domingo, 11 de agosto de 2024

LA LUMINARIA QUE PERDIO LA BATALLA CONTRA LA DEPRESIÓN


Por Joaquín Rivera Larios



A principios de los noventa un programa se posicionó del gusto infantil, se llamaba Nubeluz y era producido en Perú, alternaba música, juegos, dibujos animados y espectáculos, en el marco de una impresionante escenografía. Era la competencia de la cantante y bailarina brasileña, Xuxa, cuyo show transmitía Canal 6. El programa era transmitido en El Salvador por Canal 4 los sábados por la mañana.



En principio fue conducido por dos "dalinas" (damas lindas) Almendra Golmeski (argentina) y Mónica Santamaría (peruana), ambas muy bellas, quienes interpretaban bonitas y melodiosas canciones con excelentes mensajes morales: "Papi deja de fumar", "A gozar", "Yo quiero ser", "Dame tiempo", "Que siga la fiesta", "Cuidado", "La alegría de vivir", todas ellas acompañadas con excelentes coreografías.





La modelo, cantante y conductora de televisión, Monica Janette Santa María Smith, (Miraflores, 6 de diciembre de 1972-La Molina, 13 de marzo de 1994) me cautivó desde que la vi por primera vez, y es que destacaba claramente por su personalidad extrovertida, divertida, alegre, ágil. Su virtuosismo, magnetismo y carisma frente a las cámaras, hermosa sonrisa, finas facciones, grandes y expresivos ojos azules, le dieron un merecido lugar de privilegio en el gusto de los nubesinos (niños y niñas fans del programa).



NIÑEZ Y ADOLESCENCIA

Sus padres eran Danilo Santa María, originario de Trujillo (Perú) y Judith Smith, ciudadana canadiense. Fue la segunda hija del matrimonio y cursó sus estudios escolares, junto con sus hermanas Liz y Sandra, en el Colegio Nuestra Señora del Carmen, Carmelitas, ubicado en el distrito limeño de Miraflores.



Era tan bonita que la gente paraba a la mamá en la calle, contó más tarde Liz Santa María Smith, su hermana mayor. Pero Mónica no era solo una cara bonita y una silueta atractiva: “Desde chiquita siempre destacó, sobre todo por su inteligencia. Siempre fue una chica super inteligente, tenía los primeros premios y los profesores hablaban de ella con mis padres y decían que era excelente alumna”, añadió.



Arrancada prematuramente de su mundo infantil, a los nueve años, inició una promisoria  y muy bien remunerada carrera como modelo profesional y grabó su primer comercial televisivo para la marca Basa. Pero su consagración en el mundo del modelaje infantil se dio en 1985 con un comercial para el champú Ammens.


A los catorce años, se convirtió en modelo principal de la marca de cosméticos Yanbal. A los quince años antes de terminar el colegio, era la persona que ganaba más dinero de su casa. Es ese trabajo de modelo conoció a su amiga y compañera durante ocho años, Almendra Gomelsky, quien sería, junto con Mónica, coanimadora en el programa infantil Nubeluz.



Mónica Santa María tuvo, en 1988, una breve aparición en Chiquiticosas, un programa infantil de TV Perú que era conducido por Mirtha Patiño, con una presentación de una coreografía de la canción Manic Monday, de The Bangles, junto con sus amigas y compañeras del colegio.

EL BOOM DE NUBELUZ

Tras la despedida de El show de Yuli, en Perú, conducido por Giuliana Maiocchi Woodman, la emisora peruana Panamericana Televisión quería continuar explorando el nicho de programas infantiles y puso manos a la obra para volver a cautivar a la audiencia con un formato de características similares (música y juegos) pero con un universo propio, llamado Nubeluz.

                                                    

El show le debe mucho a Alonso Alegría Amézquita, dramaturgo de larga data que lideró el equipo que crearía un formato que transcurriría en una nube y en el que el espíritu de fiesta ininterrumpida durante cuatro horas, con juegos, dibujos animados y canciones, se respetaría hasta el último segundo de aire.


