martes, 29 de diciembre de 2020

MI PASO POR LA ESCUELA EXPERIMENTAL HUMBERTO ROMERO ALVERGUE


Por Joaquín Rivera Larios

De 1977 a 1979, estudié de tercero a quinto grado, en la Escuela Experimental Unificada Dr. Humberto Romero Alvergue (ERA), ubicada en el Barrio San Jacinto de San Salvador. Viajaba del Barrio Concepción a la ERA en los buses de la Ruta 21, que hace su recorrido, de Santiago Texacuangos a San Salvador, pasando por Santo Tomas. A nivel de vox populi se manejaba que era una de las mejores escuelas públicas del país.

Mi hermano Álvaro me explicó cómo llegar de la ERA a una casa que tenía mi padre en la calle Francisco Menéndez, Barrio Candelaria, recorriendo la Avenida Los Diplomáticos. Me previno con mucha insistencia que tuviera cuidado al cruzar las calles, percatándome con atención si venía carro o no.




Si bien se honraba su memoria cada año en actos solemnes, a los que asistían familiares del homenajeado, desde que fui un niño el personaje cuyo nombre lleva la escuela me pareció enigmático.   Hoy que busco en la red datos biográficos de Humberto Romero Alvergue, tropiezo con una escasez de información. Lo que he podido descubrir en diversas fuentes son datos contradictorios. Por cierto en una página de la ERA aparece que era médico pediatra y que fue Ministro de Trabajo.

Otra fuente indica que el doctor Humberto Romero Alvergue fue Ministro de Salud, destacando que fue considerado “Patriota de la Revolución  Salvadoreña”, al tiempo que citó también una noticia aparecida en La Prensa Gráfica del 11 de junio de 1954, en la que se destacaba el homenaje tributado por alumnos de la ERA  a un año de su deceso (Tesis de la Universidad Don Bosco “El movimiento de Experimentación Pedagógica en El Salvador”, Pág. 48)



El escritor David Escobar Galindo recuerda en un artículo publicado en La Prensa Gráfica del 2 de febrero de 2019  que cuando tenía 4 y 5 años estuvo en las salas y en los corredores de la antigua Casa Presidencial (la casona de San Jacinto), donde circulaban figuras como el Mayor Óscar Osorio, el doctor Humberto Costa, el doctor Humberto Romero Alvergue y el también Mayor Óscar Bolaños...

Se ubica a Romero Alvergue como fundador del Partido Revolucionario de Unificación Democrática (PRUD) en agosto de 1949, y miembro de la primera junta directiva Central del mismo instituto político, junto a Atilio García Prieto, José María Peralta y José Kuri, tal como lo menciona un ensayo “La revolución salvadoreña de 1948. Propaganda visual e imágenes”. Este partido llevo al poder a dos presidentes militares: Oscar Osorio y José María Lemus.


Si algo es cierto es que Romero Alvergue fue del círculo más cercano al Mayor Oscar Osorio, pero persisten las discrepancias sobre el cargo que ocupo. Ciertamente, al referirse al gabinete de Osorio, Julio Adolfo Rey Prendes cita en su libro “De la dictadura militar a la democracia”, Pag.69 que Humberto Romero Alvergue fue Secretario General de la Presidencia, que el Secretario particular fue el doctor Rafael Antonio Belloso, y el Secretario privado, Capitán Alonso Castillo Navarrete.                                                     


Desde niño oía comentarios que por problemas de infidelidad la Primera Dama, Leticia Rosales, en arrebato de celos atacó a balazos al presidente Oscar Osorio, por un romance que éste sostenía con Esperanza Llerena, mujer blanca bellísima, y oí decir que la mujer iracunda al parecer había atacado a otro funcionario del gobierno. Algo me decía que la víctima fatal había sido Humberto Romero Alvergue, pero estos son los pasajes ocultos de la historia, ya que aparentemente las circunstancias de su abrupta muerte no fueron esclarecidas a la opinión pública.

Al indagar en el Registro de Estado Familiar de la Alcaldía Municipal de San Salvador, me encontré que Humberto Romero Alvergue falleció a la edad de treinta y tres años en el Hospital Johns Hopkins, Baltimore, Maryland, Estados Unidos, a las veintiuna horas y treinta minutos del diez de junio de mil novecientos cincuenta y tres, que era soltero, del domicilio de San Salvador, hijo de Humberto Romero y Concepción Alvergue viuda de Romero. La certificación de partida de defunción número mil ciento once, folio cuarenta del libro dos B de partidas de defunción, menciona solamente que era doctor, no menciona de donde era originario y no aclara la causa de muerte, no obstante, haber fallecido en un hospital.




