Por Joaquín Rivera Larios
El gobernante guatemalteco coronel Juan Jacobo Árbenz Guzmán
(1951-1954), fue derrocado por maniobras
encubiertas de la CIA y la United Fruit Company, estuvo casado con la
salvadoreña María Cristina Vilanova Kreitz, (San Salvador 17 de abril 1915-San
José 5 de enero de 2009), perteneciente a una acaudalada familia que no
aprobaba la relación con el militar, pues consideraban que éste no le podría dar la misma calidad de vida que
otros pretendientes.
Según relata en el ensayo “The CIA and Jacobo Árbenz”,
Roberto García Ferreira, profesor de historia de las Américas de la Universidad
de Montevideo, las circunstancias de su exilio fueron bochornosas y tristes:
Los Arbenz y otras 250 personas fueron
hacinados por más de un mes en la embajada de México hasta que se les concedió
permiso de abandonar Guatemala.
Al salir de Guatemala toda la familia por la aduana, el gobernante depuesto fue casi totalmente desnudado. A su esposa e hija Arabella las humillaron, las dejaron en ropa interior. Las miraban como si hubieran llevado cocaína o reliquias del Estado.
La familia Árbenz iba de un país a otro. No les daban asilo.
Tocaban puertas en varias naciones, pero no les brindaban apoyo y donde el
exgobernante no tenía derecho a trabajar, por lo que no podían subsistir. María
Vilanova tuvo que vender una finca de
café que tenía en El Salvador y poco a poco se fueron quedando sin un solo
centavo. En Uruguay encontraron amigos y
pudieron quedarse durante dos años.
En su exilio, además de México, residieron en Francia, Rusia
y Cuba donde llegaron por invitación de Fidel Castro. Los hijos Jacobo,
Eleonora y Arabella no pudieron terminar una carrera profesional, porque no estaban estables en ningún lado.
Un hecho que devastó a Jacobo Árbenz y aceleró su deterioro
físico fue el suicidio en Bogotá, Colombia,
de su hija favorita, la modelo y actriz Arabella Irene, quien a la edad
de 25 años se disparó un tiro en el paladar la noche el 5 de octubre de 1965. Arabella, había nacido en casa de sus abuelos maternos en San
Salvador, El Salvador el 15 de enero de 1940. Juan Jacobo y María Cristina se separaron
discretamente, y mientras esta última permanecía en Costa Rica con sus hijos,
él se mudó a México. La viuda escribió un libro llamado "Mi esposo el
Presidente Árbenz".
En su etapa postrera el exgobernante sufrió una fuerte
infección y desnutrición. En sus últimos cinco días de vida bebió únicamente café. La noche del 27 de enero de 1971, Árbenz murió a la edad
de 57 años, a consecuencia de un colapso
cardíaco, mientras se daba un baño
caliente en su apartamento en la colonia
“Satélite”, México Distrito Federal. El deceso ocurrió cuando su esposa se encontraba de viaje en El Salvador atendiendo unos negocios familiares.
Notas periodísticas indicaron que el cuerpo del militar presentaba múltiples
quemaduras que le ocasionó el agua caliente.
La servidumbre al notar que no salía del baño, pidió auxilio a la
policía. Las fuerzas de seguridad ingresaron al cuarto de baño a la fuerza y
encontraron al ex presidente muerto en la bañera, mientras el agua seguía
fluyendo. Leonora, hija del ex mandatario
acudió inmediatamente a la residencia y reconoció el cadáver de su padre.
En un aparente afán de reparar parcialmente agravios
ocasionados a Árbenz y su familia, el gobierno de Guatemala presidido en la
época del deceso por el coronel Carlos Arana Osorio expresó en un comunicado su
disposición para que los restos de Árbenz fueran repatriados y poder rendirle
los honores póstumos correspondientes a su investidura de expresidente.
Cumpliendo la última voluntad de su esposo que era ser
enterrado en el panteón familiar de El Salvador, según manifestó María Cristina
Vilanova, los restos de Árbenz llegaron al aeropuerto de Ilopango a las once y
media de la mañana en uno de los aviones comerciales de TACA, fueron
descargados en la aduana aérea, lejos de la vista del público. Luego fueron trasladados
a una funeraria local y por la tarde del 30 de enero de 1971 sepultados en el
cementerio Los Ilustres de San Salvador en una sencilla ceremonia privada. A
las exequias asistió la madre del expresidente, Octaviana Guzmán de Árbenz.
El Estado de Guatemala ha tratado de reivindicar la figura y
legado del exmandatario y en esa línea reparadora sus restos fueron exhumados en 1995 del panteón de la familia Vilanova, donde
reposaron durante 24 años, en presencia de su hijo, Jacobo Árbenz Vilanova,
Jorge Mario Chenal, y el coronel retirado Carlos Enrique Díaz de León, quien
asumió la Presidencia cuando se produjo la dimisión de Árbenz, luego de un
golpe de Estado en junio de 1954.
El gobierno del presidente salvadoreño Armando Calderón Sol,
ofreció su colaboración para repatriar los restos de Árbenz. que fueron
incinerados y trasladados el 19 de octubre de 1995 al Aeropuerto de Ilopango, escoltados por
cadetes salvadoreños, mientras se interpretaba la Granadera. De allí un avión de
la Fuerza Aérea guatemalteca los llevó a la ciudad de Guatemala durante el
gobierno del licenciado Ramiro de León Carpio.
Fueron recibidos por las autoridades del país y por su
viuda, así como por una masiva concurrencia, integrada por estudiantes
universitarios que le gritaban a la escolta militar del expresidente: «¡Éste sí
era soldado!» El féretro fue trasladado al Salón Mayor del Museo de la
Universidad de San Carlos y el Palacio Nacional, donde fue velado.
La salvadoreña María Cristina Vilanova de Árbenz murió en
Costa Rica el 5 de enero de 2009 por causas naturales. Fue sepultada según su
voluntad, junto a su amado esposo, el expresidente Árbenz en el Cementerio
General de Guatemala.
Gracias Joaquin por el relato historico, mas alla de la tragedia, la familia Arbenz - Vilanova afronto las consecuencias de un Golpe de Estado organizado por la CIA. No dudo que el pueblo guatemalteco asi como los exiliados salvadoreños y de otras nacionalidades que fueron apoyados por Arbenz guardan en su corazon un agradecimiento eterno.
ResponderEliminarInteresante artículo para ser leído por jóvenes estudiantes de nuestra época
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