Los ejecutivos de Panamericana televisión estaban muy entusiasmados, sabían que tenían entre manos un programa éxitoso, pero, debían encontrar el espacio ideal para grabarlo y escoger a las conductoras (no querían una sola para evitar el protagonismo excesivo y las potenciales exigencias desmedidas en caso de conseguir un éxito).


Tras realizar un exhaustivo casting por todo Perú, la primera en ser elegida fue Mónica Santa María Smith, modelo de 17 años, una joven que deslumbró con su espontaneidad y belleza; posteriormente se sumaría al proyecto la argentina, Almendra Gomelsky, de 21, también modelo, que fue a la prueba sin demasiadas ganas ni expectativas, impulsada por Santa María. El primer programa se emitió el 4 de septiembre de 1990


Uno de los rasgos característicos de Nubeluz, que rápidamente cautivó a las audiencias, tenía que ver con el idioma propio que se utilizaba en el show, el glúfico, en el que se imponían palabras como “dalinas” (conductoras), “nubecinos” (público en vivo en el estudio), “nubetores” (niños que seguían el programa desde sus hogares), “gólmodis” (bailarines que asistían a los participantes) y un grito de guerra icónico para dar inicio a las diferentes competencias de cada entrega: “¡Grántico, pálmani, zum!”




El show se grababa en el coliseo Amauta de Lima y su éxito fue tal que llegó a ser transmitido en más de veinticuatro países a nivel internacional.El revuelo del programa no se hizo esperar, y a medida que crecía el éxito, las pautas publicitarias y las licencias para comercializar la marca en una infinidad de productos -desde golosinas, artículos de higiene personal, CD’s, casettes y vinilos a muñecas. 



Frente al éxito arrollador, no faltan las agrias criticas que cuestionan el mérito artístico, muchas veces motivadas por la envidia descarnada y disfrazadas de argumentos convincentes. Una de las principales detractoras de las dalinas fue Yola Polastri (1950-2024), icónica animadora infantil de Perú, que advertía, cada vez que podía, que las dalinas no eran quienes entonaban las canciones del show.

                                                



EL PREAMBULO DEL FIN

Mónica a su corta edad ya llevaba una vida bastante ajetreada que, probablemente no podía sobrellevar, entre sus estudios, el programa de TV y el modelaje, el acecho de la prensa, las giras interminables y las presentaciones que tenía que cumplir. La gran presión de la fama que invade la vida privada y restringe la libertad del artista. La dificultad que conlleva vivir siendo una imagen pública. El estrés personal y familiar que ello genera.




Fueron 5 veces las que intentó acabar con su vida sin que nadie supiera, en su momento. El 17 de enero de 1994, Mónica ingresó a la Clínica San Borja para someterse a un tratamiento psiquiátrico, no aguantó y solamente estuvo por 3 horas. Regresó al mismo lugar el jueves 10 de febrero por ingerir una sobredosis de treinta y siete pastillas.

                                                

Su gozo era solo aparente o momentáneo, detrás de esa sonrisa radiante y esos ojos azules que cautivaban, se escondía un ser profundamente apesadumbrado. A pesar que entregaba mensajes motivadores a los televidentes y niños, por otro lado, vivía sumergida en la tristeza y la depresión, pues según testimonios recopilados por sus cercanos, ella amaba a sus hermanas, pero tenía mala relación con sus padres, quienes se negaban a su vocación televisiva. 


                                                
Luis Carrizales Stoll, productor general de Nubeluz, hizo esta revelación para el programa Vidas Secretas: “No me sorprendió que lo haya intentado varias veces. Personas así nacen con una pistola bajo el brazo”. Las preguntas que surgen son, ¿Por qué ella siendo aun soltera se distanciaba de su familia? ¿Por qué nadie de su circulo cercano pudo ayudarle?


No encontró en sus parejas la empatía y el cobijo que necesitaba. Sus demandas afectivas no eran adecuadamente respondidas. Después de tener una relación sentimental breve con el cantante y actor Diego Bertie (1967-2022), le tocaron hombres que colaboraron en agudizar su depresión, conminándola a terapia.




