
La música existe desde tiempos inmemoriales, es inherente al ser humano, es una necesidad, es una fuerza motriz, es el refugio de las penas, el antídoto del dolor, un vehículo de alegría, desde Homero que cantaba sus poemas, pasando por Chopan, Beethoven, Mozart, hasta llegar a Los Beatles, Elvis Presley, Juan Luis Guerra, Pitbull o Calle 13, siempre hubo y habrá cantores y compositores procurando arrullar los corazones y sensibilizar al ser humano, a través del fascinante universo melódico.

El arte melódico con su peculiar poder seductor hace trascender a sus cultores. No son pocos los artistas que con una sola canción han alcanzado el estrellato, uno de ellos fue César de Guatemala (internacionalmente famoso por el tema “Mi plegaria”), quien falleció el 27 de diciembre de 2018 en el Hospital Roosevelt de la capital chapina a la edad de 76 años. El presidente de la República, Jimmy Morales se hizo presente en el nosocomio y como un homenaje al compositor entonó delante del personal de enfermería la famosa canción: “Si en la noche azul/oyes el eco enamorado de mi voz/escúchalo mi bien que es para ti,/ piensa corazón que lo nuestro/ es como un claro manantial/ en donde brotan gotas de cristal/ que nacen de mi triste inspiración…”
Muy a pesar de Ricardo Arjona que exclamaba en su tema "Al otro lado del sol", que no sabía cómo hacían los poetas para encontrar sus musas, éstas con todo su simbolismo siempre estarán prestas para atender el llamado de cantores y compositores, a fin de provocarles los momentos de éxtasis que generan la creación y aunque a veces se tardan –como decía José Cantoral, en su canción “La Musa”–no importa la espera, porque un nuevo tema de amor vendrán a inspirar.

Pero no todo es color de rosa, me pregunto hasta qué punto un icono de la música pueda ser un paradigma, un modelo a seguir, si muchos de ellos tienen existencias caóticas y ruinosas fuera de los escenarios, marcadas por las drogas, la promiscuidad, múltiples divorcios, conductas irascibles, estados depresivos, algunos incluso hacen alarde de violencia, lenguaje soez y exhibiciones obscenas en actuaciones públicas. Quizá paradójicamente ese tipo de existencias atribuladas por las drogas y el alcohol propician la creación musical, y la pregunta que surge es ¿en qué medida la música puede estimular esos desordenes de conducta?
No solo las sustancias alucinógenas provocan frenesí, éxtasis, euforia en los artistas, también el escenario genera una ilusión y descarga de energía que les altera la adrenalina, para entenderlo probablemente habría que estar en sus zapatos. José Luis Rodríguez “El Puma” sostuvo en una entrevista en el programa “Los Imposibles” de Venevisión, que el escenario tiene una adrenalina espectacular, porque aunque no tomes nada y estés cansado, el escenario te levanta, al punto que cuando sales de allí, sientes que mides como cinco metros de estatura, te crees Superman en un bordo, un volcán, para bajarte de allí tardas dos o tres horas.

Acompañado de la Orquesta de Lito Barrientos, en 1960 Julio Jaramillo (1935-1978) se presentó en varias locaciones de El Salvador: Chalatenango, La Unión, Cojutepeque, Santa Tecla, Santa Ana. Se enamoró de la cantante de la orquesta, Berta Coralia Valle, quien lidió con sus pretensiones amorosas y solo accedió hasta que aquel le ofreció matrimonio. Fue así como Jaramillo contrajo nupcias con gran despliegue publicitario el 18 de julio de 1960 con la vocalista salvadoreña, boda que se transmitió por televisión. Pasaron la luna de miel en el Hotel Astoria de San Salvador. Ocho días después el cantor viajo a Costa Rica, dejando a su cónyuge deprimida y avergonzada en el país. Tal matrimonio años después fue anulado debido a que Jaramillo estaba previamente casado en Ecuador y no había formalizado el divorcio.
La industria musical no está exenta de los tentáculos del crimen organizado, el fraude y abuso sexual. El ascenso al pináculo de la fama del niño prodigio que fue Luis Miguel, estuvo manchada por nexos de su padre Luisito Rey (1945-1992), con Arturo “el Negro” Durazo (1918-2000), exjefe la policía de la ciudad de México, vinculado a drogas y corrupción, quien gestionó que el niño actuara en la boda de una hija del presidente José López Portillo (1920-2004). Se dice que a cambio Luisito Rey le concedió al “Negro” como reclamo sexual a su esposa y madre del cantante, Marcela Basteri, actriz y modelo italiana que desapareció misteriosamente en el segundo lustro de los ochenta.


En el otro extremo, se sitúa Margarito Esparza (1936-2016), actor, compositor y cantante mexicano que explotó artísticamente los setenta centímetros de estatura que lo volvían único. Radicó entre 1970 y 1980 en El Salvador. Por un tiempo trabajó de extra en el programa “Oficina para todos”, de Aniceto Porsisoca, personificado por Carlos Álvarez Pineda (1928-1993). Después del cierre del programa, Margarito cantó en los bares nocturnos como el recordado "La Praviana", Bar-Restaurante-Club Nocturno, que incluso le dio el nombre a una zona del Centro Histórico de San Salvador. También se le veía cantar en los autobuses y en algunos parques.
En el primer lustro de los ochenta el joven cantante Oscar Athie protagonizó un triángulo amoroso con dos rubias despampanantes del espectáculo, la actriz Erika Buenfil que era su novia oficial y la juvenil cantante Yuri, ambas en el pináculo de su fama, lo que desembocó en la ruptura de su relación con la primera, cuando ésta se enteró de la infidelidad. El dolor provocado por esta ruptura dio pie a la creación de la icónica canción “Fotografía” (1983) que una de sus memorables estrofas dice: “Flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones/ Muere mi cuerpo, mi casa/ No tengo pasiones”.

