para que todos me vean

Escudriñar para entender

Compartir, dar y recibir

Quiero escribir hasta morir para vivir eternamente.”

En mi mente rebota una anécdota de mi padre que me marco profundamente: allá por 1961 envió a mi hermano Eduardo a la televisión a leer una carta escrita por mi progenitor, en la que rendía tributo al genio creativo de Tío Periquito, ingenioso autor y cantante de temas infantiles que dejo huella en el programa Jardín Infantil.  Mi hermano retorno a casa colmado de regalos, entre ellos una colección de tiras cómicas aparecidas en los periódicos.



Mi progenitor me inculcó que era un deber cívico enaltecer el mérito, la virtud, los talentos, para ir creando un círculo virtuoso que permita multiplicar los dones.  Me enseñó a poner la lupa y la pluma donde se manifestara la inteligencia, la bondad, la creatividad  positiva del ser humano, es una forma de hacer patria. Se preguntaba a sí mismo por qué no podíamos hacer de El Salvador un emporio cultural, científico y artístico que irradiara luz y verdad al mundo.   




El escritor vive una especie de soledad especial, puede estar con sus familiares, amigos o compañeros, en cuerpo pero no en alma, porque suele estar abstraído, confinado en su mundo interior, hablando consigo mismo, o con los personajes que ha creado para insertarlos en un cuento, en una novela, en un ensayo.

Vive por y para la palabra, lo que lo vuelve un adicto a la misma. Vive con la angustia de no perder las ideas que de manera súbita fluyen en su mente creativa, experimenta la agonía de plasmar en el papel las intensas emociones que se agitan en su interior. Y a veces siente el desasosiego que supone percibir que la vibrante idea que bullía en su conciencia se desluce o se marchita una vez puesta en la página.

                                    


En broma y en serio se dice que los elementos para ser un buen escritor son la soledad, la depresión y la pobreza. La literatura suele ser una amante infiel, parafraseando a un artista podría decirse que es una herida hecha luz.  Son varios los escritores y escritoras que han muerto en la extrema pobreza, como Miguel de Cervantes Saavedra y  Edgar Allan Poe,   otros se han suicidado en un mar de tribulaciones, como Virginia Wolf, Teresa Wilms Montt, Alejandra Pizarnik Alfonsina Storni, Horacio Quiroga y Ernest Hemingway.

De ahí se infiere que escribir es una especie de catarsis, para desahogar el dolor, las penas, las frustraciones, para resignarnos frente un fracaso o bien para evadir una acuciante realidad. Este contexto deplorable explica la afirmación del novelista francés  Gustave Flauber(1921-1880): "Para no vivir me sumerjo desesperadamente en el arte; me embriago de tinta, como otros de vino".     



 
Ciertamente, este oficio de aprendiz de escritor es sumamente incomprendido, lo más probable es ser ignorado o ninguneado y las posibilidades de trascender son de uno en un millón. La fama, la fortuna y el reconocimiento están reservados a muy pocos. El destino natural de  un escritor es pasar de largo y diluirse con el tiempo sin pena ni gloria. No obstante, siempre hay que tratar de dejar rastro  de nuestro paso por este mundo, procurar  dejar un legado envuelto en palabras, aun a riesgo de terminar irremediablemente  en el panteón del olvido.


Con frecuencia me pregunto que tan útil es este oficio, si será verdad que la literatura es una herramienta para cambiar el mundo, para lograr transformaciones sociales,  para cambiar perspectivas o puntos de vista o bien para comprender el mundo y la compleja naturaleza humana.  



La película "Reagan: de Hollywood a  la Casa Blanca" (2024),  enfatiza cómo el libro  "Esa impresora de Udell" del escritor y predicador Harold Beel Wright (1872-1944),  reforzó  los valores éticos, los ideales y espíritu de superación de Ronald Reagan (1911-2004) en su carrera hasta la Presidencia de Estados Unidos y en su posterior liderazgo a escala mundial.




Mario Vargas Llosa (1936-2025) en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura 2010 menciona que Jean Paul Sartre (1905-1980), le enseño que las palabras son actos y que una novela, una obra de teatro, un ensayo, comprometidos con la realidad, pueden cambiar el curso de la historia.               



Dado que no confío en la palabra verbal proclive a ser ignorada o tergiversada, en los tribunales donde deambulo, incomodo a resolutores y jueces con largos escritos, que con frecuencia no son respondidos. Resuenan en mi mente las lapidarias palabras de una jueza de sentencia: “Lic. Larios aquí guardese sus escritos, exprese sus argumentos verbalmente de forma clara y convincente”.


No se quienes me inspiran más para escribir, si Alberto Masferrer, Alfredo Espino, Vargas Llosa, María Félix, Gloria Trevi o Thalía, o bien mis ilustres profesores de derecho, Manuel Arrieta Gallegos, José Enrique Silvia, Florentín Meléndez, todos ellos y ellas fueron artesanos que han dado brillo a la palabra y desde diferentes ramas del arte y la cultura, han moldeado nuestras conciencias y han incidido en nuestra visión del mundo.