Con otro novio, Arturo Baily se vio involucrada en un chantaje sexual del denominado “Clan Calígula”, un grupo de jóvenes limeños de clase acomodada (organizadores de fiestas y orgías) que grababa a famosos en su intimidad para poder extorsionarlos a ellos y sus familias por grandes sumas de dinero. Este grupo supuestamente tenía en su poder imágenes de la “dalina”

En una fiesta de matrimonio sostuvo una fuerte discusión la noche del sábado 12 de marzo de 1994 con su novio, Constantino Heredia, entonces de 26 años, quien era hijo del representante de Pepsi en Perú. Según testigos el altercado se produjo por la negativa de “Tino” a casarse con su bella novia.





Al calor de la discusión y el malestar, le hurtó la pistola que su novio tenía en la guantera de su vehículo. Él se fue de viaje con sus amigos y ella se quedó sola deprimida en su departamento.



Su molestia fue notoria y salió del recinto para tomar un taxi que la llevaría a un exclusivo barrio de La Molina. Desde allí, se comunicó con su pareja para indicarle que tenía pensado usar una pistola Sig Sauer 9 milímetros. La primera reacción de este fue comunicarse con los padres de la animadora para advertirles de lo ocurrido.



Cuando ambos llegaron a su vivienda, la estrella de Nubeluz los calmó diciéndoles que se trataba de un engaño de ‘Tino’ y que no tenían porqué preocuparse. Esa fue la última vez que la vieron con vida.






Al estar sola nuevamente, llamó a su enamorado, dejándole este mensaje en su grabadora: “Lo único que querías es tu pistola, ¿no? No te preocupes, cuando yo acabe lo que tenga que hacer, puedes pedirla a César Coello. Y deja de llamar a mis padres y decir que yo la tengo, porque ellos no te van a creer, creen que estás loco”.




LA MADRUGADA TRÁGICA

Todo ese paraíso de diversión que representaba Nubeluz se desvaneció cuando la infausta madrugada del domingo del 13 de marzo 1994 a las tres de la mañana, Mónica que aparentemente tenía todo (increíble belleza, fama y fortuna, un novio adinerado, un futuro incalculablemente prometedor), se disparó en el paladar, cegando así su efímera existencia, cuando solo tenía 21 años. Fue encontrada por sus familiares en su cama, rodeada de sangre y junto a 60 pastillas de Rohypnol, un medicamento utilizado para inducir el sueño.


SEPELIO

El noticiero "24 Horas" de Perú anunciaba dos días después el sepelio de esta bellísima artista en el Cementerio Jardines de La Paz,  luego de una misa de cuerpo presente en la iglesia Virgen de Fátima en el Distrito de Miraflores en Lima, Perú. El cortejo fúnebre lo encabezaba sus hermanas Liz y Cecilia y su novio Tino Heredia, con quien según el noticiero contraería matrimonio a mediados de 1994. Se hicieron presentes a las honras fúnebres las dalinas, Almendra Gomelsky y Lily Kubillium. El medio dijo que su vida fue tan fugaz como una nube, pero siempre cargada de éxito.

                                                            

Sin duda uno de los decesos más sensibles de los noventa. Una muerte abrupta que conmocionó a millares de televidentes y rompió el corazón de niños y adolescentes que admiraban a la artista. Ya han pasado treinta años desde aquel fatídico y sombrío día en que partió Mónica Janette Santa María Smith, quien al desaparecer del firmamento de Nubeluz, modificó la relación del programa con el publico, provocando el declive del show, el cual dejo de transmitirse en 1995.


¡MÓNICA VIVE!

Parecía que con el tiempo la imagen Mónica Santa María se desvanecería gradualmente en el olvido, pero el recuerdo de su éxito arrollador y encantadora presencia sigue vivo y sus memorables canciones junto a Almendra Golmesky, en el marco de Nubeluz continúan teniendo eco de generación en generación. 





Prueba de ello, es la Película “Sube a mi Nube” (2024), que trata cómo se gestó  y ejecutó el colosal proyecto televisivo, el drama y el fin de Mónica Santa María, al tiempo que tuvo lugar el show “Nubeluz, la despedida: un viaje directo a la nostalgia”, en el que la mayoría del elenco se reencontró con el público  en el Estadio San Marcos de Lima, Perú el 20 de julio de 2024.





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