domingo, 27 de septiembre de 2020

JACINTO LARIOS AVILÉS, EL TIO QUE SE ECHABA AL HOMBRO A LA FAMILIA

Por Joaquín Rivera Larios




Nadie es perfecto, nadie está exento de tacha, pero si alguien tenía un lado luminoso enorme, era tío Jacinto Larios, quien fue un guerrero de principio a fin, derrotó la adversidad, derrotó la pobreza, luchó con ahínco por su familia, creo una empresa (Foto Estudio Larios en Cojutepeque), prosperó material y espiritualmente. 

Nació el 11 de septiembre de 1946 en el municipio de Yucuaiquin, departamento de La Unión, cuyo nombre de origen lenca significa “Tierra fuego”, ubicado en las faldas del cerro La Cruz, siendo hijo de Felipe Neris Larios Bonilla y María Marcos Avilés Hernández. 




Era un buen conversador, sustentaba y argumentaba muy bien sus puntos de vista, solía estar bien informado y actualizado. Hablar con él era altamente edificante e ilustrativo, destilaba en cada palabra que profería sabiduría popular, cultura general y conocimientos jurídicos que había absorbido como esponja en las aulas universitarias, en los registros, en la tramitación de habeas corpus que le encomendaba la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

                                                

Solía repetir como misión de vida profesional la frase del jurista uruguayo Eduardo J. Couture: “Estudia, el derecho se transforma. Si no sigues sus pasos, serás cada día menos abogado”. El me explicó que el recurso de consulta contemplado en los artículos 517 y 518 del Código Procesal Penal de 1973 había sido suprimido. Curiosamente en la prueba de conocimientos que me hicieron para ingresar a trabajar a la PDDH, me hicieron esa pregunta.


Proyectaba un espíritu progresista como pocos, se empeñaba en desarrollar sus tareas con excelencia, procurando darle renombre a su familia y a su apellido. Abrazaba con igual pasión los números, la educación, la literatura, la geografía. Y transmitió ese acendrado amor por el saber a sus hijos. Era admirable su firmeza y disciplina, en coyunturas de necesidad se echaba al hombro a la familia. 





Daniel, su hijo mayor, cuenta que la imagen que tiene más presente de su padre es verlo continuamente leyendo y a su madre orando. Elmer, otro de sus vástagos, rememora en Facebook que su viejo tenía respuesta para todas sus inquietudes, sabía de todo y constantemente se actualizaba; y tenía cosas raras, una de ellas era que no le gustaba caminar atrás de un féretro al cementerio, en su vida lo vio una tan sola vez y fue cuando mataron a Mario Zamora Rivas (ex Procurador General de Pobres y líder de la Democracia Cristiana), le tenía mucha admiración por su elocuencia y quizás creía que por ahí al país le vendrían muchos cambios.
                                                  

 
    
Su corazón viajero no encontraba sosiego. Le encantaba descubrir el encanto de paisajes remotos. Viajaba a traer vehículos a Estados Unidos y se venía por tierra, sorteando con entereza las peripecias que conlleva recorrer el suelo azteca. Cuando estaba lejos de aparecer el fotoshop, en su estudio fotográfico desplegaba una enorme habilidad para el retoque manual de los retratos.

Cuando San Salvador fue estremecido por el terremoto del 10 de octubre de 1986, tío Jacinto se vino en su moto desde Cojutepeque a vernos en medio de las ruinas y la oscuridad, para constatar cómo estábamos y a dejarnos víveres y provisiones. Así fue él: cálido, fraterno, solidario.

Hay personajes que por sus dones especiales se llevan consigo al partir su época, uno de estos seres ungidos era tío Jacinto. De continuar bregando en el mundo hubiese seguido incidiendo para bien en muchas vidas, si el destino cruel no nos hubiera privado de su existencia aquella triste noche del sábado 20 de noviembre de 1993, justo cuando estaba en los umbrales de coronar con honores la licenciatura en ciencias jurídicas.


Tengo 31 años de ser servidor público y lo fui por accidente, mis sueños eran dar batalla en los estrados judiciales. Creo que de continuar tío Jacinto con vida, hace años hubiese abandonado la función pública, para ser su socio en un bufete que pensaba instalar en Santa Tecla, en una casa de su propiedad cerca del antiguo Centro Judicial “Francisco José Guerrero”.