Un hecho curioso y cómico tuvo lugar el día de la matrícula, cuando mi madre se confundió y en lugar de ingresar a la ERA, entró conmigo a la Escuela Especial que estaba a la par, donde estudiaban niños con diferentes tipos de discapacidad. La orientadora me veía y preguntaba a mi madre "¿Está segura que quiera matricular a su hijo aquí?" y mi madre insistía "Sí". Al final nos explicó que el centro de estudios que buscábamos estaba en la siguiente manzana.



Mis profesores fueron Gladys Ayala (tercer grado “D”), Carlos Alberto Rodríguez(cuarto grado “D”), quien por cierto desapareció a principios de los años ochenta presuntamente por motivos del conflicto armado; y en quinto grado tuvimos una profesora bajita y morenita, cuyo nombre no recuerdo, que se caracterizaba por aplicar férreos castigos físicos a quienes no hacían las tareas, lo que incluía bajarle el pantalón a los niños y pegarles con la regla en las nalgas. La Directora en aquella época era la profesora Lidia Xochilt Valencia y el subdirector, Francisco Castro.











Tengo fresco en la memoria la imagen del profesor Rodríguez y lo eché de menos desde que vi su foto en el periódico en calidad de desaparecido. Confundido me envió a la Biblioteca, pensando que me enviaba a un concurso de dibujo. Y resulto que era un concurso de poesía con motivo del Día del Padre. Para mi sorpresa resulté ganador y mi poema fue expuesto en un periódico mural. Rodríguez leyó el poema en clase y me felicitó afectuosamente.







Orlando Burgos recuerda que estudió en la ERA de 1971-1980, salió del 9° "B". Sus profesores fueron la señorita Perla, luego Xochilt Valencia hasta 3° grado. Posteriormente Wilfredo Leonel Torres, quien por cierto era arbitro FIFA. Del 78 al 80 le dio clases el profesor Mario Guerrero (Inglés ), el profesor Mata Celis Estudios Sociales e Idioma Nacional. Y Francisco Castro a su juicio el mejor profesor, le impartió Matemáticas y Ciencias Naturales. Por mi parte, tengo presente a las profesoras Chirley y Margarita Adalina Quijano de Segundo Ciclo y la señora Yolanda Maldonado de Ferrufino que daba clases a segundo grado.




Hacia 1978, yendo a clases solía ver pasar la caravana presidencial que acompañaba al General Carlos Humberto Romero, a la sazón Presidente de la República, cuando se conducía a la Casa Presidencial. Cierta vez me obsequiaron en esa Casa un par de fotografías grandes del mandatario y se los mostré a algunos trabajadores del taller de obra de banco de mi padre, quienes me dijeron que pusiera uno de los retratos en una pared. Al colocarlo, le tiraron trapos sucios y me advirtieron “¡Nunca más volvas a traer una foto de ese hijo de la gran p… aquí!”

Rememoro el júbilo que nos colmó cuando llegaron a la ERA promover al Teleférico de San Jacinto, y bailaron en la cancha el Ratón Perez, el Conejo y el Ala Perica. Al son del slogan publicitario “Ven y sube al reino del Pájaro y la Nube”, el Teleferico, inaugurado en noviembre de 1977, era toda una novedad en ese momento, con sus góndolas, los carros chocones, carruseles, el pulpo, el gusanito, un tren y restaurantes, entre otros, ofrecían un entretenimiento inolvidable. Se hicieron colectas en las aulas en forma de ahorro, para ir en excursión a ese novedoso paseo.

Quizá una de las memorias más vívidas de primaria, es el deleite de ver y oir cantar “Eres tú” (el icónico tema del quinteto español Mocedades) a una bella niña de ojos ambar, llamada Betsabe Jiménez, que a mi juicio-y creo que coincidía con la mayoría- era la más atractiva de la sección. Por cierto ella disputaba el primer lugar de la sección con Walter, un compañero flaco, risueño, de carácter apacible. Cuando estudiaba Bachillerato en el Colegio Bautista de San Salvador, tuve el enorme privilegio de volver a verla vocalizando en un grupo de música andina. En la foto aparece Betsabé con compañeros que egresaron de noveno "B" en 1983.





Cierta vez llegué formal a la escuela con camisa manga larga decorada con pequeñas figuras de pingüinos, haciendo a un lado la habitual camisa gris con las siglas ERA bordadas en rojo y pantalón azul negro. Y para mi orgullo, el profesor Carlos Alberto Rodríguez, me designó como acompañante de la candidata a reina de nuestra sección que naturalmente era Betsabe Jiménez. En mi memoria, aun resuenan los megáfonos anunciando mi nombre como acompañante de nuestra bella candidata.



