lunes, 20 de mayo de 2024

EL SECUESTRO DE LA HIJA DEL PRESIDENTE DUARTE

Por Joaquín Rivera Larios


Uno de los episodios más candentes de la guerra que generó una conmoción  a nivel nacional e internacional, fue el secuestro de Inés Guadalupe Duarte Durán, de 35 años de edad,   hija del presidente Napoleón Duarte, ocurrido a las 15: 30 horas del  martes  10 de septiembre de 1985, cuando salía de la Universidad Nueva San Salvador (UNSSA), donde estudiaba Comunicaciones. En el atraco también fue secuestrada Ana Cecilia Villeda, de 23 años, compañera de estudios de Inés.

                                        


Según la versión periodística Inés Guadalupe acababa de salir de la UNSSA, de las Facultades ubicadas en 49a. Avenida Sur, entre 12ª. y 14a Calle Poniente, cuando fue interceptada por varios sujetos fuertemente armados, uniformados con guayavera celeste y pantalón azul. Justo en el momento en que ella se disponía a abrir su automóvil desataron una tormenta de plomo  contra el Jeep P-18693 y otro vehículo que la escoltaba.

                                                


En el programa “Diana Verónica y Tony” del 14 de agosto de 2021, con motivo de la presentación de su libro “El secuestro de la hija de un presidente” (2021), Inés Guadalupe explica que ella salió de su casa en la Colonia San Benito como a las 15: 15 horas, no había salido del carro, no lo había apagado,  forcejeó con los captores, les tiraba puntapiés. Los captores la agarraban del pelo.  Se dio cuenta que era un secuestro cuando le dijo un tipo:  “Hoy te vas con nosotros princesa de papi”. “Princesa” le llamaba el presidente a su hija.



Refiere Inés Guadalupe que cree que fueron aproximadamente unos treinta hombres los que intervinieron en el operativo. Uno de  los guardaespaldas, Mauricio Alfredo Elena Palomares, de 39 años, murió en el instante. Su cuerpo quedó en el Jeep. El otro recibió disparos en la cara, logró avisar por radio “Secuestran a Encarnación, Secuestran a encarnación”, que era el nombre que el Estado Mayor Presidencial le había asignado. Luego se desmayó.  El guardaespaldas herido fue traslado al Hospital Militar, donde sin confirmarse , se dijo que había muerto.

                                            


A raíz del rapto se realizaron intensos patrullajes, rastreos y registros de carreteras en busca del paradero de Inés Guadalupe y de su compañera. En una conferencia de prensa realizada en Casa Presidencial al mediodía del 11 de septiembre, Julio Adolfo Rey Prendes revelo que un panel utilizado en el secuestro había sido abandonado por los plagiarios en Colonia La Rábida. 

                            


EL SECUESTRO TRAS BASTIDORES

Julio Adolfo Rey Prendes (1932-2010), conocido como Fito Rey, era el Ministro de Cultura y Comunicaciones del gobierno democristiano (1984-1989),  tenía la exclusividad ante la prensa de la información de ese caso, pero también estuvo involucrado en los primeros contactos con los secuestradores y posteriormente en las negociaciones. Relata en su libro “De la dictadura militar a la democracia” (2008)  pormenores de situaciones que se dieron tras bastidores con ocasión del secuestro (Págs. 411 a 414)



Refiere que en un esfuerzo por conocer quiénes eran los responsables del secuestro, en la avioneta presidencial, partieron Ricardo Acevedo Peralta y él a México, para entrevistarse con los grupo civiles del Frente Democrático Revolucionario (FDR), los encargados de la diplomacia de la guerrilla salvadoreña.   Después de hablar con algunos de ellos, se dieron cuenta de que o no sabían nada o no nos querían dar información alguna.

                                    



Menciona que decidió sin decirle ni pedirle autorización al presidente Duarte, que para descubrir la identidad de los secuestradores, era importante que el mundo conociera lo que comunicaban por la radio, entonces le informaba al representante de la agencia internacional de noticias de la Prensa Asociada (AP), en cual frecuencia enviarían cada uno de sus mensajes.

                                


Relata que los secuestradores se encontraban desconcertados de que todas sus conversaciones aparecían íntegras en los despachos de prensa de la AP, por lo que, finalmente, decidieron quitarse la máscara y, por medio de sus representantes en el exterior les comunicaron a diversos gobiernos que un comando del FMLN había cometido el secuestro.



De acuerdo a Rey Prendes los representantes del FDR fueron los que informaron a los gobiernos de Francia, México, Colombia y al mundo de quiénes habían perpetrado el secuestro. La verdad era que el secuestro lo perpetró un comando especial de las FAL, el brazo armado del Partido Comunista, sin que los otros miembros lo hubieran autorizado. La tardanza en informarle al gobierno, se debió a que el Partido Comunista estaba tratando de convencer a los otros cuatro grupos del FMLN, de que los apoyaran y, fue hasta que lo consiguieron, aunque a regañadientes, que decidieron informarle al mundo y, por consecuencia, al presidente Duarte, de que los responsables habían sido grupos subversivos.

                                                


Recuerda que la mañana del 15 de septiembre de 1985 el presidente Duarte en conmemoración de nuestra independencia pronunció un discurso muy emotivo en la Plaza Libertad, en la que habló de dos patrias , la grande que es la nación entera y la pequeña que es la familia.

