domingo, 30 de junio de 2024

DESTACADOS ABOGADOS Y DOCENTES SALVADOREÑOS

Por Joaquín Rivera Larios

Los días  22 y el 30 de junio se celebran en su orden "el Día del Maestro" y "el Día del Abogado",  para  encomiar la labor de dos profesionales imprescindibles.  Los primeros sirven para apuntalar la educación que es la savia vital para construir y sostener la civilización y los segundos para asegurar que la justicia no sea un ideal abstracto y se haga efectiva en casos concretos. Ambos profesionales si actúan correctamente son baluartes en la edificación de una sociedad justa y sana.


 

Me permito recordar a muchos maestros que tuve durante el lustro de 1987-1991 en la Universidad  José Matías Delgado (UJMD), fundada el 15 de septiembre de 1977, entre otros, por su primer Rector,  doctor Guillermo Trigueros hijo (San Salvador, 21 de octubre de 1916-Lago de Coatepeque, 12 de abril de 1998), autor de tres tomos de la Teoría de las Obligaciones, publicado por Editorial Delgado en los años ochenta.   

                        


El primer contacto con un docente de la  UJMD fue con el controversial, campechano, extrovertido, mediático  e irónico doctor Salvador Nelson García  Córdova (1942-2023), entonces Decano y Docente  de la Facultad de Derecho, junto con el licenciado Carlos Quintanilla Smith, Vicedecano,  pero en 1987 éste lo reemplazó en el cargo de Decano. Ambos profesionales  nos impartieron clases en el curso propedéutico noviembre-diciembre de 1986.

                                


                                        

En los ciclos regulares nos impartieron clases: Rafael Antonio Barrios Castillo (Sociología y Sociología jurídica),  René Iván Castro (Introducción al Estudio del Derecho),   José Lombardo Morales (Código Civil 2), Jaime Quezada (Código de Comercio I),  Hortensia Cruz de López ( Instituciones de  Derecho Civil  I), el doctor Jaime Cierra Quezada (Procesal Penal I y  II),  José Belarmino Jaime (Derecho de Comercio III), Humberto Guillermo Cuestas (Derecho Administrativo), José  Rafael Guerra Guerreta (Finanzas Públicas), Ricardo Mendoza Orantes (Leyes administrativas y Derecho Tributario).  




A mi generación le dio clases otro grupo de  doctores graduados en la UES con excelentes credenciales:  Manuel Arrieta Gallegos (Derecho Penal I), José Enrique Silva (Derecho Penal I), Magno Tulio Sandoval (Derecho Agrario), Humberto Guillermo Cuestas (Derechos Administrativo),   Armando Arias, Mauricio  Eduardo Colorado, Jorge Eduardo Tenorio (1943-2012), Roberto Mendoza Jerez,  Juan Doño Altamirano,  José Roberto García Alvarado, estos últimos eran docentes de Derecho Laboral y fueron asesinados en su orden los días 1 de octubre de 1987 y 19 de abril de 1989, causando conmoción en el cuerpo docente y en la comunidad estudiantil.  





Tuvimos docentes  graduados de la UJMD con excelentes calificaciones:   Juan Pablo Cordova Hinds (Filosofía del Derecho), Elvira Lorena Duke (Derecho Civil 5),   Enrique Sorto Campbell (Derecho Romano),  Oscar Caballero Peñate (Derecho Penal II), Manolo del Valle (Derecho Bancario), José Obdulio Dinarte Hernández (Organismos internacionales), Belisario Artiga (Introducción al Estudio del Derecho), Benjamin Valdez (Derecho Internacional Público),  Federico Edmundo Pino Salazar (Derecho Internacional Privado y Geopolítica), Dafne Yanira Sánchez (Instituciones de Derecho Civil III), Irma Lidia Ortega Vallecillos (Derecho Procesal Civil), Julia E. Valdivieso e Irma Elizabeth García Larios, ambos docentes de Derecho Laboral.       

  



ANECDOTAS

La primer anécdota memorable fue el primer día de clases, en el curso propedéutico que impartía el doctor Salvador Nelson García Córdova (San Salvador, 1942-San Salvador, 14 de septiembre de 2023), quien no me dejó entrar al aula, recriminándome formalmente mi forma de vestir, ya que no llevaba corbata ni camisa manga larga.



Me emplazó formalmente por qué había llegado informal, cuando la mayoría de mis compañeros vestían con elegantes trajes, otros al menos llegaron con camisa manga larga y corbata. Mientras el doctor García Córdova  reprendía mi informalidad, los compañeros se reían a carcajadas. Al final me dio la oportunidad de regresar ese mismo día, pero vestido adecuadamente de acuerdos a las exigencias de la Universidad.



El doctor García Córdova que había estudiado en el Colegio Bautista de San Salvador, en el Colegio Divino Salvador y el Instituto Nacional Francisco Menéndez, autor del divertido libro “El Dictador Salvatrucho”, junto con Eudoro Umaña, era muy cómico para dar clases, y solía arrancar carcajadas con las respuestas desacertadas que el alumnado  daba  a sus preguntas, algunas muy ingeniosas, como “defíname qué es una piña”, con ese método nos hacía entre risas que aprendiéramos a formular conceptos propios sobre diversos tópicos y cosas.

                                        


A uno de los compañeros que más se enredaba para responder, de apariencia muy humilde,  al final de tanto tropiezo verbal, le preguntó  cuál era su oficio, aquel respondió  cándidamente “Comerciante”, lo que generó que el colectivo de condiscípulos de inmediato le acuñara el alias de “Comerciante”, del que ya no pudo desprenderse hasta que se retiró prematuramente de la Universidad.  

                                        


El doctor Humberto Guillermo  Cuestas (Santa Ana, 3 de febrero de 1921-San Salvador, 5 de abril de 2005), fue nuestro profesor de Derecho Administrativo I y II en el segundo ciclo de 1988 y en el primero de 1989, fue Vicepresidente de la República (1 de julio 1967- 30 de mayo 1972),  Ministro de Justicia durante el gobierno de Julio Adalberto Rivera (1962-1967), Magistrado de la Sala de lo Contencioso Administrativo.

                                                


Pues bien, cuando comenzaba la clase que era la primera de la tarde, por la dificultad de la materia y el alto tecnicismo de la misma, su escritorio se llenaba de pequeñas grabadoras  de aquellas que operaban con casetes, que él decía que inhibían su libertad de expresión. Solía establecer comparaciones entre las Constituciones de 1950, 1962 y 1983, aunque solía decir que conocía mejor la Constitución de 1962. El doctor Cuestas era extremadamente discreto, no contaba en clases experiencias que tuvo en los altos cargos públicos que desempeñó.

                                                


Conversando con él en privado allá por 1989 me contó que a veces llegaba a verlo a su casa el expresidente Gral. Fidel Sánchez Hernández, quien le decía que debería de hacer ejercicio por que él siempre hacía pechadas y flexiones, cuando éste tenía 72 años.  Me contó que Fidel era muy inteligente, que hablaba inglés y francés y que siendo Ministro de Justicia  fue comisionado por presidir la delegación de El Salvador que asistió al sepelio del expresidente de Nicaragua Luis Somoza Debayle, fallecido  el 13 de abril de 1967.

DOS DOCENTES EXCEPCIONALES

No tuve el privilegio de recibir clases con los doctores Arturo Zeledón Castrillo (7 de mayo de 1914-1 de noviembre de 1997) y Reynaldo Galindo Pohl (Sonsonate, 21 de octubre de 2018-San Salvador, 4 de enero de 2012), pero su enorme prestigio ha sido de dominio público fuera de los círculos judiciales,  universitarios, académicos, inclusive a nivel internacional.

                        


El primero fue Decano de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Jurídicas,  Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Presidente de la Corte de Cuentas de la República, Ministro de Justicia, asesor de la CSJ. Su tesis fue “El Sobreseimiento en materia criminal” (1940). Dominaba tanto el derecho público como el privado. Tenía un conocimiento enciclopédico.  

                                    


El segundo fue Ministro de Cultura, miembro del Consejo Revolucionario de Gobierno, junto con el Mayor Oscar Osorio, el Teniente Coronel Manuel de Jesús Córdova, el abogado Humberto Costa. Presidente de la Asamblea Constituyente que promulgó la Constitución de 1950. Fue director del departamento de relaciones de la Unesco (1957 a 1959); miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (1960-1964); secretario general interino y director del departamento jurídico de la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA) (1966-1967); representante de El Salvador ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (1967-1977)

Galindo Pohl fue llamado en tono jocoso “el doctor No”, porque rechazó la presidencia  de la República cuando le fue ofrecida por los presidentes militares, Oscar Osorio y Fidel Sánchez Hernández.  Brilló en la catedra de Filosofía del Derecho en la Universidad de El Salvador en los años sesenta. El Centro Judicial de Sonsonate lleva su nombre.      

COMPAÑEROS EN LA FUNCIÓN PÚBLICA

Algunos compañeros de mi época en la UJMD que han ocupado importantes cargos públicos: José Francisco Guerrero Chacón fue Presidente del Registro Nacional de Personas Naturales, Carlos Alfredo Cativo Sandoval y Juan Carlos Benítez Perla, ambos fueron Directores Generales de Aduanas; Marisol Arrieta de Barillas, fue Ministra de Relaciones Exteriores; René Eduardo Cárcamo, Presidente del Instituto Acceso a la Información Pública.




En las instituciones del sector justicia han destacado:  Geraldine Aldana Revelo fue Procuradora General de la República, Jueza de Paz y Jueza de Extinción de Dominio; Oscar Antonio Canales Cisco  Sergio Luis Rivera Márquez y Enrique Alberto Portillo,  Magistrados de la Corte Suprema de Justicia; Allan Duran  Rodas y Patricia Leonor Beltran Palomo, en su orden Secretario de Cámara de lo Civil y Secretaria de Cámara de lo Laboral; María Antonieta Josa de Parada, Presidenta del Consejo Nacional de la Judicatura. Algunos de ellos han sido formidables docentes en prestigiosas universidades y autores de ensayos jurídicos. 



domingo, 16 de junio de 2024

EL MULTIFÁCETICO ABOGADO ERNESTO ALFONZO BUITRAGO

Por Joaquín Rivera Larios




Conocí al doctor Ernesto Alfonzo Buitrago, cuando fungió como Jefe de la Unidad de Resoluciones y Seguimiento de la PDDH(1995-1998), durante el mandato de la Procuradora Victoria Marina Velásquez de Avilés. Recuerdo que era inquieto, muy dado a debatir temas jurídicos y con una gran inclinación a la docencia. Entre bromas y risas, se destacaban a nivel de vox populi sus ímpetus don juanescos y su estilo noviero. Desconozco si este curioso aspecto de su chispeante personalidad es mito o realidad.

                                            



El doctor Buitrago tenía temple, proyección social, sentido de humor, una innata habilidad para el sarcasmo y le gustaba tomar la palabra en eventos. Cuando murió la compañera Erlinda Mojica, del Departamento de Denuncias de la PDDH, allá por el año 2000, quien creo fue alumna suya en la Universidad Salvadoreña Alberto Masferrer (USAM), a la par del féretro tomó la palabra en el camposanto ante una multitudinaria concurrencia y enalteció las cualidades de la fallecida, enfundado en un impecable traje negro, camisa blanca y corbata negra. Sabía ser solemne en sus intervenciones.
                                    


Como una singular muestra de su aguda inteligencia, recuerdo haber visto un memorándum que dirigió a sus colaboradores de la Unidad de Resoluciones y Seguimiento, en el que hacía un escrupuloso diagnóstico de las inconsistencias y vacíos que advertía en los proyectos de resolución, señalaba que se copiaban modelos de casos que no eran aplicables y no se adecuaban al hecho objeto de la resolución. Analizaba la calidad y la congruencia de la motivación que advertía en los proyectos, al tiempo que hacía recomendaciones muy puntuales para mejorar el trabajo.

                                


Aparte de las dotes oratorias y las habilidades histriónicas de las que el entonces bachiller Buitrago hacía gala en las vistas publicas, una edición de Diario El Mundo que data de 1970, bajo el encabezado “El José José de la Fiscalía”, da cuenta de otra cualidad del futuro abogado penalista, el don para el canto, publicando su foto mientras entonaba en una sala de audiencias “La nave del olvido”, icónica tonada del “Príncipe de la canción”, cuya entonación adecuada demanda una buena técnica vocal.

ABOGADO PENALISTA

En los años setenta, ochenta y noventa se labró un nombre en litigios penales, se le solía ver presuroso en los corrillos de los juzgados y tuvo presencia en casos de relevancia mediática. No era extraño que el doctor Buitrago oscilara en situaciones extremas: por un lado, era capaz de tener intervenciones geniales en litigios, bien sea verbalmente o por escrito; y por otro, incurrir en olvidos o errores que no le ocurren a un litigante con meridiana capacidad. Pero era alguien que se entregaba con pasión a su oficio de abogado penalista y no pasaba inadvertido.
                                    


Cuando ejerció la jefatura en la PDDH se le vinculaba a la defensa del caso INSEPRO-FINSEPRO, la mayor defraudación financiera en la historia del país hasta esa época, en la que se vio involucrado Roberto Mahies Hill, en ese tiempo representante del sector empresarial de ARENA, escandalo legal que estalló en julio de 1997 y desembocó en un veredicto absolutorio el 8 de junio de 2001. 

ESTUDIOS Y TRAYECTORIA PROFESIONAL

Abogado y Notario, graduado el 2 de julio de 1971 de la Universidad de El Salvador, su tesis versó sobre “La tradición del dominio y demás derechos”, con estudios superiores en Teoría Jurídica del Delito, Derecho Procesal Penal y Casación Penal. Fue Ponente en el Primer Congreso de Estudiantes de Derecho de El Salvador; en el Panel “Proceso de Paz en El Salvador; Informe de la Comisión de la Verdad, Aspectos Penales”, organizado por la UCA; en “la Primera Jornada de Estudios de la Abogados de El Salvador”

                                    

Docente de Derecho Penal y Derecho Procesal Penal en las Universidades de El Salvador, José Simeón Cañas (UCA), Doctor José Matías Delgado, Salvadoreña Alberto Masferrer, Nueva San Salvador, en la que fue Decano de la Facultad de Derecho. En esta última universidad fue designado para que constituyera y formalizara los Planes de Estudios y por ende la fundación de dicha Escuela de Derecho.

