sábado, 21 de junio de 2025

EL EGO: UN ENEMIGO INTERIOR

Por Joaquín Rivera Larios



Podemos decir que el ego es la parte interior, la parte céntrica del ser humano. El ego es la tendencia del ser humano a considerarse el centro del universo, consecuentemente genera en el observador una distorsión de la realidad. Arrastra un amor desmesurado por sí mismo, una búsqueda enfermiza o irracional de reconocimiento, una tendencia a imponer nuestra posición o punto de vista a los demás, un afán de obtener el mayor provecho personal de cada relación o situación.




El ego se manifiesta en vanidad, altivez, prepotencia, intolerancia a la diversidad, engreimiento, petulancia, ensimismamiento, que nos lleva a menospreciar las necesidades, las aspiraciones y la idiosincrasia de otras personas. Puede llegar a extremos como la egolatría, es decir el “culto a sí mismo”. En otras palabras, el ego nos lleva a vanagloriarnos y paralelamente a ningunear a los demás.




La Biblia es clara sobre la importancia capital de la humilidad y la necesidad de erradicar la soberbia. Mateo 23:12 advierte sin ambages: "porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido". Este precepto significa que aquellos que se vanaglorian y actúan de manera altiva y arrogante, cultivando el autoelogio insano e irracional, serán eventualmente humillados, mientras que aquellos que se humillan a sí mismos y actúan con modestia y decoro, serán eventualmente elevados.

                                
La Real Academia Española define la egolatría como el “culto, adoración o amor excesivo de sí mismo”. La egolatría es, pues, una característica de la personalidad de individuos desquiciados, que hacen alarde de una confianza desmedida en su propio potencial, desbordando en la auto-admiración y en el culto hacia sí mismo, desviación que suele causar problemas en las relaciones sociales.

Respecto a este desvarío Aristoteles dijo: “Sin virtud, es muy difícil soportar los resultados de la buena fortuna de forma apropiada. Aquellos que carecen de virtud se tornan arrogantes e intencionalmente agresivos cuando tienen estos otros bienes. Piensan menos de todos los demás y hacen lo que les place. Hacen esto porque están imitando a la persona magnánima aunque realmente no son como ella.”


Muchos talentos inmersos en la ciencia, el arte, la cultura,  son traicionados por su propio ego, claudican en su meritorio trabajo al tener que enfrentar la apatía y la indiferencia de sus contemporáneos, quienes no justiprecian sus valiosos aportes.  

Es un contrasentido, pero muchas celebridades fueron desconocidas en vida y alcanzaron la fama después de su muerte, la lista es numerosa e incluye personajes de la talla de El Greco (pintor), Galileo Galilei (astrónomo), Franz  Kafka (escritor),  Vicent Van Gogh (pintor), Johann  Sebastián Bach (músico),  entre muchísimos otros.   



El ego es un enemigo interior que se puede volver una prisión, una fuente de soledad e infelicidad, al no podernos adaptar al mundo, por el contrario, queremos que el mundo se adopte a nuestro modo. Hay seis pasos al menos para dominar el ego: 1-No te sientas ofendido; 2-Liberate de la necesidad de ganar; 3-Liberate de la necesidad de ser superior; 4-Liberate de la necesidad de tener más; 5-Liberate de la necesidad de tener razón; 6-Liberate de la necesidad de fama.

Antónimos y expresiones contrarias a "ego" son: humildad, modestia, sencillez, deferencia, sumisión, discreción, timidez, vergüenza, autoexigencia, autocrítica. Todas estos rasgos son contrapuestos a un ego inflado que no es más que un  trastorno de salud mental, que conducen al individuo a creerse indispensable o superior a los demás, incluso atribuirse como logros individuales triunfos que en realidad son colectivos.




Biografías y documentos historiográficos dan cuenta que Adolf Hitler (1889-1945), Napoleón Bonaparte (1769-1821), Gengis Khan (1162-1227)  y José Stalin (1878-1953), Rafael Leonidas Trujillo (1891-1961) fueron personajes con un carácter marcadamente ególatra. En la actualidad, tal vez el referente más conocido en este sentido es el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. 



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