lunes, 2 de septiembre de 2024

JUAN RAMÓN URIARTE, EL ILUSTRE DESCONOCIDO

Por Joaquín Rivera Larios

 

En nuestro medio no es extraño que el olvido o el ninguneo sean la moneda con la que se retribuye el mérito intelectual o artístico, lo que edifica el intelecto o nutre el espíritu no es justipreciado en la sociedad de consumo, porque regularmente no se traduce en una rentabilidad económica inmediata. Figuras prominentes del arte, la literatura, la docencia en épocas pretéritas, son injustamente invisibilizadas por las presentes generaciones, en parte por los vacíos y escasa difusión de los programas culturales.  

  

Tal es el caso de Juan Ramón Uriarte, educador, diplomático, escritor y periodista salvadoreño,  nacido  en San Salvador el 24 de octubre de 1884. Muestra palmaria de este olvido es el busto bastante descuidado que en su honor se alza en el Parque Cuscatlán de San Salvador. Con el tiempo se han perdido las letras que identificaban el monumento.

Según la página virtual de la Academia Salvadoreña de la Historia, esta entidad se instituyó en San Salvador en  1922, siendo Juan Ramón Uriarte uno de los fundadores en el cargo de Secretario, nombrado por la Real Academia de la Historia de España, junto al Director, doctor Alberto Luna, don  Ismael Fuentes,  Dr. Víctor Jeréz, Ing. Pedro Salvador Fonseca, Mons. Ricardo Santiago Vilanova, don Francisco Castañeda y otros.


El mismo año 1922, Juan Ramón Uriarte con los intelectuales Rafael Víctor Castro Ramírez (1878-1932), Julio Enrique Ávila(1892-1968), Miguel Ángel Espino (1902-1967), Manuel Andino (1892-1958), Juan Felipe Toruño (1898-1980)  y otros establecieron la sociedad anónima Centro Editorial Salvadoreño, dueña de la imprenta capitalina La República (1895) y del periódico El Día (1923-1933), Diario de Información y de Cultura. 


El doctor Juan Felipe Toruño en su obra “Desarrollo literario de El Salvador” (1958), lo ubica entre los encauzadores de la literatura salvadoreña, juntamente con los maestros y literatos salvadoreños, Francisco Gavidia (1863-1955)  y Alberto Masferrer (1868-1932),  y le considera el animador desde la escuela, el periódico y la cátedra.

Como periodista y escritor dejo una estela luminosa en su intensa labor cultural. Su influencia en los círculos intelectuales se  hizo sentir en el periodo 1915-1930.

La Dirección General de Publicaciones del Ministerio de Educación ha dado a luz  dos ediciones de su obra máxima “Páginas Escogidas”,  la primera edición corresponde al 12 de abril de 1939 y la segunda al 11 de julio de 1967. Los artículos que integran dicho libro fueron recopilados por sus alumnos Ceferino E. Lobo y Héctor Aguilar.   



La nota editorial de la segunda edición de su libro refiere: “El contenido de PAGINAS ESCOGIDAS es una manifestación elocuente del fervor y la pasión puestos por Uriarte en sus escritos. Y en todos ellos se advierte la presencia del maestro. Parece como si cada palabra y cada párrafo fueran dichos pensando en la lección que habrían de llevar a los demás”.  

                                            


Se podría decir que Juan Ramón Uriarte era un pensador moralista, cuyos artículos buscaban generar crecimiento espiritual, motivar a los lectores a procurar niveles de excelencia en sus profesiones u oficios y a contrarrestar los vicios sociales que nos postergan al subdesarrollo. En cierto sentido su obra guarda similitud con la de otros escritores de la talla de  Alberto Masferrer (1868-1932), Camilo Campos adelante citado, Carlos Balaguer (1952), César Guzman (1932-2019). 

Prestó al país importantes servicios en la administración pública como Director General de Correos y Director del Instituto Normal Central  Varones de El Salvador, donde fue profesor de Moral.  Siendo director de este instituto, tuvo alumnos destacados como Camilo Campos (1899-1924), autor del libro “Normas Supremas”, obra que es un "ideario para superaciones en el orden moral e intelectual".