En la producción jurídica, ha sido co-autor, juntamente con los juristas españoles Beatriz González Sánchez y Eduardo López Palomo, del texto ROL DEL DEFENSOR PÚBLICO EN EL NUEVO PROCESO PENAL SALVADOREÑO, patrocinado por la Procuraduría General de la República, bajo patrocinio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.

CUENTOS DE ABOGADOS

En el 2006 Ernesto Alfonzo Buitrago, nos premió con sus famosos “Cuentos de Abogados”, gracias a una publicación de la Dirección de Comunicaciones de la Corte Suprema de Justicia, en la que relata de forma jocosa e ingeniosa vivencias que tuvo como estudiante de la Universidad de El Salvador, Fiscal, Juez Quinto de lo Penal de San Salvador y como abogado en el libre ejercicio de la profesión.



Veía el libro en los estantes de los Juzgados de Paz que como juez suplente me tocaba cubrir, y lo hojeaba con avidez. Posteriormente lo obtuve préstamo interbibliotecario gracias a una valiosa gestión de la licenciada Blanquita Ramírez, Jefe de la Biblioteca de PDDH, que lo requirió a la biblioteca del Consejo Nacional de la Judicatura (CNJ), apreciando como reliquia la dedicación que hace el autor del libro a David Gonzalo Cabezas (QDDG), entonces Presidente del CNJ.

Me deleitó la agudeza y picardía con que relata las anécdotas de los procesos penales y las vistas públicas, especialmente las narraciones concernientes a delitos sexuales, con la intervención de los memorables jurados. Son particularmente jocosos los cuentos “La cuádruple violación” y “El violador que escondió el arma”.
                                                    

Me impacto como relaciona la obra de Oscar Wilde “El Retrato de Dorian Grey” (1891) en el cuento “El inglés Dorian Grey en el foro salvadoreño”, cuando asocia el personaje literario con un adolescente chalateco de tez blanca, tranquilos ojos claros  y bien parecido a quien le toco acusar por un abominable homicidio. Al final su talente adolescente y buena pinta, le ayudaron a que se dejara sin efecto la condena, por haber sido declarado menor de edad.  


Buitrago pone en evidencia en sus amenos relatos que los jurados de antaño, además de sobornables, eran especialmente proclives a sucumbir ante ardides y a ser impresionados con discursos chocarreros que buscaban despertar lástima por el imputado como lo narra en “La viejita alquilada” y “El Preso que no fue maje”, ya que con frecuencia daban veredictos basados en aspectos subjetivos o extralegales.


En sus cuentos “La confesión en los tiempos de Conciliación” y “Los logros de la Confesión” censura el uso abusivo de la confesión obtenida por tortura que se utilizaba como la prueba por excelencia para obtener veredictos condenatorios, sin realizar una investigación exhaustiva del delito en los tiempos en que gobernaban los militares bajo la egida del Partido de Conciliación Nacional (PCN).

En el acápite “En cumplimiento de una Judicatura”, relata las experiencia que tuvo cuando asumió el Juzgado Quinto de lo Penal, a requerimiento del doctor José Roberto Oliva, entonces Magistrado de la CSJ, la cual era presidida por el doctor Miguel Antonio Granillo (1979-1982), aunque no menciona la fecha por los sucesos que relata y los personajes que involucra, se entiende que fue en 1980, cuando muchos jueces que venían de los gobiernos pecenistas fueron destituidos y reemplazados por abogados jóvenes que se suponía tenían pensamiento progresista.





Estando de juez le toco abordar la detención de Juan Chacón, del Bloque Popular Revolucionario, quien a su juicio fue consignado a su tribunal sin evidencia que respaldaran la acusación y de los insurgentes que se tomaron el local del Partido Demócrata Cristiano (hecho que fue perpetrado el 29 de enero de 1980 por las Ligas Populares 28 de Febrero), mostrándose defensora en ambos casos Marianela García Villas, quien fue su vecina en la infancia y adolescencia en un tranquilo barrio de San Salvador, donde juntos crecieron.
                                                

Narra que también le fue consignada en su Tribunal Norma Fidelina Guevara, a la sazón directiva del partido Unión Democrática Nacionalista, UDN, y posteriormente miembro prominente del FMLN, quien como muchos otros salvadoreños valientes, a juicio del autor, habían salido a la palestra política con reclamos al gobierno y participaciones populares en contra de éste, por lo cual le acumularon el delito de distribución de propaganda subversiva que no se probó, lo que motivó que no tuviese problemas para emitir su respectiva resolución de libertad.

En el acápite “Amenazas a un juez”, narra sin especificar la fecha ni el presidente de la República que ordenó la ocupación de la Universidad de El Salvador en julio de 1972, su indignación por la destrucción del patrimonio, pues con la ocupación se destruyeron innecesaria y bestialmente las bibliotecas, laboratorios, equipos médicos, odontológicos, farmaceúticos, archivos académicos, etc.

