Es muy triste tener que interiorizar la partida de seres entrañables. El sábado 11 de septiembre de 2021 marchó a la eternidad Marta Lilian Gálvez Duarte (1956-2021), luego de batallar de treinta días contra esta pandemia que devasta y aterroriza al mundo. Marta Lilian nació el 6 de marzo de 1956, en la Colonia Manzano, Barrio San Jacinto de San Salvador, en el hogar formado por Mauricio Gálvez y Lilian Duarte.
Mi hermano Eduardo relata que la conoció en la Iglesia Misión Centroamericana cuando ella tenía quince años. Habrá sido allá por 1971. Estudio en el Colegio Bautista de San Salvador, el Espíritu Santo, coronando el bachillerato en 1974 en el Liceo Cristiano central que después pasó a llamarse Juan Bueno.
Esta formación en la fe y la palabra desde las aulas escolares, le permitió adquirir cierta madurez de la que carecen otros líderes del evangelio, para ayudar con genuina empatía a almas inmersas en la desesperanza. Sabía plenamente que el crecimiento espiritual con frecuencia no es líneal, si no que tiene altas y bajas, caídas y recaídas. Consciente que los frutos del trabajo espiritual no se ven a la vuelta de la esquina y que las iglesias son hospitales de almas, tenía mucha paciencia con los grupos que dirigía.
Marta Lilian quien fue un ángel de la guarda para muchos seres ávidos de apoyo, incluyéndome a mi, alguien que llevó el altar de Cristo a muchos fieles, trabajando como lideresa de Casa de Paz de la Iglesia Nueva Familia, con sede en Ciudad Merliot. Al abrazar la fe cristiana a temprana edad, adquirió pasión por las almas y procuró llevar apoyo material y espiritual a personas atribuladas de su entorno.
En algunas ocasiones me llamó a mi celular para que estudiara versículos concretos de la Biblia, en especial el libro Hechos de los Apóstoles y venía a traerme a mi domicilio y a dejar para que fuera a la Casa de Paz que ella inauguró el 11 de febrero de 2009 y dirigió hasta junio de 2017 en los Multifamiliares de Monserrat, siendo los anfitriones los hermanos Enma de Peña y Jesús Alfonso Peña (QDDG). Para ello, Marta Lilian viajaba de noche desde Residencial Pasatiempo en Lourdes, Colón, llevando en su vehículo a otros fieles, trasladándolos luego a sus respectivos lugares de habitación.
Existe la creencia que a los hijos hay que darles un apoyo dosificado, restringido, para que ellos sepan lo que cuestan los bienes que se les proveen. Marta Lilian pensaba lo contrario, que a los hijos había que darles lo más que un padre pudiera: la educación en las mejores universidades, viajes al exterior, capacitación en música e idiomas, generarles una condición de abundancia no de escasez, para que se apuntalaran en la vida, sobre la mejor plataforma posible. En esa línea de pensamiento y acción, sus hijos Josué y Deborah estudiaron en su orden Química y Farmacia en la Universidad Alberto Masferrer y Economía y Negocios en en la Escuela Superior de Economía y Negocios.
Gracias a ella, al frente de la Farmacia Regina varios vendedores de medicinas por cuenta propia tuvieron acceso al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), los carnetizó, los capacitaba en el Colegio de Químico Farmacéuticos, con el auxilio de los doctores Mauricio René Lara y Alba Estela Polanco de Lara, propietarios de Laboratorio Tecnoquímica. Y así generó demanda para sus productos en todo el país. Algunos de estos vendedores reconocen como Marta Lilian dignificó su labor y les abrió las puertas del conocimiento para comercializar sus productos con mayor éxito.
Bajo la sombra de Farmacias Regina y de la Sociedad Rivera Galvez Sociedad Anónima de Capital Variable, que se abrevia RIGAL S.A. de C.V., que Marta Lilian fundó junto a sus hijos en septiembre de 2004, mi persona incursionó en la inscripción de marcas y Registros sanitarios, me familiarice con contratos de suministros, de fabricación de productos farmacéuticos, compraventas de farmacias, marcas de fábrica y de comercio y trámites en el Consejo Superior de Salud Pública y en el Departamento Nacional de Medicamentos.
Cuenta la señora Sandra Maribel Sánchez, contadora de Farmacia Regina, que en el 2012 doña Lilian asignó un día para ella, Sandra Aquino y Sandra López, vendedoras, para leer el libro cristiano "Cómo pastorear el corazón de su hijo", cuyo autor es Tedd Tripp, que trata sobre la educación de niños y jóvenes, a través de la ministración de su corazón. Las invitaba a desayunar en un Pollo Campero y luego leían la obra, discutían algunos puntos y el abordaje de casos del momento que vivían con sus vástagos.
No era egoísta y se gozaba del éxito de otros empresarios, especialmente si profesaban la fe cristiana. Animada por ese espíritu solidario compartió la formula de su negocio con Maria Celina Castillo, fundadora de PRONAVID S.A. de C.V., que fue pionera en la legalización de productos farmacéuticos naturales en el Consejo Superior de Salud Pública. María Celina que ahora tiene oficinas en San Salvador y Tegucigalpa, era maestra y en sus ratos libres vendía manzanas en el centro. Una vez desconsolada porque la habían despedido del colegio donde trabajaba, un alma generosa la puso en contacto con Marta Lilian, quién le dio crédito e inició así su ruta ascendente en el marcado de los medicamentos, llegando a formar pocos años después su propia empresa.
Nunca olvidaré sus sabias e inspiradoras palabras de aliento y apoyo en coyunturas muy críticas, cuando el ánimo decae y el panorama se torna nublado. Nos decía que debíamos tener una agenda espiritual, para cultivar la fe. Ayudaba como que si ella misma no tuviera sus propios problemas. No cabe duda que un espíritu superior guiaba sus pasos. Quizá su mayor legado espiritual se ve reflejado en sus propios hijos Eduardo Josué y Lilian Deborah, a quienes envío mis condolencias.
Fue un corazón abierto, una mano extendida para ayudar, una fuente de fe y esperanza para nuestra familia. Sin duda una destacada empresaria, una hija amorosa, una excelente madre, una hermana altruista, una abuela inmensamente generosa, una sierva de Dios. Al marchar a la eternidad, nos deja un gran vacío, pero también un legado de lucha, bondad y solidaridad. Que en paz descanse Marta Lilian Galvez Duarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario