martes, 22 de enero de 2019

LA EXCELENCIA CON AROMA DE MUJER


Por Joaquín Rivera Larios





Mi arribo al Colegio Bautista en febrero de 1985, específicamente al segundo año de bachillerato sección "B", estuvo marcado por sobresaltos. De las primeras impresiones que tuve fue la devoción hacia la fe cristiana, advertía una efervescencia por los temas de Dios, una de cuyas expresiones más visibles era un circulo de lectura bíblico muy concurrido que se daba cita los lunes al pie de un frondoso arbol que lindaba con la cancha de baloncesto.


Otro aspecto que me cegó fue una competencia arrolladora por los primeros lugares que se advertía desde los primeros laboratorios. Los dieces fluían a granel y no eran exclusivos de dos o tres estudiantes inspirados. El duelo era particularmente reñido entre Claudia Jeannette Jiménez y Claudia Susana Barahona. En aquellas aulas, en lo académico las mujeres superaban con creces a los hombres.

Había otro contingente de estudiantes que no siempre lograban la calificación perfecta, pero tenían un rendimiento a todas luces sobresaliente y eran: Jorge Meléndez, Mario Guerra, Mayra Miranda, San Peraza, Flora Peña Garay, Lorena Santamaria, Claudia Muñoz Swenson, Joseph Bayona. En los meses en que se inspiraba, también Samuel Gálvez, se sumaba a ese contingente de jovenes progresistas.

Ver desparramarse frente a mi tantas calificaciones excelentes, me hacía recordar quizá como consuelo la comedia 10 "La mujer perfecta", que protagonizara en los años setenta Bo Dereck. No era tan fácil predecir quien cerraría el año con el galardón del primer lugar.

Mi impresión fue tal que por momentos pensaba que ciertas compañeras eran infalibles, porque al igual que la Reina de la Gimnasia, Nadia Comenechi, que abrazó la perfección en sus rutinas, eran socias de la excelencia en trabajos ex aula, en exposiciones de grupo, laboratorios, exámenes trimestrales y en cuanta actividad escolar acometieran, fuese la materia que fuese.

Para tensionar más aun el panorama, las mejores hacían grupos de trabajo entre sí, y las oportunidades para los estudiantes con rendimiento medio eran escasas, porque los profesores y profesoras juzgaban el desempeño del resto con el alto estándar de rendimiento que fijaban quienes se colocaban en la cúspide del éxito escolar.

Quizá yo trato de ser un tibio y opaco reflejo de aquel intenso campo de energía en el que estuve inserto por aquellos azares del destino, de alguna manera me contagié con tanto espíritu de superación, cuyo remanente aun conservo. Cuando pienso desfallecer, abandonar el barco, aquellas memorias escolares de los ochenta me inspirar a seguir.

En respuesta a esta crónica publicada originalmente en Facebook  el 8 de noviembre de  2015, Claudia Jeannette Jiménez escribió:  "Nadie pudo decirlo y escribirlo mejor que tú Joaquín !El poeta, el orador ! Siempre te recuerdo por tu amplia capacidad para disertar... sin dejar de mencionar que tú también estabas en nuestro grupo de estudios. Hermosos años! Hermosos recuerdos. Fuertes lazos de amistad que se forjaron desde entonces. Me alegra tanto que te recuerdes de esos tiempos y que en una manera te inspiren hasta el día de hoy. Lo que más me emociona es que pudimos darte a conocer nuestra fe en Jesucristo a través de aquel grupo a los pies del inmenso Jacaranda. Eso es lo que cuenta y permanece para siempre..."

jueves, 3 de enero de 2019

CLAUDIA SUSANA BARAHONA, UNA PROFESIONAL EXCEPCIONAL

Por Joaquín Rivera Larios
                                                    



En 1985 tuve el privilegio de ingresar al Colegio Bautista, y alternar con una pléyade de jóvenes progresistas. Todo marchaba bien hasta que me reencontré con una pesadilla llamada matemáticas. Afortunadamente una compañera que no era un prototipo clásico de belleza, -pero también distaba mucho de ser la Mujer que no soñé que describe Arjona en su famosa rola-, al verme atribulado, se conmiseró de mi y en recreos y horas libres dispuso explicarme con pasmosa paciencia los indescifrables ejercicios.