Además, refiere  literalmente que las fuerzas de ocupación  se robaron muebles y equipos de toda índole y que los invasores llegaron al extremo de rasgar con las ballonetas cuadros pictóricos de celebres personajes de la cultura salvadoreña, entre otros, el de Alberto Masferrer, Francisco Gavidia, etc.
                                                

En la presentación del libro que figura en la contraportada, el expresidente de la CSJ ,ex Ministro de Relaciones Exteriores y literato, Alfredo Martínez Moreno (1923-2021),  destaca el elemento moralizador y cívico que realza el valor narrativo de la obra, al atreverse el doctor Ernesto Alfonzo Buitrago a dar a conocer un conjunto de pensamientos y máximas de su autoría, que dignifican aún más esta respetable irradiación de su intelecto.

DECESO

Según una página web de la Asamblea Legislativa, en la Plenaria 22 celebrada el 18 de octubre de 2012, se tributó un Minuto de silencio por el fallecimiento del doctor Buitrago, destacado abogado, esposo de la doctora Anita Calderón de Buitrago, ex Magistrada de la Corte Suprema de Justicia (1994-2003), ex Procuradora General de la República, y ex Viceministra de Trabajo, junto al Arquitecto Bernardo Pohl, padre de la licenciada Lina Dolores Pohl Alfaro, entonces Viceministra de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Ambos connotados profesionales fallecieron el 13 de octubre de 2012.








                            
Al morir le sobrevivieron su esposa Anita Calderón de Buitrago y sus tres hijos: Ernesto Buitrago Calderón, Pablo Gabriel Buitrago Calderón y Rebeca Beatriz Buitrago de Estrada. De sus hijos he conocido y tratado a Ernesto, quien es excelente musico en el área de percusión (congas), actualmente incorporado al “Proyecto Acústico” que ejecuta Jazz latino.

Llama la atención que la licenciada Rebeca Beatriz Buitrago de Estrada es la autora del sugestivo dibujo que aparece portada del libro “Cuentos de Abogados”, en el que figura un joven togado Ernesto Alfonzo Buitrago, defendiendo a muchacho apesadumbrado, atrás de ambos la diosa de la justicia, Temis, encarnación del orden divino, el derecho y las buenas costumbres.




lunes, 10 de junio de 2024

ELEUTERIO SURIA, EL PADRE DEL AUTOR DE MIS DÍAS

Por Joaquín Rivera Larios



He aquí el retrato restaurado con el auxilio de inteligencia artificial del progenitor de mi padre,  obtenido por una gentil cortesía de su nieto Julio César Villafuerte (1931-2012).  Eleuterio Suria fue hijo legítimo de Francisca Mendoza y Jacinto Suria, casado con Julia Montes, dueño de Panadería El Alba, después Pan Palmera, ubicada en el Barrio Concepción de San Salvador.  

Era originario de Santa Tecla, La Libertad. Tuvo que haber nacido allá por 1873. Tenía 46 años cuando nació mi padre. En el tiempo en que Eleuterio Suria vino al mundo El Salvador era gobernado por el Mariscal de origen guatemalteco, Santiago González (9 de julio de 1872-1 de febrero de 1876).  

Mi progenitor fue concebido en una relación fortuita y furtiva, del empresario panadero con una aprendiz de panadería, Arcadia Rivera (1904-1994), que en esa época frisaba los quince años.



Esa furtiva relación emergió al abrigo de un viaje de su esposa por tierras norteamericanas, pero cuando ésta regresó, aquella joven debió abandonar el lecho por la puerta de atrás, con el producto de la concepción en su vientre. Mi hermano Álvaro en el poema "A mi padre" escribe: “El cinco de agosto de mil novecientos diecinueve/mi padre/se precipitó al mundo/porque dos sombras/ al azar, se atrajeron.”

Quizá esta foto del abuelo explique parcialmente el enigma que para mi rodea la personalidad de mi padre, porque me ayuda a reconstruir su historia. El autor de mis días fue descalzo hasta los quince años y voceador de periódicos para poder sobrevivir. Eleuterio Suria, fue un reconocido empresario, mi padre luchó por serlo.

Procediendo de una cuna tan humilde y habiendo sufrido el látigo de la más despiada pobreza, no me explicaba de dónde había heredado mi padre el gusto por el buen vestir, el buen hablar, los modales refinados, su apasionado amor por la lectura, y sobre todo,  sus sueños de ser un gran empresario e industrial. 

        


Aparte de la vena genética, otro factor dominante que modeló su forma de ser fue el tío Joaquín Rivera (1899-1966), el familiar más culto y distinguido de la primera mitad del siglo XX, a quien mi padre amaba entrañablemente; y desde luego, la época que le toco vivir, en la que no era extraño ver los domingos artesanos impecablemente trajeados, engalanando las plazas, portales y establecimientos de una minúscula ciudad de San Salvador.