Un vacío faraónico aún se cierne sobre sus seres queridos que fueron cobijados por su manto protector. En esa línea, su última hija, Leticia Arely, que solo tenía un mes de nacida cuando su padre murió, publicó en Facebook un testimonio conmovedor:

“Desde pequeñita me dolía el día del padre porque no tenía a quien darle la manualidad que se hacía en el colegio, crecer sabiendo que nunca voy a recibir un abrazo de papá es una herida abierta que posiblemente nunca cierre, siempre me sentí incompleta, cuando la gente me preguntaba ¿y tu papá? Me acostumbré a decir: ’Ya murió’ siempre dicen ‘¡ay! lo siento’ con una expresión de lástima, yo respondo: ‘No importa fue hace mucho’ pero ¿Saben? Si importa y cada vez es peor porque me doy cuenta del daño que su ausencia me hizo, cada logro en mi vida tiene un sabor agridulce porque no lo puedo compartir con él…”




sábado, 26 de septiembre de 2020

PARTICIPACIÓN POLITICA DE LA MUJER EN EL SALVADOR

Por Joaquín Rivera Larios



El reconocimiento del derecho al voto de las mujeres, fue logrado en 1948, mediante la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, la cual estableció el (...) “derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos”, así como el (…) “derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país” (Art. 21 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos).

Antes de la Constitución de 1939, en El Salvador las mujeres no podían votar y con anterioridad a la promulgación de la Constitución de 1950, tampoco podían aspirar a cargos de elección popular, por eso la elección de la señora Rosario Lara Vda. de Echeverría, primera alcaldesa elegida en nuestro país, al ganar la comuna de Berlin, departamento de Usulután en 1952 fue un hito histórico, al punto que La Prensa Gráfica publicó el 5 de octubre de ese año su foto en la portada del periódico.
                                                  

 

La salvadoreña Prudencia Ayala, la primera mujer en América Latina que aspiró a la presidencia de un país y a la que por tal osadía tildaron de loca, pero no fue inscrita porque la Constitución de 1886 discriminaba a la mujeres, pero hizo campaña y divulgó su programa de gobierno en el periódico Redención Femenina que dirigió y publicó en junio de 1930. Desde aquella época hasta la fecha solo dos mujeres ha sido candidatas a la presidencia formalmente: Rina Escalante de Rey Prendes en las elecciones de 1994 y Marina Murillo en 2024. La primera por cierto fue Procuradora General de la República y Presidenta del INPEP.



Volviendo al tema las alcaldías, los avances en materia de participación políticas seis décadas después no son muy halagadores: en los períodos 2012/2015, 2015/2018, 2018/2021, de los 262 municipios que hay en El Salvador, el numero alcaldesas ha oscilado de 27 a 28. Desde la fundación de San Salvador en 1525, es decir 481 años después de su fundación, solo una mujer ha ocupado la silla edilicia: la doctora Violeta Menjivar en el trienio de 2006-2009.

Aparte de Violeta, en mi memoria solo registro tres candidatas a alcaldesa en San Salvador: Yolanda Castaneda de Novoa por el Partido de Conciliación Nacional (PCN) en 1972, Milagro Azcúnaga de Marquez por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) en 1991, Evelyn Yacir de Lovo por Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) en el 2003.



En El Salvador solo una mujer ha ocupado la vicepresidencia de la República: la economista Ana Vilma Albanez de Escobar en el quinquenio 2004-2009. Aparte de Albanez de Escobar, cinco  mujeres han sido candidatas a la Vicepresidencia: Ana Celia Campos de Tovar (1984), Nidia Díaz (1999), Karina Sosa, Carmen Aída Lazo, estas dos últimas en las elecciones de 2019. En las elecciones del 2024 se postuló para la vicepresidencia Hilcia Bonilla. 

                                            

La exclusión no es exclusiva de nuestro país, vale citar que Guatemala, solo ha existido una vicepresidenta Roxana Baldetti que actualmente cumple una condena por corrupción. Por cierto Baldetti es periodista, ex parlamentaria y fue Primera Finalista de Miss Guatemala 1980. Paradójicamente, en Estados Unidos que es la democracia moderna más antigua del mundo, solo ha existido una candidata a la presidencia Hilary Clinton (2015) y dos candidatas a la vicepresidencia: Geraldine Ferraro (1984) y Sarah Palin (2008).

