sábado, 16 de abril de 2022

SOPLOS DE MADUREZ

Por Joaquín Rivera Larios
 
                                                       

                                                  
La vida es un fluir perenne, en la que lo único constante es el cambio. Nos va colocando en escenarios diferentes donde la capacidad de adaptación se impone. Resistirse a cambios inevitables nos hace sufrir más. Debemos procurar que el cambio sea nuestro aliado y no nuestro enemigo.

La adaptación a circunstancias variables supone versatilidad, tolerancia y respeto a la diversidad, los seres humanos no somos lo que debemos ser, sino lo que podemos ser. Todos nos hemos formado bajo circunstancias diferentes (hogar, escuela, iglesia, comunidad, cultura, etc.), y eso genera naturales dificultades de entendimiento que debemos asumir como realidades.

La dinámica de la existencia es acelerada y estresa, la violencia impregna todos los espacios y relaciones, conservar la cordura y la sensatez, cada vez es más difícil, pero debemos hacer un esfuerzo para gobernar nuestras emociones sin desbordarnos, aunque los estímulos sean tan fuertes que pareciera que no dan otra opción.

Debemos amar con intensidad y sin reservas, pero saber decir adiós cuando la relación es insostenible. Hay que tener una elasticidad espiritual, para amar sin ser posesivos y ser desprendidos cuando la relación ya no es viable. Debemos interiorizar que la ley es dar para recibir. Y no esperar gratitud de las personas, porque hay una ley de compensación que opera inexorablemente.

Recorrer la senda  de la excelencia y el éxito conlleva ineludiblemente la comisión de errores que deben ser bien interiorizados y capitalizados. No debemos temer al fracaso, solo a no aprender. Toda situación adversa nos da una oportunidad de aprendizaje y perfeccionamiento. El entusiasmo y la buena vibra son los hilos conductores del éxito. Debemos explotar nuestras potencialidades, sin desconocer nuestras limitaciones.

Los vínculos afectivos con el sexo complementario, son claves para nuestra estabilidad emocional. Deben ser una fuente inspiración para crecer y desarrollarnos y no una obsesión que nos deprima. Debemos procurar que las relaciones de pareja nos transmitan fuerza, no que nos la quiten.

Hay que trabajar la autoestima y el amor propio sano, solo el que no hace nada no es criticado. Una crítica injusta es un elogio disfrazado. El sendero de la superación está llena de piedras de tropiezo, cuanto más avancemos más ataques sufriremos.

El sentido de humor debe ser un compañero en nuestro trajinar, para mitigar las penas, aminorar la neurosis y resolver envenados problemas. Es imperativo no tomarnos muy en serio y  aprender a reirnos incluso de nuestros propios defectos.  Lo que no significa andar salpicando a los demás con sarcasmos, burlas o ironías. 

En medio de tanto ninguneo y tanta maledicencia, confórmate con tu conciencia tranquila de haber obrado bien. Conténtate con el regocijo interior que genera cumplir con el deber, no esperes aplausos, ni reniegues del anonimato. Busca la felicidad en el fondo de tu alma.  Disfruta de las cosas sencillas y de los bienes que te obsequia la naturaleza. La vida es a pesar de todo, un milagro y un espectáculo.   

Debemos hacer un plan para desactivar los obstáculos que se oponen a la consecución de nuestras metas y propósitos. Hay que construir una visión clara fundada en valores. La autocrítica y la auto evaluación deben ser ejercicios constantes.

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