Era un verdadero portento de inteligencia y buena conducta, como diría Arjona, “toda una presea para enseñar”, lo que a la postre la llevó a ser la Alumna Integral de nuestra promoción. Respondía al nombre de Claudia Susana. Desde que la veía llegar al colegio, sonreír y recorrer los pasillos en los recreos, en mi mente resonaba aquella inolvidable canción del grupo Menudo: “Susana te veo cada mañana/con tu falda azul marino/con cara de colegio sonríe al destino/Melena, de puro color platino…”

Hacia 1986 en el Tercero B, opción químico biológico, del Colegio Bautista, había enconada lucha por el primer lugar, entre Claudia Susana Barahona y Claudia Jeannette Jiménez, los dieces en exámenes, laboratorios, trabajos de grupo, exposiciones, fluían a granel; si entre ellas afloraba algún nueve era un verdadero accidente. Ambas tenían en común, además de su condición de alumnas excepcionales, su fe cristiana, pero Claudia Susana tenía una integridad moral a toda prueba.

Flota en mi memoria una anécdota que revela la extremada dedicación de Claudia Susana. “Beto”, el bonachón profesor de educación física, nos dejó hacer una crónica de un histórico partido eliminatorio por la clasificación a México 86 entre El Salvador y Honduras, escenificado el domingo 10 de marzo de 1985 en el Estadio Cuscatlán. Con todo y “Mágico” González, Norberto “Pajarito” Huezo, Paco Jovel, José Luis “el Halcón” Munguía perdimos 2-1. El día lunes 11 todos los varones llegamos al aula apesadumbrados por la derrota. Yo hice un ligero y superficial relato, pero quedé estupefacto cuando leí la crónica de Claudia Susana, que había hecho una extensa y escrupulosa narración minuto a minuto de todas las incidencias del partido.

Con el devenir de los años, Claudia Susana se especializó en Medicina del Trabajo, y en uno de los múltiples  expedientes que tramito, encontré  su firma y su sello, calzando un dictamen sobre las condiciones de higiene y seguridad ocupacional en que se debatía una de sus pacientes. Luego la aprecié  en un reportaje de televisión, hablando en su calidad de Directora del Centro de Atención de Adultos Mayores “Sara Zaldivar”, sobre los servicios que brinda esa centenaria institución a nuestra vejez desvalida.

Sin duda es uno de esos selectos seres con quienes es un privilegio coincidir en el tiempo y el espacio, es alguien que proyecta coherencia entre la fe cristiana que abraza con fervor y una conducta de generosidad que desparrama a su paso. Muy pocos seres personifican tantos dones a la vez: sencillez, humildad, integridad, inmenso espíritu de superación, profesionalidad, calidez, decoro, integridad, cualidades que reconfortan la existencia de cuantos tienen la bendición de tratarla. Al recordar aquellos turbulentos, pero maravillosos años ochenta, en aquellas entrañables aulas del Colegio Bautista de San Salvador, la imagen sonriente y afable de Claudia Susana ilumina mis memorias escolares.

miércoles, 2 de enero de 2019

MARISOL DORATT: EXITOSA MADRE Y PRESENTADORA

Por Joaquín Rivera Larios 






De lunes a viernes, cenamos con Tele 2. El alto índice de homicidios que rompen récord históricos, el accionar pandilleril en auge y otras cruentas noticias se digieren con menos dificultad, gracias a la imponente y agraciada presencia de Marisol Doratt, quien saltó a los noticieros, catapultada por una exitosa vida en las pasarelas.

Arribó a la TV con la promesa de ser presentadora de noticias, pero al no concretarse la oferta, fungió durante siete años de reportera de Cuatro visión, donde cubrió durante cinco días sin descanso las dantescas escenas de Las Colinas, el epicentro del terremoto del 13 de enero de 2001. También ese año lideró el primer equipo periodístico que se apersonó a cubrir el secuestro y posterior homicidio del niño Gerardo Villeda Katan, en un confuso operativo policial, crimen que sacudió la conciencia colectiva.




Luego tuvo un paso por “Frente a la comunidad”, del noticiero de la mañana de TCS, espacio en el que fungió como vehículo idóneo para canalizar ayuda humanitaria a personas en condiciones de vulnerabilidad. Esa noble labor, sumada a su pasión por las comunicaciones, la apalancó como productora del Programa “Cosas buenas”, que como un pequeño oasis en medio de la inmundicia, divulga las obras benéficas que hacen personas naturales y jurídicas.

                                                            
Marisol ha hecho de la generosidad y el servicio un apostolado que la ha llevado a asistir a la niñez desvalida que sufre toda suerte de quebrantos en nuestros hospitales, pero también ha defendido con 
gallardía la autoestima nacional, inyectándole fe y esperanza a una alicaída selección nacional de fútbol y a su estoica afición que a veces se ve opacada por el pesimismo.





El 13 de noviembre de 2015, un novel equipo salvadoreño que provenía fundamentalmente de la Sub 23, enfrentaba al “Gigante de Concacaf” en el Monumental Estadio Azteca. Minutos previos al partido, en un ambiente muy poco esperanzador, la magnética presencia de Marisol se posicionó del set de Tele 2 para animar a la afición, con una camisola azul y blanco y la siglas ES impresas en el pecho. Y en su cuenta de Twiter presagió un Aztecazo.



Hace un par de años un dilecto amigo subió a la red una foto de Marisol Doratt, en la flor de la edad, cuando era edecán en las carreras de autos en el Jabalí y la etiquetó como la más bella 
presentadora de la televisión salvadoreña. Su belleza muy superior al común denominador, me zarandeó y asentí luego de meditarlo, tan contundente calificativo.


Cuando contemplo a una chica del prototipo de Marisol Doratt, casi por inercia me conecto con la canción de mediados de los 80 del grupo Fandango “Autos, moda y rock and roll”, asocio automáticamente las beldades con el poder político, social, económico, con una vida de sosiego y perenne confort. Me imagino que les extienden una alfombra roja a sus pies. Pero no siempre ocurre así, a veces detrás de esos rostros radiantes subyace una madre abnegada movida por el combustible de un acendrado amor a sus hijos e hijas.

Pocos imaginamos que paralelamente a los espejos, cámaras, reflectores, Marisol cumple una apretada agenda de atención a sus tres vástagos, dos varones y una señorita, de veintiuno, dieciocho y seis años de edad, que inspirados en su progenitora ya pisan su propio sendero de éxitos. Al contrario de lo que a veces ocurre, que el pesado fardo de responsabilidades maternas, opacan, marchitan la belleza física de la progenitora, en Marisol Doratt ocurre lo contrario, sus criaturas le imprimen brillo, fortaleza y motivación.




En efecto, más allá de la agraciada presencia que ilumina la pantalla chica, me impactaron las palabras de madre orgullosa de Marisol al coronar la carrera universitaria de uno de sus hijos: “Era una adolescente cuando me convertí en madre, por eso siempre digo que he sido madre mi vida entera, los desafíos a superar han sido muchos, pero sin dudar puedo darles testimonio que cuando sentía desfallecer, una voz interior me decía sigue, sigue, que tu llevas a tu hijo de la mano, pero yo te llevo en brazos a ti. Dios es fiel, hoy mi hijo André se gradúa de la universidad, les comparto la felicidad de uno de los días más felices de mi vida. No lo olviden Dios es fiel y las madres somos sus mejores soldados”.







martes, 1 de enero de 2019

TIO JOAQUIN

Por Joaquín Rivera Larios



El sol acaricio mi faz por vez primera
mi padre cumplió su promesa a la abuela
de ponerle Joaquín a su último hijo
en homenaje al tío que veneraba

Pero la muerte se llevó a la abuela
un mes antes de mi advenimiento.
De niño veía el imponente retrato del tío
y una valija con papeles viejos de su propiedad.