Solo tres mujeres han ocupado la Presidencia de la Asamblea Legislativa: Dra. María Julia Castillo (1983-1985), Mercedes Gloria Salguero Gross (1994-1997), y Lorena Pena (2015-2016). Las primeras cuatro diputadas electas en El Salvador fungieron en la Asamblea Legislativa período 1956-1958: Rosa Amelia Guzmán de Araujo (esposa del expresidente Arturo Araujo), Dra. María Isabel Rodríguez (ex rectora de la UES y ex ministra de Salud), Inés Inocente González y Blanca Avalos de Méndez. En la legislatura Ordinaria 2009-2012 fueron electas 16 mujeres, el mayor número en 60 años. 




En 179 años de existencia que tiene la Universidad de El Salvador (UES), solo una mujer figura entre los 78 rectores que ha tenido esa casa de estudios: la médico María Isabel Rodríguez quién fungió en dos períodos de cuatro años (1999-2007), cuyas gestiones con el gobierno central desembocaron en la remodelación de las instalaciones para servir como Villa Olímpica, durante los XIX Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2002.
                                                


A nivel de Latinoamérica la postergación es una realidad: solo cuatro mujeres han ocupado la silla presidencial en Centroamérica: Violeta Barrios de Chamorro (Nicaragua), Mireya Moscoso (Panamá), Laura Chinchilla (Costa Rica) y Xiomara Castro de Zelaya (Honduras). Suramérica suma seis mujeres que han ascendido a la primera magistratura: Michel Bachelet (Chile), Dilma Rousseff (Brasil), Isabel Perón y Cristina Fernández de Kirchner (Argentina), Lydia Gueiler Tejada y Jeanine Anez (Bolivia). Gueiler Tejada, ya fallecida, era primera hermana de la actriz de Hollywood, Raquel Welch (Raquel Tejada).

GABY, JULIO VILLAGRÁN Y LA ESCUELA DE PADRES

Por Joaquín Rivera Larios 



Aprender a ser padres y madres amorosos y efectivos, nos puede ahorrar gran cantidad de angustias y dolores indecibles, nos puede ayudar a escuchar, comprender y comunicarnos con nuestros hijos, a fijarles límites en el seno de un hogar armonioso y sobrecogedor. Es importante saber apuntalar el progreso de la niñez, apoyando el despliegue de sus positivas inclinaciones.

En la educación de los hijos debemos potenciar las acciones preventivas, para evitar las remediales. Es importante reconocer que lo que hemos aprendido por nuestra propia experiencia es insuficiente, para acometer con éxito tan compleja faena.

En los años 2007 y 2008 tuve la magnífica oportunidad de participar junto con mi esposa en la Escuela de Padres de la Escuela San Alfonso, Mejicanos, y allí tuve el privilegio de tener como motivadores a Julio y Gaby Villagrán, quienes en el marco de un riguroso programa educativo, muy inteligentemente diseñado, abordaban con abierta participación de los padres, diversos temas como el matrimonio, la autoestima, la comunicación de la pareja, el desarrollo de la sexualidad, haciendo uso de libros de texto y material auditivo.

Era admirable la dedicación con que los facilitadores desarrollaban su función, además de la humildad y sinceridad con que relataron vivencias de su vida marital y familiar, confesando errores y problemas, triunfos y fracasos, lo cual fue sumamente edificante. Ellos tuvieron la habilidad de incitar a los participantes a romper el natural hermetismo, la desconfianza y abrir los cerrojos con los que solemos ocultar nuestra privacidad.

Con su ejemplo, estilo ameno y absoluto respeto a la dignidad y a las opiniones de los demás, Julio y Gaby Villagrán, motivaban a los participantes a narrar sus vivencias y percepciones, sabiendo entresacar de cada relato la lección respectiva para motivar la discusión, en un clima de cordialidad y camaradería.

El sistema interactivo de formación, permite a los participantes compartir sus propias visiones y experiencias en los diversos tópicos y escuchar relatos asombrosos, enternecedores, cautivadores, por momentos desgarradores, sobre el heroísmo de las madres y padres solos, los hogares mono parentales, los efectos del divorcio en los hijos, testimonios trágicos del maltrato a la niñez, narraciones de hombres que cumplen roles domésticos de manera espléndida, otros que cumplen ejemplarmente su responsabilidad paterna, sin haber tenido nunca el referente de un padre en su hogar.

