Por Joaquín Rivera Larios
Era el 19 de junio de 1952, Ana Guadalupe Martínez, nacía en el Cantón San Jerónimo, municipio de Metapán, en una hacienda propiedad de sus abuelos. Creció rodeada del circulo militar de su padre, subteniente Froilan Martínez, aderezado con el ambiente rural y ganadero, escuchando historias de aquellas jornadas de sangre y fuego y de la Huelga de Brazos Caídos que precedieron a la caída del general Hernández Martínez. A raíz de ese fallido golpe de 1944, el subteniente Martínez estuvo exiliado en México. La madre de la futura Comandante, Lucila Menéndez, procedente de una próspera familia de cafetaleros, murió a causa de un cáncer de seno cuando aquella tenía dieciséis años.
El subteniente Froilan Martínez Flores, uno de los primeros pilotos de la Fuerza Aérea de El Salvador, que por cierto participó en la tentativa de golpe de Estado al General Martínez el 2 de abril de 1944, piloteando un avión que iba a bombardear la Policía Nacional, no podía creer que su hija, Ana Guadalupe, la Comandante “María”, la segunda de sus cuatro hijos estaba presa en la Guardia Nacional.
Froilan Martínez, había sido parte del equipo de seguridad de Julio Adalberto Rivera, e incluso había dirigido la inteligencia del Estado. Para él, como para el resto de su familia, su hija Ana Guadalupe, estaba becada en Perú, para continuar sus estudios de Medicina.
Sin embargo, Ana Guadalupe, permanecía detenida en los calabozos de la
Guardia Nacional por ser miembro del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP),
desde el cinco de julio de 1976. Fue
detenida en San Miguel, a ciento cincuenta kilómetros de la capital.
Pero de la madre combatiente a la estudiante de medicina que dejó la carrera en cuarto año para repartir panfletos y pegar carteles de manera clandestina en las calles de San Salvador contra del régimen militar, hay un largo camino revolucionario. Las ideas de izquierda y su involucramiento en la lucha armada, le llegaron por azar. Una noche, cuando se disponía a esconder a un compañero revolucionario en su casa, su vida cambió.
Al llegar a la Universidad
Nacional conoció a Mariano Jimenez, un líder del movimiento estudiantil
revolucionario. Jiménez le pidió ayuda a dos compañeros que la Guardia Nacional
perseguía: Joaquín Villalobos de pseudónimo “Marcos” y Rafael Arce Zablah,
primer Bachiller del Líceo Salvadoreño en 1969 e hijo de otro oficial, el coronel
Rafael Arce.
Una casa de una familia santaneca pudiente sería el mejor escondrijo para ellos. Ana Guadalupe aceptó. Sin embargo, los dos revoltosos no tuvieron necesidad de irse a vivir a Santa Ana. Posteriormente, “Marcos” la convenció para incorporarse en 1973 a una célula guerrillera del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), cuando solo tenía 21 años.
Contamos un doble testimonio escrito de esa traumática experiencia: su declaración hecha en 1978 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que constituye el caso 2892, y su libro “Las cárceles clandestinas en El Salvador”.
Como sobreviviente, declaró ante
la CIDH: “Yo, Ana Guadalupe Martínez, fui
secuestrada el 5 de julio de 1976 en la ciudad de San Miguel, a 150 km de la
capital, por agentes vestidos de civil, de la Sección II de la Guardia
Nacional. Desde ese momento fui sometida a innumerables vejaciones, torturas
físicas y sicológicas, entre ellas choques eléctricos de manera selectiva
tomando los principales plexos nerviosos, empezando por electrodos en ambos
lados de las caderas, luego de un tercero sobre la mano izquierda, después un
cuarto electrodo en la vulva y el quinto electrodo en la región lumbar de la
columna vertebral; todo esto esposada de pies y manos, vendada de los ojos y
sobre el suelo, haciendo pausas entre descarga y descarga para interrogarme y
me decían: «Aquí hemos hecho hablar a los hombres, no digamos a una mujer»;
además [fui] brutalmente violada por el sargento Mario Rosales que prestaba
servicio en dicha sección y con el conocimiento de sus jefes. Todo el tiempo de
mi secuestro estuve aislada en una pequeña celda de dos metros de largo por
1.80 metros de ancho, a oscuras, sin más ventilación que un pequeño agujero de
5 centímetros de diámetro. Todo el primer mes estuve vendada de ojos, esposada
de pies y manos, algunas veces completamente desnuda. En algunos períodos me
dejaban sin comer, y cuando la condición física era muy mala me daban atención
para no dejarme morir y luego seguir interrogándome.”
CONFIGURACIÓN DEL FMLN
Martínez al igual que los líderes
de la guerrilla salvadoreña, creyeron que podían repetir la hazaña sandinista,
no obstante haberse unificado los grupos guerrilleros bajo la egida del FMLN el
10 de octubre de 1980, lo que se logró con la intervención del líder cubano
Fidel Castro y las fuertes ofensivas del 10 de enero de 1981 y de 11 de noviembre
de 1989, no lograron tumbar al régimen, viéndose conminados a negociar la paz, bajo la mediación de Naciones Unidas.
MIEMBRO DE PARTIDOS DE CENTRO DERECHA
Ana Guadalupe se convirtió en
vicepresidente de la Asamblea Legislativa en 1994, gracias a las profundas
divisiones en el FMLN que saltaron a la
luz pública el 1 de mayo de ese año, cuando en la primera sesión de la Asamblea
Legislativa, siete diputados del FMLN que después formaron el Partido Democráta
(PD) votaron a favor de la candidata de
ARENA para la presidencia del Parlamento, Gloria Salguero Gross. A cambio, los 39 diputados de ARENA votaron a
favor de Ana Guadalupe Martínez, para la vicepresidencia del Órgano Legislativo.
A raíz de la ruptura con el FMLN, con cuya bandera llegó al congreso, fundó el PD, con Joaquín Villalobos, el ex capitán del ejército, Francisco Emilio Mena Sandoval, Juan Ramón, Medrano, entre otros, quienes suscribieron el 31 de mayo de 1995 el Pacto de San Andrés con el presidente Armando Calderón Sol, lo que dio pie para el incremento del IVA al 13%
En 1997 dejó la Asamblea
Legislativa y la política partidaria por un tiempo. Ana Guadalupe Martínez, con el devenir de los
años abandonó sus ideales justicieros y revolucionarios y ha pertenecido al
partido Demócrata Cristiano (PDC), controlado por el abogado liberal, Rodolfo
Parker, partido del cual llegó a ser
Secretaria General Adjunta.
El PDC ahora es un partido de centro derecha, que apoyó la
candidatura del Movimiento de Unidad en el 2014, liderado por Tony Saca y del
candidato de ARENA, Carlos Calleja en el
2019, nada que ver con aquel vigoroso partido de oposición que lideraron
Napoleón Duarte, José Antonio Morales Erlich, Rey Prendes, Mario Zamora Rivas, Chávez Mena, Roberto
Lara Velado, Abraham Rodríguez en los sesenta y setenta.
Muy buena investigación. Felicidades
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