Por Joaquín Rivera Larios
Uno de los episodios
más candentes de la guerra que generó una conmoción a nivel nacional e internacional, fue el
secuestro de Inés Guadalupe Duarte Durán, de 35 años de edad, hija
del presidente Napoleón Duarte, ocurrido a las 15: 30 horas del martes
10 de septiembre de 1985, cuando salía de la Universidad Nueva San
Salvador (UNSSA), donde estudiaba Comunicaciones. En el atraco también fue
secuestrada Ana Cecilia Villeda, de 23 años, compañera de estudios de Inés.
Según la
versión periodística Inés Guadalupe acababa de salir de la UNSSA, de las
Facultades ubicadas en 49a. Avenida Sur, entre 12ª. y 14a Calle Poniente,
cuando fue interceptada por varios sujetos fuertemente armados, uniformados con
guayavera celeste y pantalón azul. Justo en el momento en que ella se disponía
a abrir su automóvil desataron una tormenta de plomo contra el Jeep P-18693 y otro vehículo que la
escoltaba.
En el
programa “Diana Verónica y Tony” del 14 de agosto de 2021, con motivo de la
presentación de su libro “El secuestro de la hija de un presidente” (2021), Inés
Guadalupe explica que ella salió de su casa en la Colonia San Benito como a las
15: 15 horas, no había salido del carro, no lo había apagado, forcejeó con los captores, les tiraba puntapiés. Los captores la agarraban del pelo. Se dio cuenta que era un secuestro cuando le
dijo un tipo: “Hoy te vas con nosotros
princesa de papi”. “Princesa” le llamaba el presidente a su hija.
Refiere Inés
Guadalupe que cree que fueron aproximadamente unos treinta hombres los que
intervinieron en el operativo. Uno de
los guardaespaldas, Mauricio Alfredo Elena Palomares, de 39 años, murió
en el instante. Su cuerpo quedó en el Jeep. El otro recibió disparos en la cara,
logró avisar por radio “Secuestran a Encarnación, Secuestran a encarnación”, que
era el nombre que el Estado Mayor Presidencial le había asignado. Luego se
desmayó. El guardaespaldas herido fue
traslado al Hospital Militar, donde sin confirmarse , se dijo que había muerto.
A raíz del rapto
se realizaron intensos patrullajes, rastreos y registros de carreteras en busca
del paradero de Inés Guadalupe y de su compañera. En una conferencia de prensa
realizada en Casa Presidencial al mediodía del 11 de septiembre, Julio Adolfo Rey Prendes revelo que un panel utilizado en el secuestro había sido abandonado por los
plagiarios en Colonia La Rábida.
EL
SECUESTRO TRAS BASTIDORES
Julio Adolfo
Rey Prendes (1932-2010), conocido como Fito Rey, era el Ministro de Cultura y
Comunicaciones del gobierno democristiano (1984-1989), tenía la exclusividad ante la prensa de la
información de ese caso, pero también estuvo involucrado en los primeros contactos con los
secuestradores y posteriormente en las negociaciones. Relata en su libro “De la
dictadura militar a la democracia” (2008) pormenores de situaciones que se dieron tras
bastidores con ocasión del secuestro (Págs. 411 a 414)
Refiere que
en un esfuerzo por conocer quiénes eran los responsables del secuestro, en la
avioneta presidencial, partieron Ricardo Acevedo Peralta y él a México, para
entrevistarse con los grupo civiles del Frente
Democrático Revolucionario (FDR), los encargados de la diplomacia de la
guerrilla salvadoreña. Después de hablar con algunos de ellos, se
dieron cuenta de que o no sabían nada o no nos querían dar información alguna.
Menciona
que decidió sin decirle ni pedirle autorización al presidente Duarte, que para
descubrir la identidad de los secuestradores, era importante que el mundo
conociera lo que comunicaban por la radio, entonces le informaba al
representante de la agencia internacional de noticias de la Prensa Asociada
(AP), en cual frecuencia enviarían cada uno de sus mensajes.
Relata que
los secuestradores se encontraban desconcertados de que todas sus
conversaciones aparecían íntegras en los despachos de prensa de la AP, por lo
que, finalmente, decidieron quitarse la máscara y, por medio de sus
representantes en el exterior les comunicaron a diversos gobiernos que un
comando del FMLN había cometido el secuestro.
De acuerdo
a Rey Prendes los representantes del FDR fueron los que informaron a los
gobiernos de Francia, México, Colombia y al mundo de quiénes habían perpetrado
el secuestro. La verdad era que el secuestro lo perpetró un comando especial de
las FAL, el brazo armado del Partido Comunista, sin que los otros miembros lo
hubieran autorizado. La tardanza en informarle al gobierno, se debió a que el
Partido Comunista estaba tratando de convencer a los otros cuatro grupos del
FMLN, de que los apoyaran y, fue hasta que lo consiguieron, aunque a
regañadientes, que decidieron informarle al mundo y, por consecuencia, al
presidente Duarte, de que los responsables habían sido grupos subversivos.
Recuerda
que la mañana del 15 de septiembre de 1985 el presidente Duarte en conmemoración de nuestra
independencia pronunció un discurso muy emotivo en la Plaza Libertad, en la que
habló de dos patrias , la grande que es la nación entera y la pequeña que es la
familia.