Oía decir que el tío era un hombre culto,
que fue perito de primera clase,
que entonaba el himno al General Sandino,
y que sentado en una mecedora leía sin cesar.

Escuchaba que era el primero en llegar
a su trabajo y el último en retirarse,
que el Presidente Oscar Osorio lo cesó
por no participar en una marcha conmemorativa.

Sin duda camino con la memoria de mi padre,
lo veo en cada esquina, en cada semáforo,
en cada avenida que transito, pero no puedo
visualizar a mi padre sin que asome la imagen del tío.

Recuerdo con que fervor mi padre cuidaba su tumba
Sus ojos se nublaban al evocar sus gesto de apoyo,
lás lagrimas fluían al recordar aquella mano generosa
que le mostró los libros y lo defendió de los agresores.

No tuve la fortuna de conocer al renombrado tío Joaquín.
Solía verlo vestido de traje y con sombrero en fotos añejas,
posando frente al Palacio Nacional de Guatemala,
pero oigo el eco de sus palabras cálidas y elocuentes.

El 11 de diciembre de 2004 expiró mi padre
lo recuerdo y lo lloro como que fue ayer;
el 22 de agosto de 1966 partió el tío al más allá
y yo siento que ambas muertes me inyectan vida.

1968


Por Joaquín Rivera Larios


Arribé al mundo un año convulso.
Como una ironía del destino
Napoleón Duarte el alcalde y mi padre
firmaron mi partida de nacimiento.

Dos personajes antagónicos firmaron juntos.
Para mi padre Duarte era “el Perón salvadoreño”.
Aquel sostenía que ambos habían hundido
a sus países con sus políticas estatizantes

El alcalde Duarte como buen boy scout
inauguró una plaza en honor a Baden Powell,
cuyo lema era: “Intentad dejar este mundo
mejor de como os lo encontrasteis"

La sangre catalana de Joan Manuel Serrat
se reveló contra la dictadura Franquista
al exigir cantar en catalán el tema “Lalala”,
en el Festival de Eurovisiòn.

Lo supe muchos años después,
pero Lindon B. Johnson vino al Barrio
en que crecí, a inaugurar una escuela
y su hija dio un recital de piano.

El batallón de bellezas universales sufrió
en la patria del quetzal una baja terrible
con la muerte de la guerrillera Rogelia Cruz,
ex Miss Guatemala Universo 1959.

Navegaba en el vientre de mi madre
mientras Robert Kennedy y Martin Luther King
morían a manos de fanáticos que hacían
retroceder sus ideales justicia social

Aquel año la selecta salvadoreña de fútbol
ondeó la enseña azul y blanco en el Azteca,
retornamos vapuleados de los Olímpicos,
pero yo celebré la gesta años después.

El águila imperialista americana
bañaba de napalm la selva vietnamita
mientras un sonriente Nixon ofrecía
en la campaña “una paz con honor”.

Mi madre iba camino al hospital
cuando en México Díaz Ordaz sofocaba
a sangre y fuego la llama revolucionaria
                          que ardía en los jóvenes de Tlatelolco.

Era un neonato de 8 días de nacido
que lloraba aferrado al seno materno
cuando la boda de Jackeline Kennedy
con Onassis escandalizó al mundo.

