domingo, 12 de febrero de 2023

LA SUPERACIÓN DE NUESTROS LÍMITES


Por Joaquín Rivera Larios 
                       
Solemos ver la gloria pero no conocemos la historia. La superación de nuestros límites es imperiosa, en realidad la competencia debe ser con uno mismo, por ir mejorando nuestro desempeño, nuestro rendimiento día a día. Los dones que no se utilizan se pierden y deben emplearse en función de mejorar en algún sentido la vida de otros.

Para superar nuestros límites, hay que tener una buena actitud, contrapesar los pensamientos  negativos que nos restringen, ensanchar las estrecheces intelectuales, materiales, emocionales que nos constriñen, analizar los obstáculos o bloqueos internos o externos que nos obstruyen, enfocándonos en contrarrestar nuestras zonas erróneas. El General George Patton dijo: “El éxito es qué tan alto rebotas después de que tocaste fondo”.

UNA EXISTENCIA FUERA DE SERIE

Es conmovedora la historia de superación de Nick Vujicic,  el joven orador motivacional australiano, nacido el 4 de diciembre de 1982, en Brisbane, Australia con el síndrome de tretra-amelia (sin brazos ni piernas), autor del best seller "Una vida sin límites"(2010) que ahora recorre el mundo dando charlas motivacionales, quien se autodefine como un arma de inspiración que invita a soñar en grande y a nunca rendirse.
                                            

Pero la situación no fue fácil cuando el estado australiano de Victoria, prohibió su ingreso a la escuela por su discapacidad. Cuando las leyes  cambiaron, Nick se convirtió en uno de los primeros alumnos con discapacidad en integrarse en una escuela común. Sufrió acoso escolar en  su infancia y adolescencia, lo que le generó episodios de depresión e intentos de suicidio que descartó por el amor que le tienen sus padres.



Después de explorar su mundo interior, Nick entendió que, aunque tenía grandes limitantes  que superar, su vida podía ser fuente de  inspiración para  muchas otras personas como él. A los 21 años coronó una carrera universitaria, graduándose en Contabilidad y Planificación Financiera.

                                                

Poco después, se convirtió en orador motivacional, dando charlas a gente por todo el mundo: ¡ha visitado más de 60 países! Aparte de “Una vida sin límites", ha escrito otros libros: "Un espíritu invencible: El increíble poder de la fe en acción" (2012); "Un Alma Valiente: Descubre la fuerza que hay en ti para vencer el bullying (y otras adversidades)" (2014); "Un corazón sin fronteras" (2014); "Amor sin límites" (2015); "Se las manos y los pies de Cristo" (2019) que han sido traducidos a más de 30 idiomas y han vendido millones de copias en todo el mundo.



A veces el mejor método para salir del bache o para sortear un obstáculo, es tratar de mejorar tu existencia o la de otros. Sócrates dijo: "Aquel que quiera mover el mundo, deberá moverse a sí mismo primero". Nick Vujicic escribe en su citado libro: “Cuando parece que la vida no te da tregua, trata de darle tregua a alguien. Cuando algo te golpea y te tira, algo como una pérdida o una tragedia abrumadora, date tiempo para llorar y luego actúa para sacar algo bueno de la tragedia”. ( Nick Vujicic, Una vida sin límites, Inspiración para vivir completamente feliz, Editorial Aguilar, noviembre 2010, Pág. 129).


                                          
   

Es estremecedor el impacto que tuvo la entrevista de Nick en el programa chileno "Buenos días a todos", justo un día antes que pereciera en un accidente aéreo el presentador Felipe Camiroaga en el Archipiélago Juan Fernández el 2 de septiembre de 2011. Felipe se emocionó por la profunda fe en Dios del joven con discapacidad. En 2012 Nick contrajo matrimonio con Kanae Miyahara. El primer hijo del matrimonio nació en febrero de 2013 completamente sano.

                                        
    

DEL HOSPITAL A LA CÚSPIDE

Otro caso sorprendente de superación es el de Julio Iglesias, 
reconocido como el cantante europeo con más éxito comercial a nivel internacional hasta hoy día.  