Otro alumno destacado de Uriarte, fue uno de los que recopiló su obra:  Ceferino E. Lobo, autor de "Ensayos sobre la Critica" (1939), que contiene una conferencia sobre Camilo Campos pronunciada por su autor el 18 de junio de 1938, en la que lo estudia bajo los aspectos del escritor , del maestro de vanguardia, del reformador , del educador; y la "Enseñanza del castellano". (Gallegos Valdés Luis, Panorama de la Literatura Salvadoreña, UCA Editores, 1981 Pág. 357). Lobo fue viceministro de Educación durante el mandato de Julio Adalberto Rivera en el quinquenio1962-1967.

Uriarte fue renovador en el campo educativo. Trajo de Europa  a su patria la estética y todo lo que fuera de Jean Marie Guyau (1854-1888), filosofo y poeta libertario francés, considerado el “Nietzche francés”  y lo colocó en actividad docente. 

Como diplomático fue Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario  en México cuando lo sorprendió la muerte el   12 de octubre de 1934 a la edad de 49 años. Actualmente un Centro Escolar en Armenia, Sonsonate, lleva su nombre.   

PAGINAS ESCOGIDAS  




En Páginas Escogidas, desarrolla diversas temáticas, entre ellas un ensayo sobre crítica  literaria, en el que destaca  “Síntesis Histórica de la  Literatura Salvadoreña”, enfocándose en las virtudes intelectuales de  Julio Enrique Avila (1892-1968), José Batres Montufar (1809-1844),  Ignacio Gómez (1813-1879), Miguel Alvarez Castro (1795-1855), entre otros destacados cultores de la lira en nuestro terruño.     

Entresacamos del apartado de artículos de superación con alto contenido ético  bajo el acápite “Forjate”  “Espíritus Progresitas”, “Huye de la Política”,  “Avante siempre”, “Misión del dolor”, “La virginidad de las cuartillas”, “Cásate”, en las que señala senderos a sus lectores, con especial dedicatoria a la juventud, para direccionar sus pasos por la senda del progreso y la integridad.  

A continuación esbozo únicamente algunos de sus inspiradores y aleccionadores artículos escritos hace un siglo o más, pero que tienen perenne actualidad.   

En “Espíritus progresistas”,  citando al filosofo y abogado uruguayo Carlos  Vaz- Ferreira (1872-1958), trae a cuenta dos clases de espíritus progresistas: los que aceptan las conquistas ya sancionadas universalmente, y los que estando en ese mismo plano de progreso, laboran por libertades, innovaciones y mejoras no aceptadas y a veces rechazadas en el presente, pero que el porvenir saludará con respetuosa admiración.

El artículo “Avante siempre” es encabezado por su famosa frase: “Llegar  es detenerse, detenerse, estacarse; y estancarse, morir en vida”.  Premisa que merodea la idea que muchos existen, pero no viven, porque suben un peldaño y creen que han llegado a lo más alto de la escalera, Uriarte nos exhorta que no debemos sentir que hemos alcanzado la meta. Sugiere que los pueblos deben pensar en ascender perpetuamente. Nos motiva a surgir todos los días con una luz más dentro del cerebro, con una nueva canción dentro del alma.   

Cuando escribe “Huye de la política”, plantea una visión de la política partidaria bastante negativa, aquella que defiende intereses oscuros y mezquinos de minorías  y no el interés general.  Precisa  sin ambages: “La política  partidarista es peor mil veces y mil veces más funesta porque vive de pasiones en lucha, de ambiciones personales, porque su mérito está es escamotear la verdad y en disfrazar la justicia, porque no tiene más finalidad que el éxito, porque siembra exclusivismos, aberraciones, odios. Nada más propicio que la política para gastar inútilmente nuestras energías”.

En “Cásate”, Uriarte dibuja la importancia de la institución matrimonial para el desarrollo integral de la persona: “Cásate para que estés completo en tu entidad intelectual. Porque el matrimonio, a pesar de sus defectos propios, es tesoro de energías mentales, fuente de inspiraciones fecundas”.  Y enaltece a su vez la importancia de la herencia ancestral que deriva de la unión matrimonial: “Cásate joven para que de brizna, brizna a brizna, labres tu nido en el árbol de la Vida, y puedas ver, en tu virilidad, el triunfo de tu cuerpo y de tu alma en tus hijos y sus obras futuras”.   


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