En este macabro carrusel, unos bajan
y otros suben, unos abren surcos y otros
se hunden en el olvido. La clave es trascender,
                         añadiéndole valor a la vida de otros.                                                                                   

LA SUPUESTA OFENSA DE CANTINFLAS AL PRESIDENTE MAGAÑA

Por Joaquín Rivera Larios




El día sábado 10 de diciembre de 1983, en horas de la tarde dos personajes de talla mundial visitaron El Salvador, el vicepresidente estadounidense George Bush, y la leyenda de la comedia mexicana, Mario Moreno Reyes “Cantinflas”, considerado uno de los máximas glorias de la época de oro del cine azteca, quien vino a animar la Teletón 20-30, que tuvo lugar durante 27 horas en el Teatro Presidente, ubicado en la Colonia San Benito.




La presencia del gran mimo fue anunciada con bombo y platillos, como la máxima atracción de la Teletón El Salvador 1983, acompañada de la promoción de su único disco “Con los niños del mundo”, conformado por doce canciones que terminó de grabar en septiembre de ese año, con temas como “Yo soy Cantinflas”, “Soy barrendero”, “Obertura, entre otros, compuestos por Raúl Vale, Ricardo Cerratto y Mario Cannavati. El disco fue producido por Carlos Ávila, del grupo Los Babys. Creación musical que por cierto le generó severas pérdidas al productor, que esperaba apuntalar con la grabación su naciente sello discográfico.




El vicepresidente y el comediante convergieron el mismo día con el presidente provisional Álvaro Magaña, doctor en jurisprudencia y ciencias sociales, con Master en Economía por la Universidad de Chicago (Illinois) y estudios de posgrado en Finanzas Públicas en la Universidad Degli Studi di Roma (Italia). Bush se reunió con el mandatario en la Residencia Presidencial, para evaluar la situación de los derechos humanos en plena guerra civil y con el gran mimo el contacto fue vía telefónica durante la transmisión televisiva de la Teletón.




Cuando el presentador le comunicó al comediante que el Presidente de la República le llamaba, Cantinflas le contestó dándole recomendaciones sobre el deber de trabajar por el bienestar y las necesidades del pueblo, al tiempo que hizo un llamado a la paz y al desarme. En los momentos en que el presidente presuntamente hablaba el mimo se ponía el teléfono en el pecho. Lo que se advirtió es que el comediante no dejó hablar al mandatario y la conversación se redujo a un monólogo.




Las críticas a la conducta del mimo con el gobernante salvadoreño no se hicieron esperar, al punto que el editorialista Manuel de Jesús Aguilar dejó entrever en un artículo que publico el Diario de Hoy el 14 de diciembre que el comediante se había inmiscuido de manera intolerable en asuntos internos del país, como si nuestro máximo humorista Aniceto Porsisoca, hubiese llegado a criticar en México a los gobernantes por la corrupción campante y las violaciones a derechos humanos. Por su parte, el Frente Femenino Salvadoreño, organización de ultraderecha, denunció también lo que consideraron actos de irrespeto del comediante en un campo pagado aparecido el 19 de diciembre.



Y esos desplantes no eran extraños en la compleja personalidad de Mario Moreno “Cantinflas”. Hacia 1945 se erigió en líder sindical, participando junto al cantante y actor Jorge Negrete y al director de cine, Gabriel Figueroa, en la escisión del Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica, creando una nueva organización denominada Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica, división que estuvo a punto de desembocar en hechos violentos al punto que Cantinflas armó a sus huestes, para defenderse de los eventuales ataques de los afiliados al antiguo gremio.



Meses más tarde el entonces Presidente de México, Manuel Ávila Camacho, procuró reconciliar a los agremiados en pugna, y les dijo que tenía igual estima ambos sectores, a lo que el cómico replicó: “A mí de plano me da vergüenza lo que está pasando señor Presidente como puede tener en igual estima a esta bola de ladrones y a este grupo de trabajadores honestos”. Aun así el gobernante insistió “Vas a invitar a comer a estos señores…pago yo”. Y el cómico sentencio: “Ni así, yo con estos rateros no me siento a la mesa”.


