jueves, 2 de abril de 2020

ROBERTO FRANCO, EL GRAN TITIRITERO DESAPARECIDO

Por Joaquín Rivera Larios 



Hubo un suceso que marcó un antes y un después en mi niñez y adolescencia y es ver en escena el teatro de Títeres Pequebu, dirigido por el joven maestro Roberto Franco. Eso ocurrió en diciembre de 1979 en la Librería Hispanoamérica (que estaba frente a la plaza Morazán). Fue una magnifica presentación que me llenó de sueños y de magia.

Inspirado en ese montaje, meses después sin mayor formación armé un teatro de títeres en mi casa, con Epy y Blas, los figuras del programa de TV Plaza Sésamo, que me compró en Simán Centro (el único que había) mi hermana Gladys. Mi hermano Álvaro me hizo el guión. Me auxilió mi gran amigo de infancia Eduardo Uribe Lemus. Cobré diez centavos por la función y la sala de mi casa se llenó de niños.

                              



 
        
El montaje de Franco martilló mi mente y quise mandar a hacer un teatrino similar con una armazón de madera, revestida de tela, pero nunca logré reunir los diez colones que el carpintero de la vecindad me cobraba. Me quedé con los brazos cruzados, anhelando imitar a Franco.

Franco popularizó en nuestro medio las marionetas. Llevó su arte a las áreas marginales y las escuelas. Como fruto de sus enseñanzas El Salvador presenció el surgimiento de otros grupos: Cipitin, Los Ruiseñores, Chanchavalancha, ¡Ja, Já!, Bubulú y Calabaza.

                                        
El extinto escritor Rafael Menjivar Ochoa, relata en su obra “Tribulaciones y asteriscos” que encontrándose en México en 1979 conoció al titiritero Roberto Franco, a quien el Bloque Popular Revolucionario envió al Distrito Federal y le encomendó que buscara a su padre, el economista Rafael Menjívar. Refiere el autor que acompañó al titiritero con su guitarra y que trabajar con éste fue de las cosas más divertidas que le han pasado. Sabía su oficio y fue todo un éxito. Relata que tenía dos títeres principales: la rana Aurora (roja y de pelo amarillo, los colores del Bloque) y la rana Mateo, verde como cualquier rana. (Citado por Pineda Roberto, Las Luchas de los Movimientos Populares en El Salvador 1810-2010, Ediciones Prometo Liberado, San Salvador, 2014, Pág. 82)

                                                    
La foto publicada a continuación corresponde al grupo de teatro Tuchan (Nuestro Pueblo) y fue tomada en el Teatro Nacional el 29 de noviembre de 1980, el día que presentaron la pieza para títeres "El gallo, el rey del mundo". Los que participaron en el montaje y aparecen en la foto son, al frente: Jorge Avalos, Napoleón Selva, Gabriel Guzman (QEPD) y Anny (QEPD, muerta en combate en 1981), atrás Edwin Pastore, Roberto Franco (QEPD), Susana Moreno Parada y persona desconocida.






En junio de 1984 me encuentro a mi amigo, el escritor Álvaro Darío Lara, con quien habíamos publicado el periódico estudiantil "El Cervantino" un año antes, mientras ambos estudiábamos en el Instituto Cultural Miguel de Cervantes. Álvaro publicó de manera artesanal el boletín cultural "Pregón" que se la atribuía a la Asociación de Trabajadores del Arte y la Cultura (ASTAC). 

Al hojear la primera edición del boletín correspondiente a agosto-septiembre de 1984, me estremeció la noticia que el gran titiritero Roberto Franco había desaparecido en noviembre de 1983 frente al Teatro Nacional, el espacio cultural al que tantas veces hizo brillar con su gran talento.

                                               
             
Recuerdo perfectamente que leí varias veces un conmovedor poema que el extinto escritor Ricardo Lindo le dedicó al gran titiritero en "Pregón". Y mis sueños de titiritero se llenaron de nostalgia. Aún resuenan en mi memoria algunas de las sentidas palabras que Ricardo le dedicó al amigo desaparecido:

"...yo derramo mi voz ya sin lágrimas junto a ti, /Roberto Franco, titiritero, /alegre compañero de aventuras, / rey encendido en medio de amables luces, / que crecían en la noche fantasmal de invierno/ mientras inventabas algún mágico viaje..."

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