jueves, 31 de octubre de 2024

HERMANADOS POR LA ADICCIÓN A LA MUSICA

Por Joaquín Rivera Larios




Durante 1986 Juan Francisco Segura, John Frank para sus compañeros del Colegio Bautista, me invito a visitar su terruño natal, San Juan Nonualco, un pueblo pintoresco, enclavado en el departamento de La Paz, con algunas calles adoquinadas y otras empedradas, elevado a la categoría de ciudad durante el gobierno del General Salvador Castaneda Castro mediante Decreto Legislativo de 29 de junio de 1946.

Cuenta aquel terruño, cuna de la danza del tigre y el venado, con una preciosa iglesia, pintada de rojo y anaranjado, con ribetes blancos, que atesora las reliquias del Padre franciscano, Cosme Spessotto (1923-1980), quien durante 27 años fue el párroco de San Juan Nonualco, hasta que fue asesinado el 14 de junio de 1980. Oriundo de Treviso (Italia), fue el responsable de la construcción de la imponente iglesia Juan Bautista que conserva en exhibición la sotana ensangrentada del religioso. La vida, obra y muerte de Fray Cosme, impactaron a John Frank y reforzaron sus ideas progresistas.








EL OFICIO DE ESCRIBIR CANCIONES

Lo más impresionante de San Juan Nonualco es el trato cálido y fraternal, uno podía entrar a cualquier casa como si fuese la suya, y más aún, con la carta de presentación de ser amigo invitado de John Frank. En ese entorno tan acogedor, tuvimos la osadía de componer canciones. Francisco Medrano Valencia, otro entrañable amigo y mi persona, escribíamos las letras y John les ponía las melodías. 

Y al calor de la inspiración juvenil, fueron surgiendo espontáneamente canciones:   “Pequeña golondrina”, “Las Fuerzas doradas” “Despierta señor”, “La reina de mis sueños”, “Adelante juventud", “Basta ya”, “Quisiera retornar contigo”, “Triunfó el amor”, “Obsequiemos amistad”, “Quiéreme”, “Romántico de profesión”. Las dos primeras fueron de la autoría de Francisco y las siguientes de mi creación.



En dos de los temas de mi autoría “Despierta señor” y “Obsequiemos amistad”, aparte de los acordes de guitarra, se les incorporó arreglos de teclado, gracias a la valiosa colaboración de Abo Solano, quien después fue tecladista de “Lora”, de la “Orquesta de Quique Samour” y de la “Raza Band”, actualmente es un reconocido cantante de bachata en Estados Unidos y ha popularizado “Oh Babe” y “Pensando en ti”, inclusive ha actuado en el programa “Doce Corazones” de Penélope Menchaca, vídeos que se pueden apreciar en YouTube. Con el tema “Despierta Señor” John Frank y quien escribe, participamos en las eliminatorias preliminares del Festival OTI Nacional en 1987.




Tengo presente la enorme facilidad con que John compuso la música de “Las fuerzas Doradas”, una canción escrita por mi amigo Francisco Medrano Valencia que denunciaba la manipulación de conciencias, la distorsión de la realidad y la pérdida de identidad que generan los grandes medios de comunicación, así como la promoción de los valores aparentes(lujo, belleza, comodidad). 

En una estrofa de "Las fuerzas doradas" se criticaba el fenómeno de la transculturización (la adopción de formas culturales de otros lugares y sustituirlas por las propias), más o menos decía: “Sanas costumbres y valores solemos olvidar, por corrientes extranjeras que nos vienen a implantar". En esta parte John con una chispa de ironía dispuso ponerle acordes del tema “New York, New York”, que popularizara Frank Sinatra.

FESTIVAL OTI EN LA MIRA

En el tema “Obsequiemos amistad”, con el que pretendíamos participar en el Festival OTI Nacional 1988, contamos con la valiosa colaboración de Abo Solano, en el teclado, pero se suscitaron discrepancias creativas. John le hizo arreglos de balada pero al estribillo le puso una melodía muy rítmica similar a la rumba. Abo era más partidario de aplicarle arreglos de salsa a todo el tema, incorporándole un puente propio de ese género. La propuesta de Abo era más rítmica y bailable. 
                                            

Las discrepancias consumieron nuestras energías y no concluimos la composición. Recientemente he visto documentales sobre The Beatles, Duran Durán, Soda Stereo, Guns N’ Roses, y pude darme cuenta cómo dichas bandas se disolvieron en gran parte por diferencias creativas.                                            


LA CENSURA

Gracias a la feliz iniciativa de John Frank que pertenecía al grupo de música andina “Raíces”, éste me hizo el favor interpretar mi primera composición "¡Despierta señor!", pero la retiraron de su repertorio, porque sectores del público la censuraron. Esta agrupación estuvo integrada por Rafael Reyes, Daniel Urrutia, David Flores, Abo Solano, Pedro Doño, Juan Carlos Cárcamo.
                                


