Es importante hacer un esfuerzo para reconstruir la memoria histórica de nuestro sindicato, a fin de dejar constancia a la posteridad de nuestros grandes logros, virtudes, aciertos y desaciertos. Es indispensable recopilar las vivencias en este trajinar de más de dos décadas, para procesar racionalmente las experiencias, lo que nos permitirá crecer en madurez y templanza como organización y emprender las batallas cotidianas con mayor acierto.
Algunos compañeros que no han sido testigos de todo el proceso de lucha desde sus comienzos en 1997, hacen un distingo entre trabajo de la entidad sin fines de lucro la Asociación de Empleados de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (ASEPRODEH) y el sindicato de Empleadas y Empleados de la PDDH de El Salvador (SEPRODEHES), cuyos estatutos fueron publicados en el Diario Oficial No. 190, Tomo No. 389 del 12 de octubre de 2010.
La asociación se gestó los primeros meses de 1997 en el seno mismo del área de tutela, específicamente en el Departamento de Investigaciones (hoy Procuración), que en ese momento era dirigido por un joven David Ernesto Morales que después llegaría a ser Procurador. Existía mucho descontento por conductas de funcionarios que se consideraban arbitrarias, por los bajos salarios y porque se percibía que las promociones y ascensos se daban solo a personas cercanas o afines al titular.
Los principales promotores de la naciente organización fueron: Pedro Alfredo Almendares Ayala Victor Antonio Bermudez, Arturo López, Aleyla Elki Vargas, Cesar Alí Espinoza, Pablo Leiva Portillo, todos jurídicos. A este esfuerzo inicial se sumaron Marlene Trejo que laboraba en el Departamento de Personal y compañeros motoristas: Carlos de Jesús García Santamaría, Azuical Yurandir Sandoval, Gustavo Roberto Flores Alvarez, Jorge Ortega.
Recuerdo un evento en 1997 en Asistencia Italiana (a la par de la Basílica de Guadalupe), en el que se evaluó el trabajo institucional. Allí se puso de manifiesto el descontento, especialmente en ese sector de jurídicos del Departamento de Investigaciones. Tengo presente que el Jefe de Personal, Edgardo René Pacheco (QDDG), psicólogo que había sido docente de la UES y la UCA, tomo la palabra y delante de todos le dijo a la doctora Victoria Marina Velásquez de Avilés que había que hacer rectificaciones en su administración.
Estimo que el malestar arrancaba de la ausencia de una administración participativa, inclusiva, dialogante, en la que los empleados y empleadas, fueran escuchados y sus opiniones debidamente consideradas. Esa administración potenció jefaturas impopulares que implementaron esquemas de conducción institucional verticales, autocráticos, que con diversos matices se siguieron dando en otros mandatos.
Fue así como en medio de múltiples habladurías, descalificaciones, temores, campañas de desprestigio hacia los promotores de la asociación en formación, un grupo que oscilaba entre diez o quince trabajadores sostuvieron alrededor de unas seis reuniones los días sábado por la tarde en el local de la Asociación de Trabajadores de Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (ATCEL), sobre la Avenida España. Tengo la percepción que a estas reuniones llegaban algunos compañeros solo a oir para luego comunicar a sus respectivos Jefes.
Estos acuerdos dieron como resultado la formalización de los Estatutos de la Asociación de Empleados de la PDDH (ASEPRODEH), ante los oficios notariales del licenciado Oliverio Lemus Morales, logro que se dio el uno de agosto de 1997 bajo el liderazgo del compañero Pedro Alfredo Almendares Ayala, Abogado y Notario, primer presidente de ASEPRODEH. Fuimos 35 trabajadores y trabajadoras los que suscribimos la escritura de constitución.
Algunos compañeros que no han sido testigos de todo el proceso de lucha desde sus comienzos en 1997, hacen un distingo entre trabajo de la entidad sin fines de lucro la Asociación de Empleados de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (ASEPRODEH) y el sindicato de Empleadas y Empleados de la PDDH de El Salvador (SEPRODEHES), cuyos estatutos fueron publicados en el Diario Oficial No. 190, Tomo No. 389 del 12 de octubre de 2010.
Sostengo que el sindicato es una continuación del trabajo de la asociación, porque no solo retomó la membresía, el local, los bienes muebles y otros activos (entre ellos cuenta bancaria, ordenes de descuento en planilla), con los que se contaba la asociación, sino que también echó mano de la experiencia de lucha, perfeccionando con el tiempo las estrategias, al grado que en el año 2012, ya contábamos con nuestro primer contrato colectivo.
Con mayor o menor éxito nuestra organización ha desarrollado múltiples acciones: la denuncias públicas, protestas, eventos socio-recreativos, jornadas de capacitación, gestiones ante organismos de gobierno, foros, notas, boletines, interposición de acciones legales, conferencias de prensa, planteamientos técnicos (de carácter jurídico, financiero, social), lucha coordinada con otras organizaciones gremiales y ong’s (que han incluido pertenencia a federaciones, confederaciones), negociar contratos colectivos, hacer presencia en marchas y manifestaciones que son espacios donde se hace sentir el poder sindical.
Por la confianza depositada en mi persona, he tenido la oportunidad de ser directivo en cinco ocasiones, tres veces en la Asociación de Empleados de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (ASEPRODEHES), la primera como Vicepresidente (1997-1999), Secretario (2002-2004), Presidente (2005-2007), Secretario General (2014-2015) y Secretario de Comunicaciones (2016-2017).