Fueron conmovedores los relatos de madres solas, que además de sufrir diversas formas de discriminación, desde las más sutiles hasta las más drásticas, deben ingeniárselas para llenar los vacíos afectivos y materiales que genera la ausencia de la figura paterna en la formación del infante. En similar situación se encuentran a veces las madres que enviudan. Me impactó la entereza que tuvieron algunas participantes de decir desde la primera sesión que eran madres solteras.

Al contrastar vivencias, desde las más ordinarias hasta las más disímiles, se derriban tabúes, prejuicios, estereotipos, sobre la naturaleza humana o el trasfondo de las relaciones maritales y filiales. Naturalmente se daban polémicas sobre la educación sexual, las diferencias en la crianza de niños y niñas, la distribución de las tareas domésticas que en algunos hogares es atribución exclusiva de las mujeres.

Es curioso pero cada padre construye su propia metodología para educar y disciplinar a sus hijos, algunos afirmaban que tenían hijos con caracteres diametralmente opuestos, lo que conlleva que con cada uno se debían entablar un trato diferenciado, atendiendo al temperamento o el carácter o los hábitos propios de cada niño o niña.

Otros relataban con orgullo haber logrado articular un funcional modelo de relaciones con sus hijos que era una mezcla de ternura y rigor, de premio y castigo, de riguroso estudio combinado con pasatiempos. Hablaban de regímenes rigurosos para controlar el internet y los programas de televisión.

Ese flujo y reflujo de opiniones me sumergía casi siempre en un estado de introspección, que me permitía reflexionar en mis propias capacidades y potencialidades. Si otros han logrado revertir caídas estrepitosas, si han podido sobrellevar con éxito grandes carencias materiales y afectivas, si han logrado cumplir ciertas metas con sus hijos ¿Por qué no nosotros?

Lo que se aprende es que no hay recetas infalibles ni directrices petrificadas, sino ciertas pautas básicas de conducta que deben aplicarse gradualmente, dependiendo la coyuntura y los rasgos propios de personalidad de cada niño o niña. Cuando recuerdo con cierto dejo de melancolía, aquellas fructíferas y aleccionadoras sesiones sabatinas, me embarga un sentimiento de admiración y gratitud no solo hacia los motivadores, Gaby y Julio Villagrán, sino también hacia aquellos padres y madres abnegados, con quienes compartimos el ferviente anhelo de dar lo mejor de sí para encauzar a nuestros hijos por la senda de la felicidad.

jueves, 17 de septiembre de 2020

PABLO LEIVA PORTILLO, UN LUCHADOR SOCIAL DE PRINCIPIO A FIN

Por Joaquín Rivera Larios



Muy lamentable el deceso del compañero Pablo Leiva Portillo (Citalá, Chalatenango, 10 marzo 1960-San Salvador, 13 de septiembre de 2020), miembro del equipo fundacional de la PDDH, a la que ingreso el 23 de julio de 1992. Era egresado de la Maestría en Derechos Humanos y Educación para la Paz. 

                                                    


Desempeño importantes cargos:  ex juez de Paz suplente,  ex Jefe del Departamento de Derechos Políticos de la PDDH, ex jefe de la Unidad   de Orientación y Asistencia, ex Coordinador del área de Atenciones Inmediatas del Departamento de Denuncias, miembro fundador de ASEPRODEH, y destacado dirigente  sindical de SEPRODEHES. Al ocurrir su deceso era colaborador del Departamento de Promoción y Difusión de la Escuela de Derechos Humanos.

                                



Coincidimos en inquietudes políticas y gremiales. Lo conocí en reuniones de la juventud demócrata cristiana allá por 1991, en la que figuraba un lider de apellido Sinquir. Allí me sorprendió por su capacidad oratoria, promoviendo eventos que organizaba la juventud de ese partido.


Carlos Alvarenga recuerda: “A Pablito lo conocí en el Partido  Demócrata Cristiano (PDC). Queríamos armar la Democracia Cristiana Universitaria con unos amigos y un pedecista nos lo recomendó a él como delegado de la UES. Era un estudiante de derecho con mucha sensibilidad social, muy combativo. Desde entonces tenía un tumor en una de sus mejillas. Eso fue en 1993. Tuvo muchos años de vida”.