El fotoperiodista Iván C. Montecinos narra en su libro “Arriesgar la
vida…para fotografiar la muerte”(2012) que la cobertura periodística sobre este caso
era bien restringida y mayormente se limitaba a las regulares conferencias de
prensa ofrecidas en la Casa Presidencial por el Ministro de Comunicaciones,
Adolfo Rey Prendes, que no daba mayor información sobre el plagio.
PREAMBULO
DEL PROCESO DE NEGOCIACIÓN
En sus
memorias Rey Prendes trae a cuenta que
el Comité Político del Partido Demócrata Cristiano (PDC) no estaba de acuerdo
en la exagerada demanda de liberación de guerrilleros y heridos de guerra planteada
por el FMLN para la liberación de Inés Guadalupe, por lo que se le propuso a
Napoleón Duarte que no aceptara el pliego de demandas.
La posición fijada por dicho Comité de nombrar
varias delegaciones para que se
dirigieran a diferentes parte del mundo y les expusieran el problema a los dirigentes de estos países, a fin de que
estos presionaran al FMLN para liberar a Inés Guadalupe, fue
recogida en una carta redactada por José Antonio Morales Ehrlich (1935-2021).
Al leer la carta indignado Duarte increpó a Rey Prendes: “Lo que quieren es que
maten a mi hija”.
De acuerdo
a Fito Rey, un día el Ministro de Defensa, Carlos Eugenio Vides Casanova (1937-2023), convocó a todos los comandantes de las
distintas ramas de la Fuerza Armada para que expresaran su opinión la
negociación para liberar a la hija del presidente. Cuando Vides Casanova
preguntó si alguien se oponía a que se procediera a las negociaciones el coronel
Sigifredo Ochoa Pérez (1942-2023) pidió la palabra y al concedérsela dijo no que
no estaba de acuerdo. Acto seguido Vides Casanova le ordenó con palabras
fuertes que se sumara a la opinión del resto de la oficialidad para que la
decisión fuera unánime.
LA TENSA
NEGOCIACIÓN
Para las
reuniones de negociación, Rey Prendes fue nombrado delegado del gobierno por Duarte, al doctor Abraham
Rodríguez (1928-2017) como delegado de la familia. Además, a Alejandro Duarte,
hijo del gobernante, lo designaron para que pudiera discutir con los
negociadores gubernamentales el curso de las pláticas. Se reunieron en una
casa facilitada por el hombre fuerte de Panamá Manuel Antonio Noriega (1934-2017).
De parte
del FMLN estaba Mario Aguiñada Carranza (1942-2051), quien ocupa un cargo diplomático
en esa organización político militar y como moderadores el Arzobispo Monseñor
Arturo Rivera y Damas (1923-1994), Gregorio Rosa Chávez y el sacerdote jesuita, Ignacio Ellacuría (1930-1989).
De acuerdo
al relato de Fito Rey, en el fragor de las conversaciones y frente al temor que
estos hechos continuaran ocurriendo, Ignacio Ellacuría
lanzó una propuesta: “Que les parece que
se tome un acuerdo de que ni el FMLN ni la Fuerza Armada capturara o secuestrara
a funcionarios civiles, ni a parientes de los militares o de guerrilleros”.
Añade Rey
Prendes que en presencia del presidente Manuel Antonio Noriega se dio lectura al
acuerdo que se había llegado y quedó encargado monseñor Rivera y Damas de
discutir el “modos operandi” para efectuar la entrega de Inés Guadalupe a su
padre, José Napoleón Duarte.
Como un corolario de las platicas de negociación, llaman la atención las palabras del padre Ignacio Ellacuría que aparecen en el documental "El Salvador: Archivos perdidos del conflicto" (Volumen 2 1:02 horas), en las que se lamenta que Napoleón Duarte no lo llamó para agradecerle por sus gestiones en la liberación de su hija.
LA LIBERACIÓN DE INÉS Y EL REENCUENTRO CON SU PADRE
El fotoperiodista Iván C. Montecinos rememora en su libro “Arriesgar la vida…para fotografiar la muerte” (Págs. 325 a 327) que la liberación de Inés Guadalupe se dio en un sencillo acto en la población de Tenancingo, bajo la observación de la Cruz Roja Internacional y algunos miembros del Cuerpo Diplomático acreditado en el país, quien le regaló unas tomas fotográficas de ese hecho. Esa liberación en Tenancingo no fue posible para los periodistas cubrirla, todo se hizo bajo estrictas medidas de seguridad. En cambio, se les permitió cubrir la salida de los presos políticos de las cárceles y los lisiados de guerra que salieron con destino a Cuba.
Iván C. Montecinos refiere la gran expectación que generó el momento del arribo en helicóptero que traía a Inés Guadalupe y de Ana Cecilia a la Escuela Militar, en medio de una llovizna, cuando aterriza el helicóptero la lluvia comienza arreciar. Duarte y su familia salen a recibir a su hija, generándose un descomunal desorden entre los camarógrafos y fotógrafos, quienes se abalanzaron sobre el gobernante y su hija, en medio del aguacero. En conclusión, la tormentosa tarde del martes 10 de septiembre de 1985 El Salvador se sumergió en una pesadilla que gracias a la negociación entablada en Panamá duró 43 días, ya que acabó en Tenancingo el 23 de octubre con la liberación de Inés Guadalupe, Ana Cecilia Villeda, 33 Alcaldes de cuatro partidos políticos, a cambio de la liberación de 22 guerrilleros, entre ellos la comandante Nidia Diaz y la salida del país de 99 heridos.