La censura no solo provenía del público sino también de esferas estatales. De hecho, David Flores, un integrante de “Raíces”, tuvo que salir para Australia debido a amenazas en su contra después de una presentación. Le llamaron del cuartel para que declarase sobre el contenido de las canciones

Antes de recalar en la música comercial, como bajista del cuarteto tropical “Las nenas del grupo Caña”, con quienes recorrió Estados Unidos y Canadá, John Frank  integró varios grupos que ejecutaban música de protesta: el denominado Anastasio Aquino, Guinama que después pasó a llamarse Teosinte (este último formado en la Universidad de El Salvador).

VELADA ESCOLAR

A mediados de 1989 el Instituto Salvadoreño de Superación Integral “Isaac Newton” (INSSI), organizó en el auditórium del Ministerio del Interior, hoy Gobernación, un agasajo en honor a las madres. El maestro de ceremonias fue Mario de Jesús Machado, el Director del Instituto. Francisco Medrano Valencia estudiaba allí y participó con dos canciones: “Pequeña Golondrina” (balada) y “La reina de mis sueños” (rock), ambas con arreglos en teclado de John.

Durante la actuación, en el intervalo entre una canción y otra, mi amigo logró convencer a unas jovencitas que lo acompañaran en la coreografía, con el propósito de darle más vistosidad al número de rock. La presentación fue un éxito, pero ciertas secuelas de la misma no le cayeron en gracia a Francisco: sus compañeros le llamaban “Vaselina”, y luego de esa actuación mutaron su apodo a “Vaselina rocanrolero”. Y dado que Francisco estudiaba en la nocturna, estábamos en pleno desgarramiento bélico y los apagones eran recurrentes, se produjo otra secuela: cuando la luz se iba en el salón de clases, sus compañeros exclamaban: “¡Qué baile Vaselina!”

ASIDUO LECTOR Y ESCRITOR

Francisco Medrano Valencia era un lector compulsivo. Había leído muchas veces Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, El túnel, de Ernesto Sábato. Tenía una facilidad enorme para escribir canciones, cuentos y poemas, adquirió una gran capacidad dialéctica, que a la postre lo catapultó para un nuevo rol: misionero evangélico en el Petén, Guatemala, en parte gracias a los forcejeos verbales con sus compañeros Alcohólicos Anónimos. 

Escribió dos libros de poemas, dedicados a una chica de la que se enamoró, los empastó primorosamente y los obsequió a la destinataria de sus sueños. Creo que no los reprodujo para nadie más. En un mueble de madera guardaba cientos de canciones manuscritas de su autoría. Un día gris sufrió un ataque de depresión y lanzó al fuego todas sus composiciones.

MUSICA EN LUGARES SOMBRÍOS

A veces la música nos conecta con parajes sórdidos. A finales de los ochenta en un nauseabundo mesón de la Calle Modelo del Barrio Candelaria, rodeado de personajes sombríos con olor a droga y alcohol y de damas de la noche, con la música melancólica de cinquera de fondo, pernoctaba Rubén Paz, quien consolaba sus penas cantando baladas al son de una guitarra.

Rubén solía llamarnos a sus amigos “Carnales”, yo lo saludaba afectuosamente diciéndole “Carnal boy”. Lo visitaba para que cantara mis canciones, les hiciera arreglos y grabarlas en un casete. Regularmente mis temas no le gustaban. Al verme me decía “¿Has escrito una nueva canción carnal?” A veces dejaba entrever un gesto de desánimo o desaprobación, creo que veía mis letras como cursis y su lenguaje lírico como trasnochado. 

Aun así, me hizo el honor de cantar “Quiéreme”, “Jamás, jamás”, “Frente a frente”, “Triunfo el amor”. Un buen día “Carnal boy” se juntó providencialmente con otro guitarrista y le hicieron arreglos a “Triunfo el amor”, lo grabó y me dijo “Carnal te tengo una sorpresa” y me obsequió el casete. Aquellos preciosos acordes de guitarra que acompañan mi canción y las noches tarareando tonadas con Rubén Paz y Francisco Medrano Valencia constituyen lo mejor de mis andanzas juveniles.


sábado, 19 de octubre de 2024

TALENTOS DE LA MUSICA FALLECIDOS EN CARRETERA

 Por Joaquín Rivera Larios



A raíz de un aparatoso accidente de tránsito, falleció el gran cantante español Nino Bravo (Luis Manuel Ferri Llopis), a la edad de 28 años, famoso intérprete de “Un beso y una flor”, “Te quiero, te quiero”, “América”, “Noelia.” La tragedia ocurrió la mañana del día 16 de abril de 1973, a la altura y de la ciudad de Talancón, Kilometro 95 de la Carretera Nacional Valencia-Madrid, el vehículo BMW Automático en que se conducía al tomar una curva a demasiada velocidad se salió de la calzada y volcó. El cuerpo del artista entró a la Ciudad Sanitaria Francisco Franco de Madrid, ya sin vida. Su sepelio tuvo lugar en Valencia, su ciudad natal, y fue una verdadera manifestación de duelo popular.