Julio Iglesias nació en Madrid el 23 de septiembre de 1943 con buena estrella, es hijo de dos padres sobresalientes: María del Rosario de la Cueva (1919-2002), una mujer bellísima al punto que en su mocedad fue comparada con “Gilda”, la despampanante protagonista de la película homónima que estelarizó Rita Hayworth en 1946; y su padre, el famoso médico ginecólogo Julio Iglesias Puga (1915-2005), pionero en aplicar la técnica del parto sin dolor.

Julio estudió desde los cuatro años en el Colegio Sagrados Corazones que estaba frente a su casa en Madrid, y el padre Anselmo,  luego de escucharlo cantar el Ave María de Bach en el coro  le presagió: “Julio, tú al fútbol, que lo tuyo no es cantar”. 

Aquel chaval era el portero de la clase, cuando se lo proponía le paraba un penalti al alumno más bestia.  Justamente el sueño inicial de Julio era ser portero del Real Madrid. Jugaba en las categoría Juvenil B  e incluso, llegó debutar en el primer equipo.  Tal sueño fue abortado por un grave accidente de tránsito ocurrido el 22 de septiembre de 1963 (un día antes de su cumpleaños número veinte). 

Con el devenir de los años, los presagios negativos del padre Anselmo, se estrellaron con el meteórico triunfo de Julio: Ha vendido más de trescientos cincuenta millones de discos, cifra que lo ubica entre los cinco artistas más vendedores de todos los tiempos.  Ha actuado para Jefes de Estado, reyes y princesas. Ha cantado con Frank Sinatra, Charles  Aznavour, Plácido Domingo y el mismo Bob Dylan. 


                                                

Fue un enfermero y amigo, Eladio Magdaleno, que lo atendía en el Hospital quien le abrió el camino a la fama, al obsequiarle la primera guitara. Escribir poesías y componer canciones aliviaron su tortuoso camino a la rehabilitación de una semi parálisis, cuyo diagnóstico inicial indicaba que no volvería a caminar. 

Solo una persona que vio la muerte cara a cara, pudo componer una canción tan sencilla y compleja a la vez como “La vida sigue igual”, con la que ganó  en el Festival Internacional de la Canción de Benidorm de 1968, un tema que además de revelar la dinámica cotidiana de la vida y el sentido fugaz de la existencia individual, encierra un gran mensaje inspirador, de cara al aporte que debemos dar a las nuevas generaciones.
                                                    


Con una voluntad inquebrantable, Julio Iglesias, se empeñó por ser en todo el primero, como lo expresa en su celebre canción "Me olvide de vivir", y superó en éxito comercial y universal a voces españolas más privilegiadas y esplendorosas como las de Nino Bravo, Raphael, Camilo Sesto, Juan Bau.

Al principio de su vida artística el mismo no se consideraba un cantante, ya que buscaba en disqueras que otros interpretes cantaran sus composiciones. Me impacto cuando en una entrevista televisiva dijo: "No podía andar, corrí, no podía cantar y canté, no podía ser el más guapo y a veces lo parecí".
                                        


Julio Iglesias no solo se rehabilitó y triunfó, es el cantante español más internacional, ha vendido discos en más idiomas que ningún otro artista en la historia de la música. Se estima que durante su carrera ha ofrecido más de 5000 conciertos, también ha actuado para más de 60 millones de personas en los cinco continentes.

                                        

JULIO EN EL SALVADOR

La primera vez que sedujo al público salvadoreño en persona fue el miércoles 23 de mayo de 1973, saludando a sus fans en Almacenes Kismet, donde firmó autógrafos de cuatro a cinco de la tarde, posteriormente se presentó en el Cine Libertad a las ocho y treinta y en el Hotel El Salvador Inter-Continental a las once de la noche. En esa misma gira también actuó en el Gimnasio Don Bosco de Guatemala, a un precio de dos quetzales.


 
También ha contribuido en causas benéficas. La noche del  sábado 28 de abril del 2001, subió al escenario del Anfiteatro de la Feria Internacional, en la capital salvadoreña, y ante miles de personas cantó, investido de su calidad de Embajador de la UNICEF, para recaudar fondos destinados a la reconstrucción del centro escolar San Isidro, municipio de Santa María Oztuma, departamento de la Paz, centro escolar dañado por el terremotos del 13 de enero de ese año, y donde una maestra murió por salvar a 25 niños de primero y segundo grados.
                                                            
                                                    










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