La lucha sindical no es para espíritus débiles, que se evaporan al menor movimiento de aguas bravas, que se amedrentan fácilmente por las múltiples acechanzas que se ciernen sobre el movimiento social, que se atribulan ante la guerra psicológica que suele acompañar las acciones de presión. En ocasiones hay que saber moverse en un cesto de serpientes y tener un sexto sentido para detectar las fuerzas subterráneas que nutren algunos movimientos. Y la señorita Rubio por su trayectoria y experiencia tiene ese especial discernimiento.
La señorita Rubio, con todo el respeto que merece, no tiene una instrucción amplia, pero proyecta cualidades valiosas: tiene temple, sabe alternar la lucha con la diplomacia en la tortuosa relación con las autoridades, está dotada de un sexto sentido para discernir las causas reales de las aparentes de los problemas que se abordan, le asiste una experiencia burocrática que le permite conocer ciertos manejos de la cosa pública. Ha tenido una militancia política que le ha permitido descifrar el perfil psicológico de quienes detentan el poder y procura estar bien informada.
Hacia el año 2016, Cecilia Rubio era miembro de la Comisión de Hacienda de nuestro sindicato, junto a Eriberto García Alfaro y Rosalío Amaya y por cumplir su rol sufrió fuertes y despiadados ataques, entre ellos amenazas de procesarla por difamación y expulsarla de la organización, incluso por hombres que se rasgaban las vestiduras de defender los derechos de la mujer.
Enfrentó con estoicismo la férrea hostilidad de algunos directivos en el 2016 que pusieron irracionales e ilegales reparos a la entrega de las copias certificadas de facturas y recibos que amparan los gastos del sindicato, cuando ella estaba cumpliendo con las atribuciones contempladas en los artículos 44 y 45 del Reglamento Interno de SEPRODEHES que facultan a la Comisión de Hacienda para hacer auditorías.
La señorita Rubio, con todo el respeto que merece, no tiene una instrucción amplia, pero proyecta cualidades valiosas: tiene temple, sabe alternar la lucha con la diplomacia en la tortuosa relación con las autoridades, está dotada de un sexto sentido para discernir las causas reales de las aparentes de los problemas que se abordan, le asiste una experiencia burocrática que le permite conocer ciertos manejos de la cosa pública. Ha tenido una militancia política que le ha permitido descifrar el perfil psicológico de quienes detentan el poder y procura estar bien informada.
Los psicólogos dirían que su temperamento es colérico sanguíneo, pues su carácter es fuerte y por momentos se desborda, pero lo dosifica en coyunturas que demandan habilidad diplomática. Gracias a sus buenas relaciones con figuras claves, la Junta Directiva 2014-2015 accedió a valiosa información que nos permitió direccionar mejor la lucha, sobre la base de datos fiables. En las coyunturas en que las conversaciones con los funcionarios subieron de tono, Cecilia Rubio supo mantener un carácter mesurado y conciliador.
Advierto en ella un espíritu de honradez y solidaridad muy acentuado. Se opuso terminantemente a que la Junta Directiva 2014-2015, adquiriera eventualmente refrigerios para sus miembros de los fondos de la organización. Y fue celosa guardiana de la austeridad del gasto. Asimismo, en situaciones económicas apremiantes que aquejaron a algunos directivos, les extendió su mano generosa. Y esa misma generosidad se extendió al dialogo con las autoridades, en el que procuró de forma muy diplomática y sutil gestionar los mayores beneficios posibles para la clase trabajadora.
Está dotada de un peculiar sentido del honor y la ética. Censuró verbalmente y a través de las redes sociales, el accionar de algunos compañeros, particularmente del sector transporte, que propugnaron la separación de ciertos miembros de la Junta Directiva 2014-2015, promoviendo una Asamblea General Extraordinaria, en la que al parecer pretendían la destitución de directivos al margen de las garantías del debido proceso. Asimismo, reprendió con severidad lo que ella consideró actos de deslealtad al interior de la Junta.
Advierto en ella un espíritu de honradez y solidaridad muy acentuado. Se opuso terminantemente a que la Junta Directiva 2014-2015, adquiriera eventualmente refrigerios para sus miembros de los fondos de la organización. Y fue celosa guardiana de la austeridad del gasto. Asimismo, en situaciones económicas apremiantes que aquejaron a algunos directivos, les extendió su mano generosa. Y esa misma generosidad se extendió al dialogo con las autoridades, en el que procuró de forma muy diplomática y sutil gestionar los mayores beneficios posibles para la clase trabajadora.
Está dotada de un peculiar sentido del honor y la ética. Censuró verbalmente y a través de las redes sociales, el accionar de algunos compañeros, particularmente del sector transporte, que propugnaron la separación de ciertos miembros de la Junta Directiva 2014-2015, promoviendo una Asamblea General Extraordinaria, en la que al parecer pretendían la destitución de directivos al margen de las garantías del debido proceso. Asimismo, reprendió con severidad lo que ella consideró actos de deslealtad al interior de la Junta.
Por una demora lamentable en la entrega de las gorras con el logo de SEPRODEHES, para ser repartidas en la Asamblea General Ordinaria del 25 de febrero de 2015, se desveló la noche entera en el local sindical, preparando la bolsita que se le entregaría a los afiliados con un llavero. Asimismo, puso el hombro en la logística del Día del Sindicalista y del Defensor de los Derechos Humanos, desarrollado el 24 de octubre 2014 y se entregó de lleno en el montaje de cada uno de los eventos que desarrolló la Junta Directiva 2014-2015.
Hacia el año 2016, Cecilia Rubio era miembro de la Comisión de Hacienda de nuestro sindicato, junto a Eriberto García Alfaro y Rosalío Amaya y por cumplir su rol sufrió fuertes y despiadados ataques, entre ellos amenazas de procesarla por difamación y expulsarla de la organización, incluso por hombres que se rasgaban las vestiduras de defender los derechos de la mujer.
Enfrentó con estoicismo la férrea hostilidad de algunos directivos en el 2016 que pusieron irracionales e ilegales reparos a la entrega de las copias certificadas de facturas y recibos que amparan los gastos del sindicato, cuando ella estaba cumpliendo con las atribuciones contempladas en los artículos 44 y 45 del Reglamento Interno de SEPRODEHES que facultan a la Comisión de Hacienda para hacer auditorías.
Cecilia Rubio es una ciudadana de a pie, no es poseedora de un discurso florido y fluido, no atesora saberes complejos, pero es alma, corazón y vida para la lucha sindical. Cuando otros claudican, ella prosigue. Persigue con vehemencia las metas, tiene un sentido del logro y creo que seguirá batallando con pasión, desde la trinchera que sea, como directiva, como Secretaria de Finanzas, como miembro de la Comisión de Hacienda del sindicato o como afiliada, porque es una luchadora social nata.
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