Camino a la escuela o a la salida, era un deleite recorrer los parques Juan José Cañas, Venustiano Carranza, Felipe Soto, Miguel de Cervantes, con todo su verdor y contemplar los bustos de los personajes históricos. A principios de los ochenta los parques fueron apartados del dominio público con muros, malla ciclón, casetas de seguridad y una fuerte presencia militar, para salvaguardar las instalaciones de Casa Presidencial.

Los estudiantes estábamos distribuidos en comités (Comité Cívico, Comité de Ornato y Aseo y otros), en cuarto grado nos asignaron grupos de trabajo todo el año, el nuestro se llamaba “Los invencibles”. Teníamos una pequeña biblioteca en el aula, formada por libros adquiridos por el alumnado. A mí me asignaron la compra del libro “Composición” de Joaquín Añorga. El comité al que yo pertenecía tenía Junta Directiva y era coordinado por la profesora de sexto grado, Luz Marina Osorio de Merlos. Nos llevaban un día a la semana a natación al Círculo Estudiantil.




Un temor que nos infundían los maestros era que no deberíamos ir a “La zona prohibida”, un terreno agreste que quedaba atrás de los edificios. Allí se ocultaban los niños que no querían ir a clases, pero el subdirector Francisco Castro (1977-1979), se daba sus recorridos en la zona, y si a uno lo encontraban refugiado allí, lo llevaban a firmar un libro de faltas, y a las tres faltas le cancelaban la matrícula, pero no vi que cancelaran la matrícula a nadie.




En este esfuerzo por ganarle la batalla al olvido, fue valioso el apoyo del ex compañero Guillermo Padilla de 9o. grado "A" 1974, quien tuvo la gentileza de proporcionarme copia de una lista de mis compañeros y compañeras de 5º. D en 1979 ( 22 varones y 16 niñas). Mi memoria es tan precaria que solo recuerdo de manera borrosa algunos rostros y la mayoría de ellos desafortunadamente se han desdibujado en mis recuerdos.





Según la lista proporcionada, la niñas que me acompañaron en 5º. "D" 1979, fueron: Celia Elizabeth Ayala, Sonia Mahita García, Rosa Emilia Hernández, Irma Elena Iraheta, Patricia Iris Inestroza, Betsabe Jimenez Valencia, Yanira Elizabeth Martinez, Maritza Elizabeth Martir Ortiz, Norma Carolina Martinez, Monica del Carmen Marroquin, Mercedes Dinora Perdomo, Lidia Beatriz Roque, Reina Maribel Rivas, Luisa Marlene Sanchez, Rut América Torres, Sandra Rubí Somoza.


Compartí el tiempo y el espacio en la ERA con los siguientes compañeros: Luis Alberto Bautista, René Alfredo Campos, Jorge Abraham Colocho, Miguel Angel Escobar, René Leodan Gómez, Fidel Cristino Garay, Joel Herrera Martinez, Salvador Alcides Inestroza, Rafael Edgardo Leiva, Omar Odir Maida López, Oscar Alfredo Matamoros, Edgardo Molina Bulnes, Ramón Arturo Mejía, Carlos Alcides Montoya, Nestor Bladimir Ochoa, José Luis Quezada, Albert Douglas Ramos, William Roberto Romero, Joaquín Rivera Larios, Edwin Alexander Rendón, Alberto Theseo Botán Ungo, Nelson Ricardo Ventura Ayala. 
                

5 comentarios:

  1. Para los exalumnos de ERA, pueda que este artículo les traiga entrañables memorias. Sin haber estudiado en esta escuela, con esta lectura, he hecho un recorrido por sus aulas y me he deleitado con esta bonita reseña.

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  2. Me emocionó leer esta crónica. Fui alumno de la ERA de 1974 a 1976, en la seccion G con el Profesor Carlos Recinos y Milagro de Pacheco.
    Con mi memoria recorri, las aulas de la ERA, las calles que me llevaban al Hogar del Niño en la Avenida Cuba, los parques Venustiano Carranza y Juan José Cañas, el Cuartel Zapote, la Casa Presidencial, el Circulo Estudiantil, en fin, en mi memoria volvi a recordar a mis compañeros de clase, a todos los recuerdo todavia por nombre y apellido y tambien recordé los ojos oscuros de Teresa y su sonrisa dulce, y sus manos donde me pedia que le escribiera los poemas de Pablo Neruda y además los mios.
    La ERA es uno de los recuerdos mas lindos de mi vida.

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  3. Que bonita historia, no soy de esa época pero conocí a una persona que estudió en esa escuela, es agradable conocer los principios de este centro educativo y conocer experiencias inolvidables que vivió Joaquín Larios. Me encanta conocer cosas que ocurrieron en el pasado o cuando era yo una niña.

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  4. Muy hermosas y reflexivas reminiscencias Don Joaquin. Usted recuerda el nombre de la directora de ERA en ese entonces 1973? Muchas gracias y Dios lo bendiga mucho.

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