La pregunta que surge es ¿Será cierto que gran parte de nuestro ser viene determinado por la genética, independientemente del entorno? Sin duda Eleuterio Suria, tenía estilo y presencia. La hija de él, María Luisa Suria, hermana de mi padre, fallecida en septiembre de 1985, era también una persona muy estimada y elegante.




Eleuterio Suria partió a la eternidad a los 65 años el 3 de diciembre de 1938 en el Barrio Concepción de San Salvador en pleno apogeo del régimen dictatorial de Maximiliano Hernández Martínez, sin haber reconocido a mi progenitor.

Contaba mi padre que cuando él lo fue a ver ya estaba ciego, murió asistido por el médico Arnoldo Hirleman. Su tumba yace en el Cementerio los Ilustres de San Salvador a la par del filántropo y banquero estadounidense, Benjamin Bloom (1873-1951).





domingo, 2 de junio de 2024

LA PROCURADORA QUE LE TOMÓ EL PULSO AL PAIS

Por Joaquín Rivera Larios  



Contando con el respaldo de ARENA, PCN, FMLN, Iniciativa Social Demócrata, Convergencia Democrática y Movimiento de Unidad, el 23 de marzo de  1995 fue juramentada la doctora Victoria Marina Velásquez de Avilés, de 52 años de edad, en el cargo de Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, por la entonces Presidenta de la Asamblea Legislativa Gloria Mercedes Salguero Gross.



La fracción del PDC que mantenía su apoyo a Ivo Príamo Alvarenga, ex Embajador de El Salvador en Italia y docente de Derecho Agrario, rechazó la elección de Velásquez de Avilés, asegurando el entonces diputado Arturo Argumedo (1939-2013), que representaba el continuismo y difícilmente se superarían las deficiencias en la Procuraduría; “nos constituiremos en el dedo señalador” dijo, al tiempo que se retiraron del pleno como rechazo a lo que calificaron como acuerdo político entre ARENA y el FMLN.

ESTUDIOS

Se graduó de doctora en Jurisprudencia y Ciencias Sociales en la Universidad  de El Salvador (1974). “La Protección de los Salarios” fue el título de su tesis doctoral. Su segundo título es Licenciatura en Ciencias Políticas (1988) obtenido en la Universidad Nueva San Salvador.



Un interesante reportaje de El Diario de Hoy del 22 de junio de 1995 titulado “Maestros de personalidades” da cuenta que Victoria de Avilés fue una alumna ejemplar y certifica su calidad académica la maestra Marta Mena Palomo, entonces de 78 años. La doctora de Avilés relata que estudió sus dos primeros años de primaria en la Escuela Soto Mayor de Alarcia, prosiguió su formación el Instituto Fuentes y de octavo grado a Bachillerato los cursó en el Instituto Cultural Miguel de Cervantes, estos dos últimos ya desaparecidos.

FAMILIA

Nació en el Barrio Santa Anita de  San Salvador a las 23 horas  del 5 de julio de 1943, hija de Sofía Velásquez. Contrajo nupcias con Carlos Sergio Avilés, también abogado, originario de Usulután,  con quien procreo cinco hijos: Carlos Sergio, Verónica María,  Claudia Lorena, Victoria Eugenia y Marisela Guadalupe, el primero y las dos ultimas abogados, la segunda y la tercera odontólogas. Todos sus vástagos estudiaron en el Colegio Bautista de San Salvador en los años ochenta y noventa. Tuve la oportunidad de conocer en el Colegio a Claudia Lorena y Verónica María, cuando ellas cursaban octavo grado y yo Segundo año de Bachillerato. Se graduaron de bachilleres en 1989.

TRAYECTORIA PROFESIONAL

La doctora Victoria Marina Velásquez de Avilés fue nombrada Viceministra de Trabajo el 22 de octubre de 1979 por la Primera Junta Revolucionaria de Gobierno (JRG), fungiendo en ese cargo hasta el 3 de enero de 1980, cuando se produjo una renuncia masiva del gabinete bajo argumentos que la JRG se estaba derechizando. El Ministro fue Gabriel Gallegos Valdez, docente de la UES, cercano al partido comunista, quien guardo detención en 1952 junto a Salvador Cayetano Carpio, durante el gobierno del coronel Oscar Osorio, como lo revela Carpio en su libro “Secuestro y Capucha”.






Después sería Procuradora Adjunta para la Defensa de la Niñez (01 de junio de 1992 a 22 de marzo de 1995), Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos (23 de marzo 1995- 22 de marzo de 1998), Magistrada de la Corte Suprema de Justicia (2000- 2009) y Ministra de Trabajo, durante el gobierno de Mauricio Funes del 2009 al 2011.  

