sábado, 14 de noviembre de 2020

ANA GUADALUPE MARTINEZ: DE GUERRILLERA ICÓNICA A POLÍTICA DE DERECHA

Por Joaquín Rivera Larios 


Era el 19 de junio de 1952, Ana Guadalupe Martínez,  nacía en el Cantón San Jerónimo, municipio de Metapán, en  una hacienda  propiedad de sus abuelos. Creció rodeada del circulo militar de su padre, subteniente Froilan Martínez,  aderezado con el ambiente rural y ganadero, escuchando historias de aquellas   jornadas de sangre y fuego  y de la Huelga de Brazos Caídos que precedieron a  la caída del general Hernández Martínez.  A raíz de ese fallido golpe de 1944, el subteniente Martínez estuvo exiliado en México.  La madre de la futura Comandante, Lucila Menéndez, procedente de una próspera familia de cafetaleros, murió a causa de un cáncer de seno cuando aquella tenía dieciséis años. 


El subteniente Froilan Martínez Flores, uno de los primeros pilotos de la Fuerza Aérea de El Salvador, que por cierto participó en la tentativa de golpe de Estado al General Martínez el  2 de abril de 1944, piloteando un avión que iba a bombardear la Policía Nacional,  no podía creer que su hija, Ana Guadalupe,  la Comandante “María”,  la segunda de sus cuatro hijos estaba presa en la Guardia Nacional.                                        

                                              

Froilan Martínez, había sido parte del equipo de seguridad de Julio Adalberto Rivera, e incluso había dirigido la inteligencia del Estado. Para él, como para el resto de su familia, su hija Ana Guadalupe, estaba becada en Perú, para continuar sus estudios de Medicina.

Sin embargo, Ana Guadalupe,  permanecía detenida en los calabozos de la Guardia Nacional por ser miembro del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), desde el cinco de julio de 1976. Fue  detenida en San Miguel, a ciento cincuenta kilómetros de la capital.


Ana Guadalupe, llego a ser junto a Nidia Diaz, Lorena Peña, Norma Guevara, de las pocas mujeres de la guerrilla en ocupar altos cargos en la estructura militar. Durante la década de los 70 radicó en México, España, Honduras y Nicaragua. Se encargó de obtener fondos y comprar armas para los grupos insurgentes.

Pero de la madre combatiente a la estudiante de medicina que dejó la carrera en cuarto año  para repartir panfletos y pegar carteles de manera clandestina en las calles de San Salvador contra del régimen militar, hay un largo camino revolucionario. Las ideas de izquierda y su involucramiento en la lucha armada, le llegaron por azar. Una noche, cuando se disponía a esconder a un compañero revolucionario en su casa, su vida cambió.

                

Al llegar a la Universidad Nacional conoció a Mariano Jimenez, un líder del movimiento estudiantil revolucionario. Jiménez le pidió ayuda a dos compañeros que la Guardia Nacional perseguía: Joaquín Villalobos de pseudónimo “Marcos” y Rafael Arce Zablah, primer Bachiller del Líceo Salvadoreño en 1969 e hijo de otro oficial, el coronel Rafael Arce.

Una casa de una familia santaneca pudiente sería el mejor escondrijo para ellos. Ana Guadalupe aceptó. Sin embargo, los dos revoltosos no  tuvieron necesidad de irse a vivir a Santa Ana. Posteriormente, “Marcos” la convenció para incorporarse en 1973 a una célula guerrillera del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), cuando solo tenía 21 años. 


MESES EN PRISIÓN

Ana Guadalupe pasó en prisión nueve meses. Fue liberada cuando el ERP negoció el rescate del cadáver de Roberto Poma a cambio de ella. Luego partió para España, posteriormente a Francia y a Argelia. En ese tiempo escribió su libro “ Las Cárceles Clandestinas" (1978). Los cinco grupos guerrilleros salvadoreños emularon el ejemplo de unidad de los sandinistas, quienes fueron aconsejados por Fidel Castro desde La Habana.




Contamos  un doble testimonio escrito de esa traumática experiencia: su declaración hecha en 1978 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que constituye el caso 2892, y su libro “Las cárceles clandestinas en El Salvador”.