  


Al cierre del evento la Teletón logró recaudar 1,760, 570.00 colones que sirvieron para equipar el Centro de Rehabilitación Funter. Se contó con la participación del cantante Ernesto Guerra, del animador Toño Lemus Simun y del boxeador nicaragüense, Alexis Arguello, tres veces campeón mundial en diversas categorías.



El antecedente de otra visita del gran comediante azteca a El Salvador  que pude ubicar en las redes, tuvo lugar el sábado 10 de abril de 1965, cuando  el artista arribó al Aeropuerto Internacional de Ilopango en San Salvador, procedente de Managua, Nicaragua,  para ofrecer tres presentaciones en el Gimnasio Nacional. En la terminal aérea fue recibido, entre otras personalidades, por Edgardo Castellanos "Pepito" y Carlos Alvarez Pineda  "Aniceto Porsisoca".   



Los personajes se van, los legados e historias quedan, aunque por momentos se oculten en las brumas del tiempo. Cantinflas fue denominado el padrino de la Teletón 1984, pero nunca más volvió al país. Falleció a la edad de 82 años, el 20 de abril de 1993, es decir 9 años cuatro meses después de aquel incidente.





El presidente Magaña abandonó el poder el 1 de junio de 1984, se retiró de la vida pública para dedicarse a escribir ensayos de carácter jurídico. Solía verlo frente a mi casa cuando salía de Casa Presidencial en su caravana fuertemente custodiado. La última vez que lo ví fue en un evento al que asistió como parte del Consejo Consultivo que organizó el primer Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, doctor Carlos Mauricio Molina Fonseca allá por 1994. Abandonó este mundo el 10 junio de 2001, dejándonos como legado ensayos sobre "Derechos Fundamentales y Constitución" (1997) y "La Constitucionalización del Principio de Reserva de Ley Tributaria en El Salvador" (1997), entre otros estudios.



LA CARISMÁTICA PERSONALIDAD DE JOSÉ NAPOLEÓN DUARTE

Por Joaquín Rivera Larios


Sobre José Napoleón Duarte, se ha dicho que le dio barniz democrático a un régimen militar atroz, que encubrió con su imagen de demócrata crímenes de lesa humanidad, se le endilga haber sido  fachada de la guerra contrainsurgente, el rostro de un reformismo social represivo,  un fantoche de los militares que cayó en actos de servilismo con Estados Unidos, al punto de besar la bandera de las barras y las estrellas. 

Con todo los reparos que puedan hacerse a su figura histórica, a diferencia de Duarte, El Salvador  ha tenido figuras políticas de primera línea, desprovistas de carisma,  que han representado y protegido intereses oscuros, dotadas de personalidades grises,  carentes de facilidad de expresión y distantes de la población.  La facilidad verbal  que caracterizó a  Duarte lo llevó a ganar concursos de oratoria  en inglés en la Universidad de Notre Dame, su alma mater, la universidad católica más importante de Estados Unidos.


José Napoleón Duarte fue tres veces alcalde de San Salvador (1964-1970), fascinaba a las multitudes en la plaza pública. Yo tuve el privilegio de admirar sus dotes oratorias: dos veces en la Plaza Libertad, su tribuna habitual, en 1979 y en 1984. Y una en el Parquecito Quince de Septiembre del Barrio Candelaria para la campaña presidencial de 1984. Haber captado en persona su fogosa oratoria fue una de las experiencias inolvidables de mi vida, solo comparable con el privilegio de haber visto jugar varias veces al "Mágico" en Estadio el Cuscatlán. Ambos electrizaban a las multitudes.

El doctor Héctor Dada Hirezi, ex democrata cristiano sostuvo en una entrevista con el periódico virtual  El Faro  que Duarte confiaba demasiado en su liderazgo y que pensó que iba a poder hacer que se aprovecharan las coincidencias dentro de las reformas que proponían los norteamericanos y después orientarlas hacia las que deseaban los democristianos. 

