Por Joaquín Rivera Larios
La poesía con su varita mágica nos permite explorar el inconsciente, revivir, embellecer, transformar eventos de la vida relevantes o cotidianos, extraer enseñanzas y moralejas. Pablo Neruda (1904-1973) consideraba el latido de sus versos: “Como una ola hecha de todas las olas”. Todas las artes son poesía, porque todos los artistas buscan impregnar a su obra un efecto poético.
Una imagen pone en marcha toda la actividad linguistica, para que brote la poesía. La imagen causa conmoción en el sujeto y este intenta encauzar esa chispa o exaltación mediante la escritura, procurando inyectarle ritmo y musicalidad. Y como las ideas fluyen rápidamente y a veces se evaporan a gran velocidad, hay que estar presto para atraparlas y plasmarlas en el papel o en el ordenador.
El romanticismo que enarbola la belleza, la emoción, la pasión, el idilio, ha ido perdiendo terreno en un mundo inalámbrico, cimentado en el utilitarismo, el pragmatismo, los valores materiales, una sexualidad manejada de manera cada más explícita y descarnada. A aquel se le ha asociado con la vida bohemia, despreocupada, irracional, libertina, ausente de la acuciante realidad.No obstante, inyectar una sabia y sana dosis de romanticismo a la existencia, no solo puede ser útil para el autoconocimiento, sino también para entablar relaciones sentimentales sólidas, que echen raíces y perduren. Y es aquí donde juega un rol preponderante el lenguaje poético que alimenta esa visión de amor idílico que se ha ido marchitando con la avalancha de la modernidad. Alguien dijo: "Los poetas son las antenas del género humano".
La poesía nos introduce a la vida espiritual, contribuye a la construcción de identidad verbal y visual al mismo tiempo. Es música y pintura verbales, está indisolublemente unida a la noción de belleza, elegancia, sonoridad, luz deslumbrante y pareciera expandirse a otros ámbitos del quehacer humano. Un gol finamente ejecutado, decimos que fue un poema de gol. El poeta y cineasta Pier Paolo Pasolini (1922-1975) expresaba que “cuando Pelé toma la pelota el fútbol se convierte en poesía". A un partido jugado con un alto nivel técnico se le llama recital y a los futbolistas con gran destreza se les llama artistas.
También la poesía está ligada a la noción de canto, uno de los libros de poemas más entrañables de Pablo Neruda es Canto General, trascendió tanto que fue uno de los dos libros que Ernesto "el Che" Guevara (1928-1967) llevaba en su mochila cuando fue capturado en Bolivia. Dos grandes cantautores mexicanos: José María Napoleón y Joan Sebastian (1951-2015), se les has denominado en su orden “el poeta de la canción” y “el poeta del pueblo”, por la enorme facilidad que tenían para musicalizar sus versos.
Hay personajes no solo de nuestro entorno cercano, sino también del mundo literario, cinematográfico, político, deportivo, que dejan impresa una huella mágica y abonan con su carisma, donaire o talento, los terrenos de la creación poética. Recuerdo insistentemente las palabras de Gustavo Adolfo Becker (1836-1870): “¿Qué es poesía?, dices mientras clavas/en mi pupila tu pupila azul./¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?/Poesía... eres tú”.
Así, no podemos leer la Divina Comedia de Dante Alighieri (1265-1321), Cancionero de Francesco Petrarca (1304-1374) o el poema Nocturno de Manuel Acuña (1849-1873), sin reflexionar sobre la poderosa influencia de las respectivas musas: Beatriz Portinari, Laura de Neves, Rosario de la Peña, que fueron autenticas semillas del genio poético de tan excelsos creadores. Dante ubicó a Beatriz como el ángel de la guarda en el trance del infierno de su famosa obra, Petrarca siguió dedicándole emotivos poemas a Laura después de muerta y se cree que el suicidio de Acuña a los veinticuatro años de edad, tuvo que ver con una depresión derivada de su devoción por Rosario.
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