Por Joaquín Rivera Larios
El 28 de mayo de 2019 trascendió el deceso de la licenciada Mirna del Carmen Rojas Márquez, ocurrido en Dallas, Texas, Estados Unidos, luego de padecer un cáncer terminal que venció su cuerpo, apagándose así su espíritu guerrero y su mística de trabajo que la llevó a ocupar importantes cargos en la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos.
Nació en Santa Ana el 23 de febrero de 1966, en el seno de un hogar modesto que se sostenía del pequeño comercio. Estudió primera y secundaria en la Escuela experimental Tomas Medina (1973-1981). Bachillerato lo curso en el Instituto Nacional de Santa Ana (INSA), obteniendo el título de Bachiller en Comercio y Administración opción Secretariado (1982-1984). Algunos años después coronó la Licenciatura en Ciencias Jurídicas en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador.
Mirna Rojas fue parte del contingente de jóvenes entusiastas e idealistas que junto a los doctores Carlos Mauricio Molina Fonseca y Agustín García Calderón, en su orden Procurador y Procurador Adjunto, echaron a andar una naciente y titubeante PDDH, que dio sus primeros pasos en el despacho particular del primero, a quien le tocó la titánica tarea de pelear el presupuesto y hacer el montaje de las oficinas para abrir las puertas al público en julio de 1992.
Ella fue la dinámica y tesonera asistente del doctor Agustín García Calderón, quien el 2000 asumiría la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia por un período de nueve años. En su infancia y adolescencia se nutrió de valores bajo el cobijo espiritual de la iglesia Adventista del Séptimo Día, iglesia a la que perteneció y sirvió en un ministerio de ayuda a personas indigentes. Acostumbraba enviar el devocional del día a sus amigos y amigas más cercanos por correo electrónico.
El 6 julio de 2007 fue investido como Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, el licenciado Oscar Humberto Luna, iniciándose así un período florido para la institución, en el que se lograron tres nivelaciones salariales en el 2008, 2009 y 2011 y se logró la duplicación del presupuesto, etapa en la que Mirna del Carmen Rojas fungió como Secretaria General de la PDDH, luego de dejar el cargo Berta Zelaya Díaz. Es decir, que su gestión coadyuvó a alcanzar estas conquistas.
A diferencia de otras jefaturas que exigen trabajo sin indagar sobre las dificultades, carencias y problemas que enfrentan las trabajadoras y trabajadores, recuerdo una reunión en la que la licenciada Mirna Rojas siendo Secretaria General, estuvo conversando con el personal jurídico, consultando las necesidades que teníamos para cumplir mejor nuestras tareas. En los días sucesivos empezó a enviar equipo, mobiliario al personal que lo había requerido y a suplir otras demandas que habían sido planteadas.
Su trayectoria de altas y bajas en la PDDH llegó a su fin, el 3 de enero de 2018, cuando la administración de la licenciada Raquel Caballero de Guevara, puso fin a su continuidad en la institución, omitiéndose las garantías del debido proceso. Tuvo que llevar a cuestas un suplicio de cerca de diecisiete meses, marcado por vicisitudes económicas, que no cesó ni siquiera cuando el Tribunal de Servicio Civil declaró el 11 de abril de 2019 la nulidad de su despido y ordenó su reinstalo, resolución que no fue acatada por la autoridad en mención.
El boletín de SEPRODEHES (sindicato de la PDDH) del 23 de mayo de 2019, denunciaba en su titular “Procuradora ha cometido desobediencia con base al Art. 322 del Código Penal”, aduciendo que ésta de forma inhumana se negaba a restituir a Mirna Rojas en su plaza y pagarle los salarios caídos que el tribunal había ordenado. Este panorama desalentador fue caldo de cultivo para un cáncer que en cuestión de meses socavó su existencia, mientras esperaba el reinstalo.
Su deceso fue noticia nacional y causó conmoción y repudio, no solo por la perdida de la servidora, sino también por la situación de orfandad en que quedaron dos hijos adolescentes, lo que dio lugar a que la licenciada Yanira Diaz, apoderada de la fallecida, presentara solicitud de antejuicio por desobediencia en la Asamblea Legislativa, iniciativa que fue apoyada por el diputado del PCN, Raúl Beltrán Bonilla, tal como lo informaron Diario El Mundo del 30 de mayo y el boletín de SEPRODEHES del 3 de junio, ambos de 2019.
Se marchó físicamente Mirna Rojas pero deja la huella de haber formado parte del equipo fundacional de la PDDH, aquel que le dio dirección, mística, estilo y calidez a una entidad estatal que generó muchas expectativas en la posguerra. Su talante emprendedor y guerrero como administradora, profesional del derecho y madre abnegada de dos hijos, serán una lección de vida que nos repetirá a diario que al igual que ella debemos luchar hasta el último latido.
Se lamenta mucho el fallecimiento se tan digna mujer santaneca, la Licenciado Mirna Rojas brindo sus conocimientos humanos a la sociedad salvadoreña, sin embrago su encomiable labor sigue em el olvido.
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