Fue la primera cantante mexicana que secuestró mi atención cuando interpretaba tonadas que enarbolaban un amor idílico, utópico, típico de la adolescencia: “Mi primer amor”, “Garabato”, “Tú y yo”, “Ese amor no se toca”, “Llena de dulzura”, “Si es cierto soy así” “Te amo, te amo”, “Y descubrir que te quiero”, “Hombres al borde de un ataque de celos” “Qué te pasa”, entre otras que encendían los corazones románticos de la juventud ochentera.
Poseedora de potente y privilegiada voz, fuerza interpretativa, nos cautivaba con su rostro angelical, sonrisa encantadora, carisma y un derroche inigualable de gracia y dulzura.
Evocar a Yuri es traer a cuenta un torbellino que hacía retumbar los escenarios, un boom de la música pop que hizo las delicias del público con sus tórridas y electrizantes coreografías y luminosos vestuarios, conjugados con los juegos de luces, elementos que en su conjunto la convirtieron en un ícono entrañable de nuestra mocedad.
Atrapó la fama en 1978 para instalarse en el corazón de sus admiradores que quedamos prendidos de su talento y energía, por lo que seguimos tributándole homenaje en la intimidad de nuestros hogares, como una auténtica reina de la canción en Latinoamérica.
Sin duda la Yuri más radiante y juvenil la contemplamos en el film "Secuestro en Acapulco" (1983), en el que comparte el plató con el quinteto venezolano “Los Chamos”, la Chilindrina y Lucila Mariscal, a su vez nos deja atónitos en el Festival de Viña del Mar 1984, donde por aclamación popular obtuvo la Gaviota de Plata. Nos cautivó también en el programa colombiano de Jorge Barón que se puede ver en YouTube bajo el título “Show del Recuerdo con Yuri”.
Escudriñando en la red sobre posibles las conexiones de Yuri con El Salvador, encontré un vídeo de su presentación en el programa Fin de Semana, conducido por Willie Maldonado, del sábado 17 de septiembre de 1988, en el que la cantante mexicana interpreta su éxito “Qué te pasa”. Se pueden apreciar las modelos Karla Barba (ex esposa del cantante Gerardo Parker) y Cecilia Rivas.
Si bien conserva intacta su calidad vocal, ahora es un opaco reflejo de aquella chica vibrante que deslumbraba en los escenarios de Hispanoamérica, tal como revelan fotos y vídeos del segundo lustro de los ochenta hasta nuestros días.
El programa la Historia Engarzadas de Televisión Azteca, conducido por Mónica Garza revela sus tortuosas relaciones de pareja, sus pensamientos suicidas, la violencia que sufrió en su hogar y la vida frívola y superficial que acompañó a la estrella cimentada en las carretadas de dinero que le proporcionaron su éxito artístico.
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