La ruptura de Mijares con Lucero, causó revuelo en el 2011.
Por ello, las canción “Si me tenías” (2012), escrita por Gian Marco ("Por
qué cruzaste la frontera de otro cuerpo / Por qué saltaste hacia el abismo de
otros besos") y la supuesta contestación musical de Lucero “No pudiste amar así”
(2013) alimentaron el morbo y la rumorología sobre los factores que propiciaron
la separación de la famosa pareja . Recientemente
han surgido versiones que el primer tema no fue inspirado en la presunta infidelidad de la cantante, pero en el momento en que fue lanzado no se apreció
así.
Así como la canción "Fotografía" de Oscar Athie, fue
inspirada en los conflictos derivados de un triángulo amoroso, la disputa que sostuvieron
Alejandra Guzmán y Paulina Rubio por el amor del ex cantante de Timbiriche de ascendencia ucraniana, Erik Rubin, dio a luz dos exitosos temas: "Hey güera"(1991) y la réplica “Mío” (1992), producciones
que acuerdo con recientes declaraciones de Alejandra Guzmán, más que una
rivalidad, significaron una importante estrategia de publicidad.
La principal ventana al éxito para los artistas hispanoamericanos fue el programa “Siempre en Domingo”, producido por TELEVISA y conducido durante veintiocho años por Raúl Velasco (1933-2006), considerado en su época “el Rey Midas del espectáculo” en México. Marcaba con dedazo qué artista entraba en los hogares latinoamericanos a través de la televisión, algunos de sus colaboradores lo consideraban un déspota y petulante. "El Poeta del pueblo”, Joan Sebastián (1951-2015), ya en la cima del éxito como talento mexicano, le disparó sus verdades al presentador en pleno programa, diciéndole que muchas veces lo buscó para pedirle una oportunidad en su programa y aquél luego de tanto insistir, le dijo que no tenía tiempo para él. A lo que Velasco respondió pidiéndole perdón.
Hay momentos cruciales en la vida de un autor, en los que una canción es fruto de un dolor tan arraigado que hace estallar literalmente el corazón de su creador, la composición se vuelve un grito desesperado que lanza el moribundo antes de partir al más allá. Así ocurrió con el suicidio de Federico Méndez Tejeda (autor de “Por tu maldito amor” que hizo popular Vicente Fernández), en el interior de la Compañía discográfica CBS Record, hoy Sony Music el 16 de noviembre de 1988, tan solo unos días antes de la grabación del icónico tema. Después de escuchar atentamente la letra, comprendemos el por qué Méndez Tejeda se quitó la vida.

La historia registra el “anti show” que tuvo lugar en un concierto de
la banda de rock Guns N’ Roses en San Luis, Estados Unidos, el 2 de julio de 1991, en el que Axl Rose, vocalista de la banda se movía de un lado a otro su cuerpo sobre el escenario, mientras cantaba “Rocket Queen” ante más de 16,000 fans. Rose rompió repentinamente esa icónica estampa para decir: “Saca a ese tipo o lo haré yo”, desafiando a un miembro de su seguridad.
Sin más advertencias, Axl Rose se lanzó a las primeras filas y arrancó la cámara a una persona que le estaba fotografiando. El cantante soltó puñetazos entre la audiencia, mientras el resto del grupo siguió tocando, como si todo fuera parte del espectáculo. Axl regresó al escenario, estrello furiosamente el micrófono contra el piso y desapareció. Como resultado, se generó un disturbio que causó 60 heridos, 16 detenidos, los instrumentos de la banda destrozados y al menos $200,000 en daños.
Aun se le cuestiona a Ricardo Arjona sobre la violencia que presuntamente ejerció sobre su ex esposa, la ex miss Puerto Rico, Leslie Torres. En 2012, un grupo de vecinos se opuso a la colocación de una estatua en honor a la estrella del rock, Chuck Berry (1926-2017) en el distrito bohemio de Delmar Loop en St. Louis, por haber sido hallado culpable de delitos graves en el comienzo de su carrera, incluido el de transportar a una mujer a otro estado con propósitos inmorales en 1962. Muchos artistas, entre ellos Charly García y Paul Simons han destruido instrumentos en pleno concierto.
Bien sea para alentar las nobles o las bajas pasiones, la música siempre estaría allí cual fiel compañera. Y un devenir constante, los cerebros y corazones continuarán reverberando melodías y los cultores del arte sonoro, seguirán apuntado sus sueños hacia el firmamento en prolongadas noches de insomnio, en busca de nuevos ritmos, géneros, armonías, remozadas ideas y formas de expresión, exteriorizando con otras notas y palabras los sentimientos y pensamientos que se agitarán en la conciencias de las sucesivas generaciones. Y por lo tanto, mientras la humanidad exista, nunca faltará quien exclame: ¡Música Maestro!
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