Como sobreviviente, declaró ante la CIDH: “Yo, Ana Guadalupe Martínez, fui secuestrada el 5 de julio de 1976 en la ciudad de San Miguel, a 150 km de la capital, por agentes vestidos de civil, de la Sección II de la Guardia Nacional. Desde ese momento fui sometida a innumerables vejaciones, torturas físicas y sicológicas, entre ellas choques eléctricos de manera selectiva tomando los principales plexos nerviosos, empezando por electrodos en ambos lados de las caderas, luego de un tercero sobre la mano izquierda, después un cuarto electrodo en la vulva y el quinto electrodo en la región lumbar de la columna vertebral; todo esto esposada de pies y manos, vendada de los ojos y sobre el suelo, haciendo pausas entre descarga y descarga para interrogarme y me decían: «Aquí hemos hecho hablar a los hombres, no digamos a una mujer»; además [fui] brutalmente violada por el sargento Mario Rosales que prestaba servicio en dicha sección y con el conocimiento de sus jefes. Todo el tiempo de mi secuestro estuve aislada en una pequeña celda de dos metros de largo por 1.80 metros de ancho, a oscuras, sin más ventilación que un pequeño agujero de 5 centímetros de diámetro. Todo el primer mes estuve vendada de ojos, esposada de pies y manos, algunas veces completamente desnuda. En algunos períodos me dejaban sin comer, y cuando la condición física era muy mala me daban atención para no dejarme morir y luego seguir interrogándome.”



CONFIGURACIÓN DEL FMLN

Martínez al igual que los líderes de la guerrilla salvadoreña, creyeron que podían repetir la hazaña sandinista, no obstante haberse unificado los grupos guerrilleros bajo la egida del FMLN el 10 de octubre de 1980, lo que se logró con la intervención del líder cubano Fidel Castro  y las fuertes ofensivas  del 10 de enero de 1981 y de 11 de noviembre de 1989,  no lograron tumbar al régimen, viéndose conminados a negociar la paz, bajo la mediación de Naciones Unidas.



ACUERDOS DE PAZ

El 16 de enero de 1992, en México DF, Ana Guadalupe fue suscriptora de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a doce años de guerra, por la delegación del FMLN, junto a Schafik Handal “Comandante Simón”, Salvador Sánchez Cerén “Comandante Leonel González”, Francisco Jovel “comandante Roberto Roca”, Eduardo Sancho, “Comandante Ferman Cienfuegos”, Comandante Joaquín Villalobos, Ana Guadalupe Martínez “Comandante María”, Roberto Cañas, Dagoberto Gutiérrez, Salvador Samayoa, María Marta Valladares “Comandante Nidia Díaz”.

MIEMBRO DE PARTIDOS DE CENTRO DERECHA

Ana Guadalupe se convirtió en vicepresidente de la Asamblea Legislativa en 1994, gracias a las profundas divisiones en el FMLN que  saltaron a la luz pública el 1 de mayo de ese año, cuando en la primera sesión de la Asamblea Legislativa, siete diputados del FMLN que después formaron el Partido Democráta (PD)  votaron a favor de la candidata de ARENA para la presidencia del Parlamento, Gloria Salguero Gross.  A cambio, los 39 diputados de ARENA votaron a favor de Ana Guadalupe Martínez, para la vicepresidencia del Órgano Legislativo.

         

            

A raíz de la ruptura con el FMLN, con cuya bandera llegó al congreso, fundó el PD, con Joaquín Villalobos, el ex capitán del ejército, Francisco Emilio Mena Sandoval, Juan Ramón, Medrano, entre otros, quienes suscribieron el 31 de mayo de 1995 el Pacto de San Andrés con el presidente Armando Calderón Sol, lo que dio pie para el incremento del IVA al 13%

En 1997 dejó la Asamblea Legislativa y la política partidaria por un tiempo. Ana Guadalupe Martínez, con el devenir de los años abandonó sus ideales justicieros y revolucionarios y ha pertenecido al partido Demócrata Cristiano (PDC), controlado por el abogado liberal, Rodolfo Parker, partido del cual  llegó a ser Secretaria General Adjunta.

El PDC ahora es un  partido de centro derecha, que apoyó la candidatura del Movimiento de Unidad en el 2014, liderado por Tony Saca y del candidato de ARENA,  Carlos Calleja en el 2019, nada que ver con aquel vigoroso partido de oposición que lideraron Napoleón Duarte, José Antonio Morales Erlich, Rey Prendes, Mario Zamora Rivas, Chávez Mena, Roberto Lara Velado, Abraham Rodríguez en los sesenta y setenta.  


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