                    


Duarte nació el 23 de noviembre de 1925 en un rincón de un mesón en el Barrio Concepción de San Salvador, cerca de una iglesia del mismo nombre, en el modesto hogar formado por el sastre José Jesús Duarte, oriundo de Santa Ana, y de Amelia Fuentes, originaria de El Paraíso, departamento de Chalatenango. Estudió sus primeros años en un pequeño colegio llamado Unión 890 y luego recaló en el Liceo Salvadoreño, gracias una media beca que le otorgó el hermano marista Anacleto, centro de estudios que fue moldeando sus fuerzas naturales de líder. 



Su vocación de servicio también encontró cauce en los Boy Scout, en los que se enroló en 1939 organización de la que llegó a ser Jefe Scout nacional y luego miembro del equipo internacional de adiestramiento, que le dio una posición como adiestrador de líderes en el escultismo mundial. Siendo Alcalde de San Salvador, Duarte inauguró en 1968 el Busto de Robert Baden-Powell, fundador de dicha organización, en la Colonia Miramonte. 

                                        

El deporte también fue un forjador importante de su enérgica y combativa personalidad. Representó al Liceo Salvadoreño en la Primera Categoría del Basquetbol de 1942 a 1944, año en que se graduó de Bachiller. Luego armó maletas para ir a estudiar Ingeniería Civil a la Universidad de Notre Dame, graduándose en 1948. Duarte regresó a El Salvador y obtuvo su título en la Universidad Autónoma de El Salvador. 





Mi padre era abiertamente adverso a José Napoleón Duarte, lo consideraba un político oportunista y demagogo, lo comparaba con el presidente argentino Juan Domingo Perón. Pero era un político con enorme carisma, recuerdo cuando el 25 de octubre de 1979 volvió de su exilio en Venezuela, multitudes lo acompañaron desde el aeropuerto hasta la Plaza Libertad, mientras él viajaba en un camión, acompañado de José Antonio Morales Erlich y Mario Zamora Rivas. Hacia 1984 lo vi en un mitín en la Plaza Libertad, y recuerdo que un joven que subió al Campanario de la Iglesia El Rosario, y empezó a tocar las campanas y gritaba lo más fuerte que podía "¡Duarte!" "¡Duarte!" "¡Duarte!" En esa época la frase “Con Duarte aunque no me harte” era el pan de cada día.



Duarte durante su paso por dos gobiernos: el de la Junta Revolucionaria de Gobierno (1980-1982), como su presidencia (1984-1989), debió enfrentar la refriega de la guerrilla, de la empresa privada que hizo un paro el 22 de enero de 1987 contra un paquete de impuestos que incluía un impuesto de guerra, de la oposición política representada en ARENA, sindicatos afines a la izquierda armada, militares derechitas en el ejército. La guerrilla incluso secuestró  a su hija  Inés Guadalupe Duarte Durán, junto a una compañera de estudios el  10 de septiembre de 1985.


Es curioso también tuvo que enfrentar embates  de otros presidentes, como el que ocurrió en la cumbre de presidentes de Latinoamérica y España, que tuvo lugar en diciembre de 1980 en Santa Marta, Colombia, con ocasión de conmemorar un aniversario más la muerte de Simón Bolivar. En esa Cumbre Duarte recriminó la juventud e inexperiencia del joven presidente ecuatoriano, el abogado  Jaime Roldós Aguilera, y este le respondió: “Quizá soy inexperto, pero mi gobierno se levanta sobre una montaña de votos populares y el suyo sobre una montaña de cadáveres”.  

Me llama la atención una entrevista que le hizo en Bogotá, Colombia, el joven periodista Andrés Pastrana que posteriormente sería presidente de ese país (1998-2002), presuntamente el año 1984. Me parecen interesante sus respuestas, cuando le pregunta que se siente de volver a la Presidencia de El Salvador ya más maduro y Duarte contestó que ha ido conociendo la cantidad  problemas que existen a la hora de tomar decisiones y  la experiencia le permite ir conociendo los atajos para lograr los objetivos. Al referirse a la guerra dice que ésta  no es militar, es una guerra política que tiene factores psicológicos,  ideológicos,  económicos, sociales,  políticos, militares, internacionales.      


