lunes, 1 de julio de 2019

GLORIA TREVI: DEL INFIERNO A LA GLORIA

Por Joaquín Rivera Larios

                                                          

 
    
Abundan los sustantivos y  adjetivos que nos arrojan luz para dilucidar la persona y el personaje que encarna Gloria Trevi: reina, plebeya, amorosa, quejumbrosa, tierna, rebelde, salvaje, agresiva, frontal, contestaría, irreverente, loca, feminista, creativa, innovadora, extravagante, estrafalaria, fuerte, desafiante,  débil, vulnerable, cómica, adorada, vilipendiada… y así  podríamos continuar aproximándonos a su multifacética personalidad de una artista singular,  que constituyó todo un fenómeno juvenil que marcó época en los noventa y cuyo mito viviente se prolonga hasta nuestros días.

Varias de sus más sentidas canciones derivaron  del amor que sintió por un talento de las letras  y la composición musical,  Sergio Andrade, que después fue blanco del odio colectivo al resultar implicado en los delitos de rapto, maltrato y violación de menores, quien paradójicamente fue verdugo y victimario de Gloria, pero a la vez poderosa fuente de inspiración y socio creativo, al ser arreglista de varias de sus más icónicas tonadas. En una entrevista en YouTube  una joven Trevi  confiesa cándidamente que Sergio Andrade era su amor platónico.

                                                                                    




Las canciones de Gloria Trevi, se pueden agrupar en varias categorías:  las que  hablan de amor sumiso e incondicional ("Con los ojos cerrados",  "Qué voy hacer sin él", "Vestida de azúcar", "Me estoy rompiendo en pedazos", "Lo  que una chica por amor es capaz"); las que hablan de critica social ("Señor Presidente", "Chica embarazada", "Los borregos");   las que hablan de rebeldía ("Pelo suelto", "Doctor psiquiatra", "Hoy me iré de casa"); las que enarbolan la  redención femenina ("Ella que no fue ella"); el buen humor y la ironía  también son ejes temáticos ("Zapatos viejos", "La renta", "La  papa sin Catsup",  "Qué bueno que no fui Lady Di").        

Tiene la capacidad interpretativa e histriónica de llorar, reir, gritar, y la fuerza comunicativa para trasladar esos sentimientos al público, que llora, ríe,  al compás de la cantante y se embadurna de orgullo con sus interpretaciones. Hay canciones en las que se muestra sumamente sumisa y vulnerable como “Qué voy hacer sin él”, “El recuento de los daños” y otras en la que muestra autosuficiencia y fortaleza como “Todos me miran”, “Cinco minutos” y “Me río de ti”, en las que se proyecta como una mujer resuelta que puede prescindir sin problemas del afecto masculino. 
                                                                            




La originalidad es un valor agregado en cualquier manifestación artística, clave para dejar una huella imborrable en el público. Ya lo dijo otra gran diva  mexicana que ser original era ser inimitable, lo cual es cuestión de imaginación y nada más. Si bien a Gloria Trevi se le compara con Cindy Lauper, Madonna, Cher, Lady Gaga, en  la música castellana el repertorio, el discurso y la propuesta treviana es innovadora y marca un antes y un después en la música pop. Gloria lo expresó en una entrevista televisiva: “Para ser inolvidable tienes que poner tu propio sello, tu propio corazón, tu propio estilo”.     

                                            

Hacia 1992 Gloria Trevi arribó a El  Salvador e hizo retumbar el Gimnasio Nacional, no tanto porque se colmara de público, sino por sus frenéticas y estrambóticas actuaciones, llenas de teatralidad, en las que se tiró al suelo, se quitó la ropa, se subió a las torres de sonido, llamó a un hombre del público para quitarle la camisa en el escenario con movimientos sensuales. En el programa “Domingo para todos” hizo algo similar, acostando en el piso del set a Daniel Rucks y tomándolo de la corbata.

                                                                         
        
                                                           
Esa escena rompe con la clásica sumisión de la mujer al hombre,  invitando explícitamente a que las féminas suelten las amarras y  sojuzguen a sus opresores. Una anécdota curiosa en el Gimnasio Nacional fue que eligió entre el público para ese clásico ritual de sus presentaciones a un colega abogado conocido que cuando subió al escenario se lastimó las manos, al punto que cuando estaba junto a la Trevi se sobaba del dolor, al ver el gesto ella le pidió que regresara a su asiento, mientras el público coreaba la lapidaria palabra con que en nuestro medio se denomina a los homosexuales.   

Otro punto aparente de conexión de Gloria Trevi con El Salvador, tuvo lugar en diciembre de 1999, cuando autoridades policiales indagaron rumores que el clan Trevi-Andrade, había pasado vía terrestre por nuestro país, incluso la Interpol la buscó en el departamento de La Unión y en diversos sitios del gran San Salvador, incluso se especuló que pudo hospedarse con nombre falso en un hotel capitalino. Después de las pesquisas se concluyó que Gloria había evadido los seguimientos y allanamientos y había abandonado el país por un punto ciego. 

                                                    
                   
 
Gloria pasó por la prueba de fuego de la cárcel en Río de Janeiro y Chihuahua, experiencia que ella llamó la “Universidad de la Vida”, por ilícitos de los que fue absuelta en septiembre de 2004 y eso provocó una ola de repudió que hizo que empresas televisoras y productoras de discos cortaran toda relación con ella. Llama la atención que en sus presentaciones coloca a sus detractores entre las fuentes de motivación que la mantienen en pie sumando triunfos a su exitosa carrera. Suele cerrar sus conciertos recitando una frase que es todo un himno de batalla: “Gracias a quienes me aman, a quienes me odian porque por eso estoy aquí, más fuerte y más cabrona”.

PALABRAS DE MOTIVACIÓN DE  GLORIA TREVI

Hubo un tiempo en que no podía parar mis lágrimas, levanté la cara y entendí que no puede vivir sin morir, ni se puede despertar sin dormir. En los momentos difíciles, recuerda que me tienes a mí. Mírame, me caí y me pisaron, pero no me aplastaron. El dolor me golpeó, pero no me rompió. El día  para  mí se apagó, pero entendí que la noche no era oscura, era de lentejuelas, porque la vida es así y se valora mejor lo bueno, lo  hermoso y lo simple cuando eres un sobreviviente.                                                                         
                                                                          
      
Porque la comida es más rica cuando se tiene hambre, un abrazo cuando te conforta  cuando el alma llora. Porque te aferras más a la vida, cuando sientes la agonía. Las migajas son tesoros cuando no se tiene nada. Es entonces cuando te fundes con el que te dio, aunque sea una mirada, porque si fue de compasión o despiadada, esa mirada hoy a mí me levanta.

Y les digo hoy a todos aquellos, a los que me odian y a los que me aman, que gracias a ellos estoy aquí de pie, más fuerte y más cabrona, que lo que era antes de caer, porque sea como sea, para bien o para mal, todos me miran.    
                                                                    




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