El fotoperiodista Iván C. Montecinos narra en su libro “Arriesgar la vida…para fotografiar la muerte”(2012) que la cobertura periodística sobre este caso era bien restringida y mayormente se limitaba a las regulares conferencias de prensa ofrecidas en la Casa Presidencial por el Ministro de Comunicaciones, Adolfo Rey Prendes, que no daba mayor información sobre el plagio.  


 
     

PREAMBULO DEL PROCESO DE NEGOCIACIÓN

En sus memorias  Rey Prendes trae a cuenta que el Comité Político del Partido Demócrata Cristiano (PDC) no estaba de acuerdo en la exagerada demanda de liberación de guerrilleros y heridos de guerra planteada por el FMLN para la liberación de Inés Guadalupe, por lo que se le propuso a Napoleón Duarte que no aceptara el pliego de demandas.

                                                


La posición fijada por dicho Comité de nombrar varias delegaciones  para que se dirigieran a diferentes parte del mundo y les expusieran el problema  a los dirigentes de estos países, a fin de que estos presionaran al FMLN para liberar a Inés Guadalupe,   fue recogida en una carta redactada por José Antonio Morales Ehrlich (1935-2021). Al leer la carta indignado Duarte increpó a Rey Prendes: “Lo que quieren es que maten a mi hija”.

                                


De acuerdo a Fito Rey, un día el Ministro de Defensa, Carlos Eugenio Vides Casanova (1937-2023),  convocó a todos los comandantes de las distintas ramas de la Fuerza Armada para que expresaran su opinión la negociación para liberar a la hija del presidente. Cuando Vides Casanova preguntó si alguien se oponía a que se procediera a las negociaciones el coronel Sigifredo Ochoa Pérez (1942-2023) pidió la palabra y al concedérsela dijo no que no estaba de acuerdo. Acto seguido Vides Casanova le ordenó con palabras fuertes que se sumara a la opinión del resto de la oficialidad para que la decisión fuera unánime.  

 

LA TENSA NEGOCIACIÓN

Para las reuniones de negociación, Rey Prendes fue nombrado delegado  del gobierno por Duarte, al doctor Abraham Rodríguez (1928-2017) como delegado de la familia. Además, a Alejandro Duarte, hijo del gobernante, lo designaron para que pudiera discutir con los negociadores gubernamentales el   curso de las pláticas. Se reunieron en una casa facilitada por el hombre fuerte de Panamá Manuel Antonio Noriega (1934-2017).

                                    


De parte del FMLN estaba Mario Aguiñada Carranza (1942-2051), quien ocupa un cargo diplomático en esa organización político militar  y como moderadores el Arzobispo Monseñor Arturo Rivera y Damas (1923-1994), Gregorio Rosa Chávez  y el sacerdote jesuita, Ignacio Ellacuría (1930-1989).    

                                                  


     

De acuerdo al relato de Fito Rey, en el fragor de las conversaciones y frente al temor que estos hechos continuaran ocurriendo, Ignacio Ellacuría lanzó  una propuesta: “Que les parece que se tome un acuerdo de que ni el FMLN ni la Fuerza Armada capturara o secuestrara a funcionarios civiles, ni a parientes de los militares o de guerrilleros”.



Añade Rey Prendes que en presencia del presidente Manuel Antonio Noriega se dio lectura al acuerdo que se había llegado y quedó encargado monseñor Rivera y Damas de discutir el “modos operandi” para efectuar la entrega de Inés Guadalupe a su padre, José Napoleón Duarte.    

Como un corolario de las platicas de negociación, llaman la atención las palabras del padre Ignacio Ellacuría que aparecen en el documental "El Salvador: Archivos perdidos del conflicto" (Volumen 2  1:02 horas), en las que se lamenta que Napoleón Duarte no lo llamó para agradecerle por sus gestiones en la liberación de su hija.

LA LIBERACIÓN DE INÉS Y EL REENCUENTRO CON SU PADRE

El fotoperiodista Iván C. Montecinos rememora en su libro “Arriesgar la vida…para fotografiar la muerte” (Págs. 325 a 327) que la liberación de Inés Guadalupe se dio en un sencillo acto en la población de Tenancingo, bajo la observación de la Cruz Roja Internacional y algunos miembros del Cuerpo Diplomático acreditado en el país, quien le regaló unas tomas fotográficas de ese hecho. Esa liberación en Tenancingo no fue posible para los periodistas cubrirla, todo se hizo bajo estrictas medidas de seguridad. En cambio, se les permitió cubrir la salida de los presos políticos de las cárceles y los lisiados de guerra que salieron con destino a Cuba.



                                        

Iván C. Montecinos refiere la gran expectación que generó el momento del arribo en helicóptero que traía a Inés Guadalupe y de Ana Cecilia a la Escuela Militar, en medio de una llovizna, cuando aterriza el helicóptero la lluvia comienza arreciar. Duarte y su familia salen a recibir a su hija, generándose un descomunal desorden entre los camarógrafos y fotógrafos, quienes se abalanzaron sobre el gobernante y su hija, en medio del aguacero.

                                            
                                                    
En conclusión, la tormentosa tarde del martes 10 de septiembre de 1985 El Salvador se sumergió en una pesadilla que gracias a la negociación entablada en Panamá duró 43 días, ya que acabó en Tenancingo el 23 de octubre con la liberación de Inés Guadalupe, Ana Cecilia Villeda, 33 Alcaldes de cuatro partidos políticos, a cambio de la liberación de 22 guerrilleros, entre ellos la comandante Nidia Diaz  y la salida del país de 99 heridos.






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