La única española en el Club de los 27, que engrosan Jim Morrison, Jimmy Hendrix, Janis Joplin, Kurt Cobain y Amy Winehuose, es la cantautora Evangelina Sobredo Galanes más conocida como Cecilia (1948-1976) que popularizo temas como “Amor de medianoche”, “Dama, Dama”, “Nada de nada”, “Mi querida España”, falleció la madrugada del 3 de agosto de 1976 a raíz de la colisión de su coche contra un carro de bueyes que transitaba sin luces en el pueblo de Zamora, mientras viajaba dormida en el asiento trasero a tan solo meses de cumplir 28 años de edad. Era considerada junto a Mari Trini las más grandes cantautoras españolas de los setentas.





La madrugada del 16 de febrero de 1985 abandonó este mundo terrenal una de las voces más representativas de la música de protesta, el cantautor venezolano Alí Primera, autor de “Casas de cartón”, “No basta rezar”, su deceso se produjo en la Autopista Valle-Coche de Caracas, donde se estrelló con su Wagoneer, luego de salir del estudio de grabación en el que preparaba un álbum. Las últimas palabras que profirió a su esposa Sol Mousset antes de marcharse de su hogar fueron: “Mi vida te amo. Mis hijos los quiero”. Aunque oficialmente su muerte se produjo a raíz de un accidente, no se descarta la hipótesis de un atentado orquestado por sus adversarios políticos, dado que por su militancia de izquierda y la temática de sus canciones, fue objeto de múltiples persecuciones.




Pocas veces coincide el ascenso vertiginoso al pináculo de la fama, con la muerte abrupta. Tras permanecer en coma varios días, Freddy Zelada (1967-1992) falleció el 6 de octubre de 1992, luego de ser impactado por un microbús de la ruta 9 cuando viajaba en su moto en el Barrio San Jacinto de San Salvador; fue el popular intérprete de “Mentiras”, original de Marito Rivera y su grupo Bravo. La muerte trágica de Freddy y sus melodías marcaron mis primeros días como Agente Auxiliar de la Fiscalía General de la República, adscrito a los Juzgados de Hacienda. Lo que más me gusto de sus canciones, fue el estribillo de “He vuelto a recordar”: “Ámame sin condición/entrégame tu corazón/porque siempre/en mi mente vives amor…”
            
                   

Muchos recuerdan el  homicidio de Valentín "El Gallo de Oro" Elizalde (1979-2006), la estrella de la música de banda sinaloense, perpetrado el 25 de noviembre de 2006 en Reynosa, Tamaulipas.  Pero ignoran que su padre, el también cantante Everardo "El Gallo" Elizalde (21 de noviembre de 1940 / 23 de noviembre de 1992), otro de los ídolos de la música sinaloense,  falleció en Villa Juárez (Sonora), cuando la camioneta en que viajaba salió en una curva de la autopista, dejando así a su viuda Camila Valencia con 4 hijos, entre  ellos el futuro cantante Valentín que en ese momento solo tenía 13 años.
  


El propietario, director y fundador de “Espíritu Libre” y “Bongo”, Luis Felipe Aguiñada, hermano de Jhose Lora, murió atropellado la noche del 4 de diciembre de 2017 en la Calle San Antonio Abad de San Salvador. Las dos agrupaciones tuvieron gran protagonismo en la farándula nacional las últimas tres décadas del siglo pasado.



Una gran perdida para el canto y el teatro de El Salvador fue el deceso de Adriana Mojica, a la edad de 19 años, quien pereció en España el jueves 5 de septiembre de 2024, a raíz de accidente ocurrido a la altura de la localidad de Torrelodonesa, kilómetro 31,5 de la vía, cerca de las 7:35 a.m. (hora de España). La hipótesis inicial apunta a que la joven salvadoreña caminaba hacia una parada de autobuses cuando fue atropellada.
                                


Para septiembre de 2022, Adriana Isabel Mojica Trabanino, debutó como Esperanza Cladwell, cantante principal en el musical "Urinetown", producido por la compañía teatral Black Coyote. Migue Siman, el fundador de dicha compañía, escribió en redes sociales con motivo del deceso: "Adri, apareciste de la nada con una avalancha de talento y energía. Tu sonrisa era rebeldía y revolución. Hoy perdimos esa voz que levantó almas, reventó techos y calmó tormentas. Nos vemos en el río”.