                                        


Formó parte de un contingente de jóvenes humanistas, idealistas, entre ellos Carlos Alvarenga, Félix Raúl Betancourt,  José Carlos Parada, el Chele Magaña (que murió en la Colinas el 2001), Juan Cazum, que añoraban transformar las estructuras  políticas, sociales y económicas, sumamente injustas que prevalecen en el país, con la coraza de la Doctrina Social de la Iglesia.    

                                            


Sus inquietudes políticas no tenían tregua. Recuerdo que anduvo recolectando firmas para la constitución de un  partido de los que surgían de la escisión del PDC. En los umbrales del nuevo  milenio quiso crear un movimiento  denominado Cambio 2000, y en el 2006 fue candidato a concejal de San Salvador, cuando Carlos Rivas Zamora, buscaba la reelección, pero no con la bandera  del FMLN, sino con la de  Cambio Democrático.


Una vez bromeando con su esposa, le pregunté: "¿Verdad que a Pablito lo quería mucho el ingeniero Napoleón Duarte?" Y ella me contesta: "No solo lo apreciaba el ingeniero Duarte, también su señora esposa, doña Inés y sus hijos Napoleón y Alejandro".

Con Pablito coincidimos después en la Asociación de Empleados de la PDDH (ASEPRODEH), de la que fue el primer Pro-secretario y desde luego fue parte de los treinta y cinco valientes fundadores de esa organización el 1 de agosto de 1997. Volvimos a ser compañeros de lucha en la Junta Directiva 2005-2007. 

                                    


Visitamos la Asamblea Legislativa en varias ocasiones en el período 2005-2007. Y observé que era muy conocido por servidores de todo rango: desde diputados hasta empleados administrativos, incluso lo conocían alcaldes que visitaban el congreso. Yo lo molestaba, porque en Habitat-Confíen, Ciudad Delgado, donde residía, cuando pasaba por los pasajes lo saludaban hasta los perros, no digamos los niños.


Sus ansias de ocupar una alta posición no tenían sosiego, Pablo no era de los que esperaban que las oportunidades llegaran a su escritorio. Fogueado en la arena política, había aprendido a cabildear y a persistir. En esa dinámica el licenciado Oscar Humberto  Luna creo el Departamento de Derechos Políticos, y lo eligió a él como primer Jefe.  En el 2015 se postuló como precandidato a consejal del Consejo Nacional de la Judicatura y se sumergió en la elección interna que tuvo lugar en la PDDH, enfrentando en la contienda a Carlos Martell Brizuela y a Antonio Aguilar Martínez.  El victorioso fue el primero, pero Pablo obtuvo una votación aceptable entre sus colegas abogados.  El 2017 se inscribió como aspirante a Magistrado de la Corte de Cuentas de la República.   

                                        



Uno de mis grandes anhelos fallidos es ir a visitar el lugar en que fue asesinado el Presidente John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas. Cierta vez visité a Pablito en su despacho atiborrado de papeles y me encuentro que estaba rodeado de revistas y periódicos alusivos al asesinato de Kennedy, todos en inglés. Aprovechó la ocasión para contarme pormenores del magnicidio y me dijo que había cumplido su sueño de visitar el edificio desde el cual le habían disparado al gobernante.



En otra ocasión me prestó dos libros uno "Mi lucha" de Adolfo Hitler y otro sobre "Guerra Política", me dijo que ambos libros eran imprescindibles para comprender la lucha por el poder. Como le interesaba mucho la figura del padre del nacionalsocialismo alemán, le presté un CD sobre el ascenso y caída de Hitler.


En una de las últimas oportunidades que platicamos me pidió ayuda para editar un ensayo sobre las historia de los derechos humanos, y se extendió hablando George Washington, primer presidente de EE.UU. Era muy amigo de Juan Ramón Bach, empresario y dirigente gremial y del destacado dirigente sindical, Felix Blanco.

                                        

Al enterarse de su deceso Ana Ruth Minero Chinchilla, otra fundadora de la PDDH, expresó:  “¡Qué lo lamento! Una gran persona...de los fundadores de la PDDH....y un luchador y guerrero. Me acuerdo que cuando empezamos en la Procuraduría el se enfermó de cáncer y los doctores Agustin García Calderón y Carlos Mauricio Molina Fonseca lo apoyaron mucho con su enfermedad.... que Dios lo tenga en su gloria y que descanse en paz”.