                                    

Posteriormente fue Embajadora de El Salvador en Suiza, Presidente del Consejo Directivo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Secretaria General del Sistema de Integración Centroamericano (SICA). En la foto de la derecha Victoria Velásquez tenía 14 años y estudiaba en el Instituto Cultural Miguel de Cervantes.




Otros cargos que desempeñó: Auxiliar jurídico de los juzgados Tercero de Paz, Segundo de lo Penal, Quinto de lo Penal, Cuarto de lo Laboral, Procuradora Auxiliar de Trabajo, Jefe del Departamento Jurídico de la Central de Trabajadores Salvadoreños (CTS), Notario de la Federación de Cajas de Crédito, Miembro de la Comisión Tripartita por el Sector Gubernamental para la elaboración del Código de Trabajo, Consejal Suplente del Consejo Nacional de la Judicatura.


Llama la atención que estaba precedida de un buen récord laboral en cargos públicos que desempeñó. Para el caso, El Diario de Hoy del miércoles 2 de febrero de 1983 publicó la noticia que la doctora de Avilés fue separada del cargo de Juez Cuarto de lo Laboral por motivos políticos, siendo una buena funcionaria, según opinión de abogados que conocían su trabajo. En esa época la Corte Suprema de Justicia era presidida por el doctor Arturo Zeledón Castrillo (1982-1984), y los Magistrados habían sido nombrados por el bloque conservador ARENA-PCN, que tenían mayoría en la Asamblea Legislativa.




                                        


PRONUNCIAMIENTOS VALIENTES

Su compromiso innegable con la consolidación de una institución nacida de los Acuerdos de Paz, siguiendo la línea de señalar sin ambages los abusos de poder cometidos por agentes del Estado o por particulares con su aquiescencia, como sucedió cuando se pronunció contra el grupo de exterminio denominado “Sombra negra” el 16 de junio de 1996, le permitieron recibir reconocimientos a nivel nacional e internacional.



Emitió tres resoluciones ejemplarizantes en el caso de ejecuciones extralegales de Ramón Mauricio García Prieto Giralt, de 32 años (SS-725-95), Manuel Adriano Vilanova Velver, de 24 años (SS-0086-95), William Antonio Gaytan Ayala, de 16 años (SS-0016-96).

Ciertamente, el 10 de junio de 1994, a dos años y meses de iniciar la prolongada posguerra y a plena luz del día, dos integrantes de un escuadrón de la muerte dirigido por un detective que pasó de la desaparecida Policía Nacional a la naciente Policía Nacional Civil (PNC), mataron a Ramón Mauricio García Prieto.

El 2 de septiembre de 1995, agentes uniformados de esta entidad surgida de los “acuerdos de paz” asesinaron al joven universitario Manuel Adriano Vilanova (SS-086-95). Y el 4 de enero de 1996, en una persecución de un vehículo policial a otro particular‒ un adolescente desarmado y herido que estaba en el lugar y el momento equivocados ‒William Antonio Gaitán‒ fue ejecutado con el “tiro de gracia” disparado por un agente supernumerario de la PNC.

Se pronunció también en una resolución muy bien motivada sobre el asesinato del Comandante del PRTC Darol Francisco Veliz, ocurrida el 25 de octubre de 1993, cuando éste bajaba a dejar a su pequeña hija al Kinder.

Cuando se produjo la masacre en el penal de San Francisco Gotera el 17 de noviembre de 1993, que dejo como saldo 27 reos muertos y 30 heridos, producto de reyertas entre bandas rivales, el doctor Carlos Mauricio Molina Fonseca, entonces Procurador (27 de febrero 1992-26 de febrero de 1995) designó a Victoria Marina de Avilés y a Hugo Noé García Guevara, Delegado Departamental de San Miguel, para que investigara esa masacre. El resultado de esas indagaciones fue un señalamiento de responsabilidad contra el entonces Director General de Centros Penales, Rodolfo Garay Pineda que se publico en periódicos de circulación nacional.



ATAQUES DE LOS ADVERSARIOS

La doctora Victoria de Avilés tuvo forcejeos fuertes con el gobierno central, como cuando se opuso el 26 de abril de 1995 al nombramiento del doctor Francisco Beltrán Galindo padre en el cargo de Inspector General de la PNC, en carta dirigía al Ministro del Interior, durante la administración del presidente Armando Calderón Sol.






En su edición del jueves 4 de mayo de 1995, diario Colatino publicó un nota bajo el encabezado: “No soy comunista: Procuradora Victoria Marina de Avilés”, en la que la funcionaria negó los señalamientos de la Secretaría de Información de la Presidencia (SIP) que inició una campaña en su contra, acusándola de comunista y desestabilizadora en microprogramas pagados por el Gobierno de la República.


Se trastabilló en su cargo cuando salió a luz en 1997 que su esposo, Carlos Sergio Avilés, había autorizado en su calidad de notario un contrato de arrendamiento de una casa donde tuvieron personas secuestradas, a raíz de este incidente el entonces diputado pedecista Ronald Umaña pidió su renuncia.