Pese a su proverbial carisma, algo excepcional del expresidente Duarte, es que fue un hombre fiel a su esposa, Inés Durán de Duarte. Quienes lo espiaban desde el gobierno cuando fue líder de la oposición en los años setenta, decían que era un tipo aburrido porque no tenía amantes ni se embriagaba. Me contó un alto exfuncionario de su gobierno que les pedía a sus funcionarios que no tuvieran relaciones sexuales en los despachos. En la exposición de sus pertenencias en el Museo de Antropología de la Universidad Tecnológica, aparece un bello retrato pintado por Duarte de su esposa, cuando aquel vivía en el exilio en Venezuela.



Sin duda la escritora e historiadora Elena Salamanca y yo crecimos bajo el influjo de un gran comunicador, quien tuvo la capacidad de cautivar con su verbo encendido no solo a las señoras de los mercados y a los correligionarios que gritaban en la plaza a todo pulmón: "Con Duarte aunque no me harte", sino también a niños, niñas y adolescentes. Me llaman poderosamente la atención estas emotivas palabras que encontré en la red de Elena Salamanca, cuya tempana infancia transcurrió en los aciagos años ochenta:

"De niña tuve un amor, incomprensible y no correspondido. Por eso puede ser mi primer amor, porque era obsesivo, irracional y encantador. Todos los días, en noticias o en cadena nacional, yo miraba cautivada a José Napoleón Duarte. Estábamos en guerra y yo no lo sabía. ¿Cuántas cadenas nacionales daba al mes Duarte, cuántas entrevistas, cuántos televisores había en mi casa? Fuimos niños mediáticos, hijos de clase media, televisor a color, televisión por cable, antenas parabólicas. En todo estaba, para mí, Duarte. Entiendo mis obsesiones de adulta, mi fijaciones temáticas, porque entiendo que viví realmente mi tiempo. Con la inocencia precisa de la infancia, me asomé a la Historia; fue un abismo, pero un abismo fascinante: un caleidoscopio; aún no recuerdo qué colores fueron los primeros, qué figuras encontré. Por eso debo seguir mirando. Gracias a los hombres de Centroamérica que me entregan cada día una obsesión y un asombro".


Me llamó la atención la opinión de Ivo Príamo Alvarenga sobre el expresidente José Napoleón Duarte, vertida en su libro “Días de Vino y Roma”: "La idea que tenía de él era la de un político sin formación teórica ('analfabeta político' lo llamaba Ungo, 'político de tres centavos' lo tildó un periodista italiano izquierdoso), un poco ególatra y testarudo; pero de una inmensa calidad humana y de una férrea voluntad democrática. Padre y esposo devoto...de una capacidad estratégica intuitiva, casi genial; pragmático, gran conocedor de la naturaleza humana...'fanático de la democracia' lo he denominado en algunas ocasiones".


Duarte y dos de sus colaboradores más cercanos, Fidel Chávez Mena y Julio Adolfo Rey Prendes, fueron estudiantes maristas, los dos primeros estudiaron en el Liceo Salvadoreño y el último en el Liceo San Luis de Santa Ana. La Democracia Cristiana, un instituto cuya ideología se inspiraba en la doctrina social de la iglesia, contenida en las encíclicas papales y otros instrumentos. Recuerdo que el Ingeniero Duarte tuvo muy buena relación con la Iglesia Católica, cuando fue gobernante, en especial con Monseñor Arturo Rivera y Damas, incluso se reunía con la Conferencia Episcopal. Durante el gobierno democristiano las homilías del Arzobispo de San Salvador se transmitían por TV Educativa.