Durante esos momentos traté con seis administraciones de la PDDH presididas por titulares de los más disímiles perfiles: Victoria Marina Velásquez de Avilés, Eduardo Antonio Peñate Polanco, Beatrice Alamanni de Carrillo, Oscar Humberto Luna, David Ernesto Morales y Raquel Caballero de Guevara. Al doctor Marcos Alfredo Valladares Melgar, procurador en funciones (febrero 2000- junio 2001) lo traté como funcionario, no ostentado calidad de directivo.
Con mayor o menor éxito nuestra organización ha desarrollado múltiples acciones: la denuncias públicas, protestas, eventos socio-recreativos, jornadas de capacitación, gestiones ante organismos de gobierno, foros, notas, boletines, interposición de acciones legales, conferencias de prensa, planteamientos técnicos (de carácter jurídico, financiero, social), lucha coordinada con otras organizaciones gremiales y ong’s (que han incluido pertenencia a federaciones, confederaciones), negociar contratos colectivos, hacer presencia en marchas y manifestaciones que son espacios donde se hace sentir el poder sindical.
Por la confianza depositada en mi persona, he tenido la oportunidad de ser directivo en cinco ocasiones, tres veces en la Asociación de Empleados de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (ASEPRODEHES), la primera como Vicepresidente (1997-1999), Secretario (2002-2004), Presidente (2005-2007), Secretario General (2014-2015) y Secretario de Comunicaciones (2016-2017).
Durante esos momentos traté con seis administraciones de la PDDH presididas por titulares de los más disímiles perfiles: Victoria Marina Velásquez de Avilés, Eduardo Antonio Peñate Polanco, Beatrice Alamanni de Carrillo, Oscar Humberto Luna, David Ernesto Morales y Raquel Caballero de Guevara. Al doctor Marcos Alfredo Valladares Melgar, procurador en funciones (febrero 2000- junio 2001) lo traté como funcionario, no ostentado calidad de directivo.
Los principales promotores de la naciente organización fueron: Pedro Alfredo Almendares Ayala Victor Antonio Bermudez, Arturo López, Aleyla Elki Vargas, Cesar Alí Espinoza, Pablo Leiva Portillo, todos jurídicos. A este esfuerzo inicial se sumaron Marlene Trejo que laboraba en el Departamento de Personal y compañeros motoristas: Carlos de Jesús García Santamaría, Azuical Yurandir Sandoval, Gustavo Roberto Flores Alvarez, Jorge Ortega.
Recuerdo un evento en 1997 en Asistencia Italiana (a la par de la Basílica de Guadalupe), en el que se evaluó el trabajo institucional. Allí se puso de manifiesto el descontento, especialmente en ese sector de jurídicos del Departamento de Investigaciones. Tengo presente que el Jefe de Personal, Edgardo René Pacheco (QDDG), psicólogo que había sido docente de la UES y la UCA, tomo la palabra y delante de todos le dijo a la doctora Victoria Marina Velásquez de Avilés que había que hacer rectificaciones en su administración.
Fue así como en medio de múltiples habladurías, descalificaciones, temores, campañas de desprestigio hacia los promotores de la asociación en formación, un grupo que oscilaba entre diez o quince trabajadores sostuvieron alrededor de unas seis reuniones los días sábado por la tarde en el local de la Asociación de Trabajadores de Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (ATCEL), sobre la Avenida España. Tengo la percepción que a estas reuniones llegaban algunos compañeros solo a oir para luego comunicar a sus respectivos Jefes.
La primera Junta Directiva en la historia de la Asociación estuvo integrada así: Presidente: Pedro Alfredo Almendares Ayala; Vicepresidente: Joaquín Enrique Rivera Larios; Secretario: Arturo Ernesto López Contreras; Pro-Secretario: Pablo Leiva Portillo (QDDG); Tesorero: Ana Marlene Alfaro de Trejo; Pro-tesorero: Bety Margarita Díaz de Morales; Síndico: Aleila Elki Vargas Rodríguez; Vocales: José Roberto Rivas y Jorge Alberto Ortega López.
Aparte de los directivos, los miembros fundadores que suscribieron la escritura de constitución de ASEPRODEH fueron: Carlos Ernesto Contreras Alvarenga, Roberto Tobar Romero, Azuical Yurandir Sandoval León, Sonia Maritza Bardales de Henríquez, Eric Renato Romero Muñoz, Jorge Antonio Iraheta, Roberto Enrique Rodríguez Meléndez, Reina Dinora Santos Colocho, Ricardo Antonio Romero Martínez, José Ascención Méndez, César Alí Espinoza Nolasco, Hector Alexander Escobar, José Ovidio Ardón, Giovanni Antonio Carcamo Payes, Carlos de Jesús García, Jorge Armando Cruz, Gustavo Roberto Flores Alvarez, Carlos Alberto Calderón, Rodolfo Ernesto Chamorro, Carlos Cesar Escoto Flores, Ariel del Carmen Hernández Orellana, José Rafael López, Victor Antonio Bermudez Menjivar, Guillermo Ramírez González, Sara Eduarda Ventura Zelaya y Aracely del Carmen Ramírez González.
Una directiva presidida por el compañero vigilante, Salvador Cáceres González, reunió gracias a donaciones los fondos y fue la que gestionó la publicación de los Estatutos en el Diario Oficial Tomo No. 347 del 30 de mayo de 2000, aprobados en virtud de acuerdo ejecutivo número 181 de fecha 3 de marzo 2000, e inscritos bajo el número 2 del libro 26 de Asociaciones Nacionales que lleva el Registro de Asociaciones y Fundaciones sin Fines de Lucro del Ministerio de Gobernación.
Excelente reseña, la dra. de Aviiles que era la titular se molestó por la creación de la asociación, pero se buscaba mejorar y hacer equitativas las condiciones labores, lamentablente a la fecha no se ha logrado
ResponderEliminar