Esto es lo que al parecer no le gustó a sus detractores del "Estamento Político" que la tachaban de parcializada, la vinculaban con la izquierda y le endilgaban emplear militantes de la ex guerrilla. Fue acosada de diversas formas --recortes presupuestarios, intentos por deslegitimar su autoridad y amenazas contra su personal, por ejemplo-- pero, pese a ello, logró agenciarse un destacado lugar entre la opinión pública a partir de los progresivos niveles de confianza y credibilidad que llegó a generar.

Los partidos de derecha que controlaban el congreso, imposibilitaron su reelección cuando había tenido una prolífica y exitosa gestión en el trabajo de tutela. En esa línea, la doctora de Avilés, convocó el 27 de febrero de 1998 a una conferencia de prensa durante la cual anunció que no estaba dispuesta a participar en ese tipo de "juegos políticos"; en ese sentido sostuvo que, en tales condiciones, mal haría en postularse como candidata a la reelección. 

En ese mismo instante, también agradeció el apoyo que le brindó la comunidad de derechos humanos así como el de que recibió de las organizaciones y personas que le solicitaron a ella y a la Asamblea Legislativa su continuidad en el cargo.

PRECANDIDATA PRESIDENCIAL

En 1998 fue propuesta como precandidata presidencial por la Convención Nacional del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), siendo su oponente, el alcalde de San Salvador, Héctor Silva. La Convención, después de un prolongado debate, decidió no elegir a ninguno de los dos precandidatos y se decantó por un candidato de consenso, Facundo Guardado para la presidencia y Nidia Diaz para la vicepresidencia, ambos ex comandantes guerrilleros.



Las elecciones internas en el FMLN estuvieron llenas de descalificaciones, amenazas, abucheos, gritos, entre partidarios de los sectores ortodoxos y renovadores, que se manifestaron especialmente en la Convención Nacional Extraordinaria que tuvo lugar el 16 de agosto de 1998. Pero las preferencias se dividieron (441 convencionistas votaron por de Avilés y 431 por Silva), no logrando ninguno de los candidatos obtener mayoría absoluta. La revista Proceso de la UCA del 19 de agosto de 1998 calificó este proceso de elección de “Fiasco”.

Los resultados de esta contienda interna fueron extraños, pareciera que el FMLN adrede quería perder, porque hicieron a un lado figuras con prestigio y popularidad como Victoria de Avilés y las sustituyeron por políticos que no tenían el arrastre ni el perfil para ganar la elección presidencial del 7 de marzo de 1999, siendo aplastados por ARENA que obtuvo 270 mil votos más. El resultado fue favorable a Francisco Flores y Carlos Quintanilla Smith, quienes ganaron en primera vuelta con 614, 268 votos (51.96%) versus 343,472 (29.05%) que recibió el FMLN.

MAGISTRADA DE LA CSJ

En 2000, fue elegida como magistrada de la Corte Suprema de Justicia para un período de nueve años, ejerciendo sus funciones en la Sala de lo Civil (2000-2003) y Sala de lo Constitucional (2003-2009).​ Como magistrada constitucional mantuvo un perfil progresista con enfoque de derechos humanos.




En esa época la Sala de lo Constitucional estuvo integrada por Agustín García Calderón (Presidente), Julio Acosta Baires, Mauricio Alfredo Clará, José Nestor Castaneda y, por supuesto, Victoria Marina Velásquez de Avilés. En diversas sentencias emitió un voto disidente respecto de la mayoría de la Sala de lo Constitucional encabezada por el magistrado García Calderón, de perfil conservador.

                                                

Baste citar los votos disidentes, muy bien fundamentados por cierto con enfoque de Derecho Internacional de los Derechos Humanos, en las sentencias de amparo 674-2001 del 23 de diciembre 2003 acerca del caso Jesuitas e inconstitucionalidad 63-2007/69-2007 del 16 de octubre de 2007 que declaró inconstitucionales disposiciones de los Convenios 87 , sobre Libertad Sindical, Protección del Derecho de Sindicación y 98 de la OIT sobre Aplicación del Derecho a Sindicación y Negociación Colectiva.

MINISTRA DE TRABAJO

El 1 de junio de 2009, el presidente Mauricio Funes la nombró Ministra de Trabajo y Previsión Social en el primer gobierno de izquierda elegido por voto popular. En el ejercicio de este cargo se comprometió a promover la libertad sindical de los empleados públicos y la aplicación estricta de la legislación laboral.

El presidente Funes la sustituyó de su cargo ministerial en 2011, pero la designó como embajadora de El Salvador ante el gobierno de Suiza y representante permanente en la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra, cargos que ocupó entre junio de 2011 y mayo de 2014. Fue elegida para un mandato de un año como presidenta del Consejo de la Administración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).